Alcalá de Henares

Alcalá de Henares abre en la Capilla del Oidor una exposición que recorre 500 años de gigantes

Alcalá de Henares Abre al público la exposición ‘Alcalá de Henares, 500 años de Gigantes’ en la Capilla del Oidor
photo_camera Alcalá de Henares Abre al público la exposición ‘Alcalá de Henares, 500 años de Gigantes’ en la Capilla del Oidor

Las Ferias de agosto de Alcalá de Henares arrancan este año con una mirada al pasado. El Ayuntamiento complutense ha inaugurado este sábado en la Capilla del Oidor la exposición “Alcalá de Henares, 500 años de Gigantes”, un recorrido visual y documental comisariado por el cronista oficial de la ciudad, Vicente Sánchez Moltó. La muestra, organizada por la Concejalía de Fiestas y Tradiciones Populares, permanecerá abierta con entrada libre hasta el 31 de agosto.

Un viaje de cinco siglos

La exposición forma parte del programa conmemorativo del V centenario de la comparsa. Alcalá de Henares es una de las ciudades españolas con documentos más antiguos sobre gigantes no religiosos. Las crónicas señalan que en 1525 varias figuras gigantescas participaron en la procesión del Corpus Christi y en la entrada solemne del arzobispo toledano Alonso de Fonseca. Ese hito situó a la ciudad como la tercera de España en incorporar gigantes profanos, sólo precedida por Toledo (1493) y Sevilla (1500).

Durante el siglo XVII el concejo complutense consolidó esta tradición. En 1651 encargó al carpintero Francisco González Bravo la confección de cuatro “gigantones” y una “gigantilla”, y en 1658 añadió otras dos figuras pintadas por Gregorio de Utande. Aquella comparsa representaba a reyes españoles, turcos y africanos y simbolizaba los tres continentes conocidos, un mensaje catequético que acompañaba a la tarasca en el cortejo del Corpus.

Las luces de la Ilustración pusieron freno a estas representaciones. En 1780 el rey Carlos III prohibió la presencia de gigantes en las procesiones religiosas al considerarlos elementos irreverentes. Sin embargo, la tradición no desapareció. A comienzos del siglo XX el Ayuntamiento recuperó la comparsa para las ferias de agosto. En 1902 se creó la Comparsa Cervantina, formada por los gigantes de Don Quijote, Sancho Panza y un gigante conocido popularmente como “el negrazo”. Estas figuras desfilaban al son de dulzainas y tambores y fueron acompañadas pronto por cabezudos como el "Tío Negro", el "Aragonés" o el "Señorito".

Durante el siglo XX la comparsa creció y evolucionó. En 1974 se renovó con nuevos personajes literarios –Dulcinea, el cura y los duques– para rendir homenaje a Miguel de Cervantes, y en 1998 se incorporó una comparsa de Navidad con los Reyes Magos. Según la guía editada por el Ayuntamiento, la ciudad ha creado más de 50 gigantes a lo largo de su historia y actualmente la comparsa cuenta con unos 27 personajes, aunque en cada desfile suelen salir entre diez y doce.

Un símbolo de identidad para las ferias

El cronista Vicente Sánchez Moltó recuerda que, con la fecha de 1525 como referencia, Alcalá de Henares es la tercera ciudad con gigantes no religiosos. Explica que las figuras empezaron a desfilar en contextos religiosos y que tras la prohibición de 1780 renacieron en clave lúdica.  Esa reinvención convirtió a los gigantes y cabezudos en uno de los reclamos más populares de las ferias complutenses; se les ve en los programas festivos desde 1932 y han protagonizado numerosos carteles a lo largo del siglo XX.

La comparsa no sólo recuerda el universo cervantino. A lo largo del siglo XX se sumaron personajes de cuentos y oficios, desde Blancanieves y Geppetto hasta el zapatero o la maestra. En las últimas décadas han aparecido figuras como el Tuno de la Universidad, Maese Nicolás, San Juan Bosco o la Doctora de Alcalá, fruto del impulso de peñas y asociaciones locales. La variedad de materiales también ha cambiado: del cartón piedra y la madera se ha pasado al aluminio, la fibra de vidrio o el poliestireno para aligerar peso y facilitar la conservación.

Los actos de este verano forman parte de un programa más amplio. El pasado 14 de junio la ciudad acogió un encuentro gigantero con comparsas de Torrejón de Ardoz, Pozuelo de Alarcón, San José de Valderas, Galapagar, San Lorenzo de El Escorial y otras localidades de Guadalajara y Burgos. Allí se anunció que, además de la muestra en la Capilla del Oidor, el Ayuntamiento prepara publicaciones, homenajes y restauraciones para festejar el aniversario.

La muestra en la Capilla del Oidor

La exposición inaugurada este sábado reúne algunos de los gigantes más reconocibles de la comparsa, fotografías de época, carteles de ferias y documentos históricos. El visitante puede descubrir curiosidades sobre el origen de cada figura y conocer cómo se construían y portaban. El concejal de Fiestas y Tradiciones Populares, Antonio Saldaña, destacó durante la apertura que los gigantes son una seña de identidad muy arraigada y que el Ayuntamiento se siente orgulloso de poder conservar y mostrar esta tradición centenaria.

La Capilla del Oidor, situada junto a la plaza de Cervantes, acogerá la exposición hasta el 31 de agosto con entrada gratuita. El espacio ofrece horarios de mañana y tarde para que vecinos y visitantes se acerquen a ver estas piezas únicas y familiarizarse con la historia gigantera de la ciudad. Durante la semana de Ferias, la sala ampliará el horario para favorecer las visitas.

Un legado vivo

Más allá del impacto turístico o festivo, los gigantes son un patrimonio inmaterial que conecta a generaciones de alcalaínos. Su origen entronca con las comparsas medievales que recorrían las calles europeas para educar y entretener. Con el tiempo se desligaron del culto para integrarse en las fiestas populares y hoy desfilan en numerosas localidades de España, Portugal y América. En Alcalá de Henares siguen despertando emoción entre los más pequeños, que persiguen a los cabezudos y bailan al paso de las figuras.

La apertura de la exposición “500 años de Gigantes” no solo inaugura las fiestas de agosto; también invita a reflexionar sobre la conservación de las tradiciones populares. El cuidado que peñas, asociaciones y voluntarios dedican a la comparsa garantiza que estos colosos sigan llenando de color las calles complutenses durante otros cinco siglos.