La historia de Secways es la de un emprendimiento que, paradójicamente, nace de un exit. Su fundador, Pere Hospital, llevaba más de una década desarrollando Cloudways, una compañía de servicios cloud que creció sin financiación externa durante once años, hasta que en 2022 fue adquirida por la estadounidense DigitalOcean, de la cual Cloudways era uno de los principales clientes y empresa cotizada en el Nasdaq.
De aquella operación no solo surgió capital, nació una filosofía. “Pere fue un emprendedor que se enfocó en construir un proyecto sólido apoyado en una correcta definición de objetivos, orientados por una clara visión estratégica a largo plazo”. Esa cultura de foco y trabajo sostenido es la esencia de Secways”, explica Ana López Soler, directora del área de venture capital.
El family office, con sede en Girona, gestiona hoy parte del beneficio registrado por el exit de Cloudways cuyo valor ascendió a $ 350 millones y se estructura en tres áreas: venture capital, search funds y activos líquidos (real estate, divisas, commodities o mercado de valores). El área de inversión en startups y fondos es donde Ana ha puesto su energía y vocación. “Es el ámbito que más ilusión me produce, porque combina lo financiero con lo humano: acompañar a equipos que están desarrollando proyectos que pueden llegar a tener un gran impacto en nuestra sociedad”.
De la inversión corporativa a la cercanía emprendedora
Antes de incorporarse a Secways en 2023, López Soler desarrolló una sólida carrera en el ámbito corporativo, gestionando relaciones con inversores institucionales en una empresa cotizada. El cambio de rumbo fue, como ella dice, “observar cómo otros corporates empezaron a dedicar recursos a la inversión en el mundo del venture capital (Corporate Venture Capital) lo que despertó mi curiosidad para conocer en profundidad el sector”.
“En el mundo corporate aprendí el rigor financiero y la visión estratégica, pero sentía la necesidad de estar más cerca de los proyectos que nacen desde cero. En venture capital hay análisis, pero también hay intuición, empatía y acompañamiento. Me apasiona ver cómo la motivación y el esfuerzo de un emprendedor puede convertir una idea en un proyecto escalable”, confiesa.
Su área gestiona un tercio de la cartera de Secways. Actualmente cuentan con 36 startups activas, de las cuales 9 proceden de la etapa previa del fundador como business angel y 27 son nuevas inversiones realizadas en los últimos 3 años.
Una tesis de inversión clara: tecnología, B2B SaaS y valor diferencial
“Nos definimos como smart money: no buscamos solo participar, sino aportar”, resume Ana. La estrategia de Secways se centra en proyectos B2B SaaS —software como servicio para empresas debido a la experiencia previa de su fundador en este mismo sector —, en fases pre-seed y seed. Su papel suele ser de follower, con tickets medios de 150.000 euros, aunque pueden alcanzar los 300.000 en casos más avanzados y acompañar hasta 1 o 1,5 millones en rondas posteriores.
Esa flexibilidad es posible porque, a diferencia de un fondo tradicional, Secways no depende de captar nuevos inversores. “Al ser un single family office, contamos con los recursos propios y no necesitamos hacer fundraising. El capital está disponible para cuando veamos la oportunidad de invertir, lo que nos da libertad para decidir siguiendo nuestro propio criterio de inversión y apoyar a las startups que creemos tienen un mayor potencial. Esta forma de invertir nos permite adaptar nuestro proceso de evaluación según las necesidades del proyecto y podemos ir conociendo la capacidad de gestión de los equipos progresivamente”
Aprender invirtiendo: de liderar a acompañar
Ana reconoce que el propio equipo ha evolucionado con cada inversión. “En nuestros inicios hicimos tres operaciones como lead investor, liderando la ronda junto a business angels u otros family offices. Pero con el tiempo entendimos que nos sentimos más cómodos siendo followers, colaborando con fondos que lideran y que comparten nuestros valores”.
Esa evolución, dice, es una muestra de madurez: “Cada inversor tiene que saber dónde aporta más valor. Nosotros tenemos experiencia técnica y financiera, pero dejamos que el emprendedor ejecute su visión por sí mismo”.
En ese proceso también han descubierto su mayor fortaleza: la due diligence tecnológica. “No todos los fondos en España la hacen, y ahí encontramos nuestro diferencial. Analizamos la tecnología desde dentro: queremos conocer al CTO, su mentalidad, el roadmap, cómo de preparado tienen el producto para la fase de escalabilidad. Nos interesa que la tecnología sea propia, porque eso construye una ventaja competitiva real”.
Casos que marcan diferencia
Entre los proyectos que integran la cartera, Ana comparte ejemplos que resumen bien su enfoque.
Hamelin, una startup de equipo sevillano dedicada a la compraventa de libros de segunda mano, desarrolló un algoritmo capaz de calcular en tiempo real la demanda de cada título. “Han pasado de la humildad de sus comienzos a facturar tres millones de euros, expandiéndose ya en diferentes países con grandes expectativas de crecimiento como EEUU y México. Son un ejemplo de crecimiento ordenado y economía circular sostenible”, señala.
