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Óscar Carballo Ares: "En cuestiones técnicas, los políticos deben escuchar a los ingenieros"

El Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas y Graduados en Ingeniería Civil de Madrid (CITOP Madrid) alerta de la falta de profesionales en el sector, reclama mayor inversión en mantenimiento de infraestructuras y reivindica el papel social de la ingeniería civil como motor de transformación urbana.

Óscar Carballo Ares, Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas y Graduados en Ingeniería Civil de Madrid (CITOP Madrid)
photo_camera Óscar Carballo Ares, Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas y Graduados en Ingeniería Civil de Madrid (CITOP Madrid)

Óscar Carballo Ares es, entre otras titulaciones, ingeniero de Obras Públicas y, desde hace más de tres años, Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Madrid (CITOP), que agrupa a los actuales Graduados en Ingeniería Civil. En la capital, el colegio cuenta con unos tres mil colegiados y se ha consolidado como una institución clave tanto en la vida profesional de los ingenieros como en el asesoramiento técnico a las administraciones, al igual que el resto de los colegios profesionales.

En conversación con El Diario de Madrid, Carballo Ares repasa el trabajo del colegio, la situación del sector y los desafíos que afronta una ciudad en plena transformación.

Para contextualizar, ¿cómo es la labor del CITOP en Madrid?

El colegio tiene varias líneas de trabajo. Por un lado, la parte clásica de los visados de proyectos y trabajos que presentan los ingenieros. Pero también ofrecemos convenios con universidades, centros de formación e incluso espacios culturales, como teatros, auditorios, etc. Organizamos jornadas técnicas en formato mixto, en las que son los propios colegiados muchas veces quienes comparten sus conocimientos. Por ejemplo, hemos celebrado sesiones sobre refuerzo de hormigones armados en estructuras, impartidas por profesionales que están trabajando en ello. Eso nos permite dar formación de calidad y, al mismo tiempo, visibilizar el trabajo de empresas del sector.

El colegio, además, mantiene una fuerte relación institucional: somos parte de la Unión de Colegios Profesionales de la Comunidad de Madrid (UICM), del INGITE y de la recién creada Mesa de la Ingeniería. Y, a través de la Fundación de la Ingeniería Civil, impulsamos jornadas, congresos y publicaciones. Ahí destaca el Congreso Internacional de Ingeniería Romana, que ya ha celebrado siete ediciones; la última en Zaragoza. También editamos numerosos libros especializados.

En el plano más humano, participamos en la Cofradía de Santo Domingo de la Calzada, una hermandad que reúne a ingenieros de caminos, civiles y de obras públicas. Es un espacio de tradición y encuentro que refleja también la identidad histórica de la profesión.

¿Cómo definiría el momento actual de la profesión en Madrid?

Tenemos un problema serio: no hay suficientes ingenieros como demanda el mercado. Todas las semanas publico ofertas de trabajo en el colegio y es muy difícil cubrirlas. Muchas empresas me llaman directamente, pero no hay candidatos. Tras la crisis de 2010, gran parte del personal del sector se recicló y lo abandonó. Ahora faltan tanto ingenieros como mano de obra cualificada en construcción. Esto está provocando que haya proyectos que no se pueden ejecutar.

El mercado ahora mismo demanda más ingenieros de los que salen egresados de las universidades.

"En cuestiones técnicas, los políticos deben escuchar a los técnicos"

Usted participa en reuniones con administraciones y políticos. ¿Qué mensaje traslada en esos espacios?

Siempre insistimos en lo mismo: en cuestiones técnicas, los políticos tienen que escuchar a los técnicos. No se pueden tomar decisiones políticas sin un asesoramiento previo. Un ejemplo claro es la DANA: los ingenieros sabemos qué actuaciones hay que acometer y como mantenerlas, aunque requieran presupuestos importantes. Los políticos deben encargarse de aprobar esos recursos, pero las soluciones deben salir de los técnicos. Desde el colegio nos ofrecemos siempre para asesorar y acompañar cualquier decisión.

Alos políticos les cuesta muchas veces acometer infraestructuras que tardarán más de cuatro años en construirse y que no podrán inaugurar; un buen político ha de saber asesorarse por técnicos y saber que muchas de las obras que comiencen serán otros quienes las inauguraran.

¿Qué infraestructuras considera prioritarias en Madrid para los próximos años?

Ahora mismo Madrid es uno de los focos de construcción civil más importantes de España. Están en marcha proyectos como el soterramiento de la carretera de Extremadura y del Paseo de la Castellana en Cuatro Torres, así como la cubrición de la M-30 a la altura de Ventas. Además, el Ayuntamiento está remodelando plazas y calles con un enfoque claro en la accesibilidad: eliminar barreras arquitectónicas y diseñar espacios inclusivos. En ese sentido, creo que se está contando con los ingenieros y eso es positivo.

"En las autovías no debería haber baches"

¿Se invierte lo suficiente en conservación y mantenimiento?

