María Corina Machado ha pedido a Biden que en el último tramo de su mandato haga algo más por los venezolanos sometidos por ese cruel dictador que ha convertido a Venezuela en una narco-dictadura pestilenta. Ha pedido encarecidamente que se cumplan los resultados de las urnas y que se cumpla la voluntad de los ciudadanos de un país que ha de ser libre y regresar a los cauces democráticos. Pero, de momento, Biden sigue ofreciendo palabras y actos que solamente otorgan visibilidad en el escaparate del mundo; mientras Nicolás Maduro se frota las manos porque sus amigos incondicionales - muchísimos de ellos españoles - intentan alargar el tiempo de una dictadura que anhela perpetuarse para siempre. Pero sigue habiendo políticos que apoyan a ese individuo despiadado e intentan protegerlo y animarlo y blanquearlo para que se den cuenta, en el resto del mundo, que las dictaduras pueden alargarse indefinidamente como les ha sucedido a los cubanos.
Pero los dictadores se juegan tanto cuando salen de su angosta madriguera que aguantan carros y carretas. Aguantan todo lo que necesiten aguantar, porque saben que saliendo de su propia pocilga se convierten en apestados que no pueden ir a parte alguna sin seguir siendo cadáveres vivientes de dictadores nauseabundos. Como creo firmemente en la democracia y por lo tanto siento que es repelente todo lo que suponga limitar la auténtica libertad de los ciudadanos. No quiero a ninguno, ni a Franco, ni a Fidel Castro, ni a Ortega, ni a Stalin,ni a Kim Jong Un, ni a Pinochet, ni a Putin, ni a Maduro, ni a Miguel Díaz-Canel…Todos ellos y muchos otros que tal bailan son seres que han gobernado y que siguen gobernando y oprimiendo al pueblo que, en algunos casos, los eligió alguna vez en las urnas.
Maduro se defiende mordiendo, mordiendo sin rubor a los que se atreven a desafiar las mentiras que han convertido a Venezuela en un país corrompido y depravado. Ahora pretende encarcelar y silenciar a Edmundo González, auténtico ganador de las elecciones. Pero en su propio continente ha dado en hueso - eso quiero creer - al haberse encontrado frente a algunos presidentes de América Latina que no aprueban las fechorías del dictador. Colombia, Brasil, La Unión Europea y Estados Unidos condenan el régimen venezolano. Pero, de momento, sigue teniendo cómplices y encubridores dentro y fuera del país. Zapatero no pía desde España, tampoco ha condenado la usurpación vergonzosa en las urnas. Diosdado Cabello, desde dentro, desde el gobierno dictatorial de Venezuela, dice que la incautación del avión del dictador es un auténtico robo.
Jorge Ramírez, Delcy Rodríguez - la de las maletas de Barajas que “compinchada” con el Gobierno de España y asistida por alguno de sus ministros (Ábalos allí estuvo) sacó en docenas de maletas algo muy importante de su país. Sacó oro, documentos, dinero contante y sonante para cubrir las necesidades de las embajadas en Europa y de África y para comprar voluntades de algunos que le apoyan ese régimen - Vladimir Padrino o Cilia Flores, junto a los anteriores, son otros de los pajarracos que van de acuerdo en esa burra “Madurense” que tanto asco me da.