8Layers, una compañía española de ciberseguridad, fundada por exmiembros de Devo (empresa que alcanzó una valoración de dos mil millones de dólares), representa otro tipo de apuesta. “Entramos antes de lo habitual por la solidez del equipo y la experiencia acumulada. Apostar por talento técnico con visión global es lo que más nos motiva”.
En el ámbito más cercano al deep tech, destaca Indya, una empresa valenciana que une deporte, nutrición y software inteligente. “Partieron de la economía real —nutricionistas atendiendo a deportistas— y evolucionaron hacia un SaaS que se conecta con wearables para ajustar la dieta y el entrenamiento según la energía diaria del usuario. Su valor está en la base de datos que llevan años construyendo: eso no se replica con IA generativa.” La firma cuenta con socios como Wayra, SportBoost (Iker Casillas), el fondo de Pau Gasol y Draper.
Y en otro registro, Domma, fundada por dos emprendedoras barcelonesas, desarrolla suplementos naturales para aliviar los síntomas de la menopausia. “Nos encantan por su creatividad: han probado formatos originales en sus acciones de marketing, incluso monólogos de comedia o campañas radiofónicas, para conectar con su público. Representan el espíritu de las nuevas emprendedoras: valientes, eficientes y genuinas”.
Un equipo pequeño con mentalidad global
El equipo de Secways es reducido, pero diverso. “Somos perfiles muy distintos y eso nos hace complementarios. Pere aporta la visión del fundador que ha vivido todo el viaje emprendedor-inversor; Jaume, nuestro CFO, tiene un perfil técnico y financiero impecable tras su paso por KPMG; Andrew, venture advisor estadounidense, aporta la visión más comercial y de mercado; Rubén combina experiencia como desarrollador y analista. Y yo vengo del mundo corporativo-financiero, así que cierro el círculo financiero-estratégico”, explica Ana.
Esa estructura les permite actuar con agilidad y mantener una visión internacional. “Más de un tercio de nuestras startups son de fuera de España. Tenemos equipos en Italia, Alemania, Suiza, Reino Unido, Francia, US. Además, somos LP en quince fondos de los entre ellos varios internacionales, como Galdana Ventures, LifeX, Backed VC, Senovo, o 500Latam, lo que nos da acceso a ecosistemas globales y a conocimiento especializado en mercados o tecnologías fuera de nuestra área de experiencia”.
Esa red de contactos también les permite ayudar más allá de su inversión directa. “Si una de nuestras startups está lista para una Serie A o B, podemos conectarla con fondos internacionales que conocemos personalmente. Esa red es parte del valor que ofrecemos”.
La importancia del ecosistema: conectar, compartir, aprender
Ana cree firmemente en el poder de los encuentros personales y en la creación de comunidad. Participa activamente en Startup Olé, tanto en España como en Miami, y valora el papel del evento por su vínculo con la universidad. “Me encanta su propósito: acercar el emprendimiento a los jóvenes. Es fundamental que los estudiantes descubran que crear una empresa también es una opción profesional. Además, el formato más cercano de Startup Olé permite relaciones auténticas. En conferencias más grandes como Web Summit o 4YFN, a veces puede ser más difícil conectar con todo tipo de participantes”.
También colabora con el proyecto Cibershube, y valora el trabajo de su fundador, Emilio Corchado: “Emilio es un ejemplo de propósito claro. Es inspirador ver cómo impulsa oportunidades reales desde la universidad. Por eso me gusta apoyarle".
Inteligencia artificial: aliada y desafío
La conversación sobre IA aparece inevitablemente. Ana lo aborda sin eufemismos: “La inteligencia artificial acelera procesos, pero también puede erosionar la diferenciación. Si una tecnología puede replicarse fácilmente con IA, pierde valor”.
Por eso Secways busca proyectos más sólidos: “Nos interesan compañías de tecnología propietaria y defensibilidad demostrada, con datos únicos, con tecnología desarrollada internamente. Lo que no se puede copiar es el conocimiento acumulado ni la cultura del equipo”.
Para ella, el futuro pasa por una convivencia madura con la IA: “La IA es una herramienta que puede potenciar las bondades de un proyecto, pero depende de los equipos el definir su propuesta de valor y su forma de ejecutarlo para que el mismo cuente con una verdadera ventaja competitiva”.
Una inversión con propósito
López Soler confiesa que una de las frases que más se repite dentro del equipo es “dar amor a la cartera”.
“Lo decimos en tono de humor, pero refleja nuestra filosofía. Acompañar no es mantenerse a la espera de recibir métricas cada trimestre; es estar, escuchar, compartir contactos, ofrecer consejo o simplemente preguntar qué necesitan de nuestra parte. Es un trabajo de confianza”.
Con esa mentalidad, Secways encara su horizonte de inversión hasta 2026, con el objetivo de seguir ampliando su red y consolidar su papel como socio estratégico de los emprendedores europeos.
“Queremos invertir en lo que entendemos, ayudar donde podamos marcar diferencia y mantener los pies en la tierra. La independencia financiera nos da algo muy valioso: la libertad de invertir con convicción y de hacerlo por vocación, no por obligación”.
Ana sonríe. “Quizá esa sea nuestra verdadera ventaja competitiva: el escuchar un proyecto como un emprendedor más y conectar con los equipos desde sus verdaderas necesidades e ilusiones”.