No. Y no hace falta que lo diga yo: basta con haber recorrido España este pasado verano y ver el estado de las autovías. Una autovía no puede tener baches, y ahora mismo hay demasiados. El mantenimiento no puede dejarse de lado, porque si lo retrasas un año, al siguiente ya será más caro. Creo que se recaudan suficientes impuestos como para destinar parte de ellos a mantener en condiciones nuestras infraestructuras.

La movilidad urbana es uno de los grandes retos de Madrid. ¿Qué soluciones cree que deben priorizarse?

Madrid está desarrollando nueve grandes desarrollos urbanísticos extraordinarios. Cabe destacar Madrid Nuevo Norte y Madrid Nuevo Sur.

Madrid Nuevo Norte es una actuación urbanística a veinte años que prolonga la Castellana y cubre la estación de Chamartín. Por primera vez, se está planificando teniendo en cuenta desde el inicio la movilidad, el agua o las comunicaciones. Habrá una combinación de oficinas, zonas verdes y residenciales, con transporte público de calidad: metro, autobuses, cercanías y conexión con el aeropuerto.

Por su lado Madrid Nuevo Sur busca transformar una zona degradada, conectando tres grandes parques y creando una nueva zona sostenible, con espacios verdes, equipamiento y servicios de calidad.

Tradicionalmente, muchos desarrollos urbanísticos en España se han hecho mal: primero se construía y después se pensaba en cómo llevar transporte o agua. Aquí, por fin, se está haciendo al revés, y ese es el camino correcto.

¿Qué opinión le merecen las zonas de bajas emisiones?

Es una obligación europea para ciudades de más de 50.000 habitantes, teóricamente para mejorar la salud publica en base a reducir la emisión de gases, fomentar el transporte público de distintos tipos. Tiene beneficios claros: los centros ganan en sostenibilidad, paseabilidad y calidad del aire. Pero también hay un efecto negativo: los barrios centrales, los cascos antiguos de la ciudad corren el riesgo de convertirse en parques temáticos turísticos, perdiendo población residente, comercio de proximidad y la esencia del Madrid clásico. Aun así, cuando la medida está en marcha, la ciudad lo agradece porque funciona. Y también hay que reconocer que los coches actuales contaminan mucho menos que antes; en ese sentido hemos avanzado mucho.

Madrid cuenta con tres zonas de bajas emisiones.

"No hay suficientes ingenieros para cubrir la demanda"

¿Está preparada Madrid para episodios de lluvias torrenciales como las DANAs?

Las zonas con mayor riesgo de inundación son las cercanas al cauce del río Manzanares y las zonas bajas. Madrid cuenta con un sistema inteligente para la gestión del drenaje urbano y cuenta con una red de tanques de tormentas soterrados, de las que logra atenuar y mitigar riesgos de crecidas de sus cuencas; desarrollando una red de agua reutilizada para riego y sistemas de bombeo en la M-30 muy eficaces. Evidentemente, cuando la lluvia supera ciertos niveles en muy poco tiempo, es imposible dimensionar infraestructuras que lo absorban todo. Pero sí se pueden hacer actuaciones para minimizar los efectos.

Además, se trabaja ya en estrategias de drenaje urbano sostenible: materiales que absorben agua, guías de diseño de pluviales, adaptación de sumideros o plantas de tratamiento. Lo importante es que está sobre la mesa y que hay ingenieros trabajando en ello. El reto, como siempre, es que haya presupuesto para su construcción y gestión.

¿Qué balance hace de la situación en Madrid?

Creo que, en seguridad vial, accesibilidad y sostenibilidad se están haciendo las cosas bien. Madrid es una ciudad de referencia: vienen delegaciones de otras zonas y hasta de países nórdicos a conocer lo que estamos haciendo. El tráfico seguirá siendo un problema, como en todas las grandes ciudades, pero contamos con una de las mejores redes de metro del mundo y con sistemas de transporte compartido que cada vez usan más ciudadanos. Eso permite reducir el uso del coche particular.

Los nuevos desarrollos urbanísticos llevarán emparejados nuevos equipamiento, zonas verdes y sostenibles, pensando en la accesibilidad universal, la salud públicas y bienestar de los ciudadanos.

"Madrid es hoy una ciudad envidiable en materia de ingeniería"

Para terminar, ¿qué aporta la ingeniería civil a la sociedad madrileña?

La ingeniería civil se encarga del diseño, construcción, operación y mantenimiento de las infraestructuras. Nuestra misión es dimensionar correctamente las obras, que funcionen, duren y sean sostenibles, sin sobredimensionarlas ni quedarnos cortos. Además, establecemos programas de mantenimiento que deberían cumplirse siempre.

Al final, la ingeniería civil está detrás de todo: las carreteras por las que circulamos, el agua que bebemos, los puentes que cruzamos, el metro que usamos cada día. Quizá no siempre se perciba, pero sin ella la vida en las ciudades sería imposible. Esa es la aportación real de nuestra profesión.