Emprendimiento

Carlos Mateo: “Hemos normalizado un atraco a mano armada a los emprendedores desde el día uno”

El presidente de la Asociación Española de Startups reclama un cambio profundo en la regulación y en la cultura económica para que España pueda competir en innovación a escala global

Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de StartUps
photo_camera Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de StartUps

España vive un momento decisivo en su capacidad para atraer innovación, talento y nuevas empresas. En plena transformación tecnológica, con la inteligencia artificial abriendo una nueva etapa industrial y con países competidores moviéndose rápido, el ecosistema emprendedor español sigue lastrado por burocracia, costes iniciales, sobrerregulación europea y una cultura que premia la seguridad frente a la iniciativa.

En ese escenario se mueve Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de Startups, una entidad sin ánimo de lucro que reúne ya a más de 2.000 startups de todos los sectores y territorios. Desde hace una década, su organización trabaja para mejorar el marco regulatorio, defender la reducción de barreras y situar la innovación como eje estratégico de país.

Mateo habla con claridad: “Si no cambiamos los incentivos, si no pasamos de las palabras a los hechos, España seguirá perdiendo talento y oportunidades”. En esta entrevista, repasa el estado de la innovación, el papel de la universidad, el impacto de la regulación europea, la presión fiscal y administrativa que sufren los emprendedores y el cambio cultural que necesita el país para poder competir en un mercado global.

“Llevamos diez años trabajando para que innovar en España sea más fácil y estamos avanzando”

La Asociación Española de Startups nace con una meta ambiciosa: convertir a España en el mejor país para innovar. ¿Cómo avanza ese propósito?

Es una aspiración ambiciosa, sí, pero llevamos diez años avanzando. Nuestro trabajo está muy centrado en los asuntos públicos: mejorar la regulación, la fiscalidad y todo aquello que haga más fácil entender e innovar. Queremos que la innovación esté en el centro de las políticas públicas y económicas.

Hoy somos algo más de dos mil startups, repartidas por todo el país, de sectores y tamaños muy distintos. Algunas ya se han convertido en referentes, como Glovo o Cabify, que demuestran el recorrido que puede tener una startup cuando se le permite crecer. Otras están empezando y necesitan sobre todo quitar barreras, porque el camino del emprendimiento es suficientemente difícil por sí mismo.

Uno de nuestros principales hitos fue la Ley de Startups, aprobada hace tres años. No es tan ambiciosa como nos habría gustado, pero sirve de base para seguir impulsando nuevas medidas.

Investigación sí, transferencia no: “La universidad española produce mucho, pero se queda en el cajón”

¿Dónde está hoy la innovación en España? ¿Funciona la relación entre universidades y empresas?

La innovación es la única forma real de resolver los grandes retos sociales. Más allá del empleo que generan las startups, lo esencial es su capacidad para llevar esa innovación a las personas.

En España hay un punto fuerte: la fase de investigación previa. Las universidades producen muchos papers, mucha investigación, muchas patentes. Pero tenemos un problema serio en la transferencia de conocimiento. Falta que esa investigación salga del cajón y llegue al mercado.

Para conseguirlo, necesitamos una conexión mucho más estrecha entre universidades —sobre todo las especializadas en ingeniería, matemáticas o ciencias— y los emprendedores. Ellos son los que pueden llevar esas investigaciones al mercado mediante sus proyectos.

Allí donde la transferencia ha sido activa, las sociedades han avanzado más. Eso es innegable.

¿Cómo se puede promover esa conexión entre los distintos actores del ecosistema innovador?

Lo fundamental es coordinar esfuerzos. Universidades, inversores, startups, administraciones públicas… todos tienen que remar en la misma dirección. Desde la Asociación impulsamos proyectos de transformación inteligente de los sectores que unen a responsables de la administración, grandes empresas y startups para avanzar de forma conjunta.

Y cuando hablamos de transformación, ya no basta con la palabra “digital”. Llevamos treinta años hablando de eso. Ahora debe ser también sostenible, inclusiva y basada en el potencial de la inteligencia artificial. La IA no es una tecnología más; es una nueva revolución. Y tenemos que aprender a surfear esa ola si no queremos que nos pase por encima.

“La sobrerregulación europea debilita a nuestras startups frente a Estados Unidos y China”

En un mundo globalizado, Europa mantiene regulaciones muy estrictas. ¿Es un freno para nuestras startups?

Sí, completamente. Antes la competencia era local; ahora es global. Y del mismo modo que las empresas compiten entre sí, los países también compiten entre sí para atraer talento, inversión y proyectos innovadores.

Europa todavía no se ha dado cuenta del todo de esto. Regular en exceso hace que nuestras startups no puedan competir en igualdad de condiciones con las de Estados Unidos o China. ¿El resultado? Que las que crecen son las de allí y dominan el mercado.

En los últimos veinte años Europa no ha generado una industria tecnológica competitiva a nivel global. Cada regulación nueva añade costes, y esos costes afectan sobre todo a las startups más pequeñas, que no tienen estructura legal ni recursos para asumirlos.

La buena noticia es que en el último año y medio Europa ha empezado a entender que la sobrerregulación no es la solución, y parece que se está avanzando hacia normativas más flexibles.

¿Qué ocurre exactamente cuando un emprendedor decide montar una empresa en España?

Que se enfrenta a costes inasumibles desde el primer día. La cuota de autónomos es el ejemplo más claro. Después, la obligación de aplicar IVA desde el primer euro, cuando somos el único país de la UE que no ha aplicado la directiva que exime los primeros 85.000 euros.

A eso se suma la necesidad de contar con una gestoría porque la burocracia es enorme, y la obligación de presentar declaraciones trimestrales desde el minuto uno. Es un atraco a mano armada que hemos normalizado.

Y lo más grave no es solo la falta de competitividad: es que esto convierte el emprendimiento en algo elitista. Cuando las barreras son tan altas, solo puede emprender quien tiene ahorros, soporte familiar o respaldo económico. Si no existieran esos costes iniciales, cualquier persona con una buena idea podría intentarlo.

Y cuantas más personas emprendan, más probabilidades tenemos de que surjan en España los Google, Amazon o Spotify del mañana.

“España asfixia a quien quiere emprender: cuota desde el día uno, burocracia constante y costes inasumibles”

¿Es también un problema cultural?

Sí, pero la cultura se forma a partir de los incentivos. Si tú subes los impuestos al tabaco, desincentivas el tabaco. Si pones cuotas altas y cargas burocráticas al emprendimiento, estás desincentivando el emprendimiento. Es así de simple.

No puedes decir que estás fomentando la innovación y al mismo tiempo subir las cuotas de autónomos. Es incoherente.

Además, la presión de Hacienda y la Seguridad Social es enorme. Muchos emprendedores viven en una situación de indefensión: notificaciones a cualquier hora, sanciones difíciles de recurrir… Eso asusta a quienes quieren venir de fuera y también expulsa a emprendedores españoles con experiencia, que se van a países donde se les valora más.

Pese a todas estas dificultades, muchos emprendedores siguen viendo su trabajo como una vocación.

Sí. La mayor parte de quienes han emprendido, si pudieran elegir, preferirían seguir emprendiendo antes que volver a trabajar por cuenta ajena. Si les dejan (ríe). Es un camino con barreras, pero también muy satisfactorio.

Y es importante romper estereotipos. Emprender no es solo para jóvenes urbanitas con un perfil concreto. En España tenemos proyectos increíbles en el campo, en el turismo rural, en sostenibilidad. También hay emprendedoras con proyectos espectaculares, aunque solo representan el 20 %.

Por eso trabajamos para cerrar todas las brechas del sistema: la territorial, la de género… Un ejemplo es los Women’s Startup Awards, donde visibilizamos referentes para inspirar a las futuras generaciones.

“Emprender no es solo para unos pocos: hay que cerrar la brecha territorial y la brecha de género”

Para terminar, ¿qué mensaje te gustaría transmitir a los emprendedores que nos leen?

Que estamos aquí para defender sus intereses, sea cual sea su sector o el tamaño de su proyecto. Vamos a seguir peleando para que se tenga en cuenta la voz del emprendedor.

Y les animamos a unirse a la asociación y participar en las iniciativas sectoriales. Funcionan muy bien. Por ejemplo, en salud reunimos a responsables de hospitales, farmacéuticas, consejeros autonómicos, inversores y startups para conectarles y avanzar en la transformación del sector. Esa es la línea en la que seguiremos trabajando.