Ana Gómez es la actual presidenta nacional del Club de los Viernes, puesto que ocupa desde hace un año. Con una trayectoria comprometida en el movimiento desde sus inicios en León, ha sido testigo de la expansión del liberalismo cívico en España e Iberoamérica. En esta entrevista para El Diario de Madrid, repasa el crecimiento del proyecto, sus objetivos actuales y futuros, y lanza un mensaje claro a la sociedad: "Es nuestra obligación moral defender las libertades que están en riesgo".
¿Cómo nace tu vínculo con el Club de los Viernes?
Desde niña me interesó la política, especialmente cuando empecé a detectar un recorte progresivo de libertades. A través de Internet descubrí el Club de los Viernes hace unos ocho o nueve años, y me sorprendió encontrar un espacio que hablaba mi mismo idioma: defensa de la libertad individual, propiedad privada y menor intervención estatal. Empecé a colaborar y poco después, junto con otras personas en León, impulsamos la creación de una sede local. De forma espontánea, por liderazgo natural, fui asumiendo la coordinación hasta acabar como presidenta nacional. Hoy estamos presentes en toda España y en diez países más.
¿Cuál es la misión del Club y cómo ha evolucionado desde su creación en 2014?
El Club de los Viernes nació como un foro apartidista pero profundamente político, centrado en ideas y no en siglas. Nuestra misión siempre ha sido concienciar a la sociedad de que el Estado no es un ente superior: lo financiamos entre todos, y por tanto debe estar a nuestro servicio, no al revés. Empezamos en Asturias y ya estamos presentes en más de diez países, incluyendo una reciente expansión hacia la comunidad hispana en Estados Unidos. La evolución más notable es que cada vez más personas se suman a defender públicamente principios liberales.
Hablas de libertad individual, propiedad privada y libre mercado como pilares. ¿Por qué son tan importantes hoy?
Porque cada vez más el Estado invade nuestra vida. Decide cómo debemos educar a nuestros hijos, qué médico debemos visitar, en qué gastar nuestro dinero. Esto genera una pérdida brutal de poder adquisitivo y libertad real. El libre mercado es el sistema más eficaz para equilibrar la economía y garantizar el progreso. Si un negocio funciona, el mercado lo sostendrá. Si no, no puede ser rescatado con dinero público. Las subvenciones perpetúan la ineficiencia a costa de los contribuyentes.
¿Qué tipo de actividades impulsáis desde el Club?
Cada sede provincial actúa de forma autónoma, como corresponde a una estructura liberal. Se organizan charlas, debates, comidas con personalidades influyentes o entrevistas con candidatos electorales a quienes proponemos ideas concretas. Participamos en manifestaciones y estamos presentes en foros donde se defienda la libertad. Recientemente vamos a entregar un premio al presidente argentino Javier Milei por su apuesta valiente por la libertad económica y la aplicación de teorías de la Escuela Austríaca.
¿Habéis logrado influir en políticas públicas?
Sí, aunque nuestro objetivo principal es social, hay miembros del Club que han dado el salto a la política y han promovido nuestras ideas dentro de partidos, parlamentos y gobiernos. También hemos promovido manifestaciones muy relevantes, como la primera que se hizo en León contra el separatismo catalán y que fue recogida en prensa nacional. Pero sobre todo hemos contribuido a poner en el debate público temas como el recorte de impuestos, el papel del Estado o el liberalismo económico, que antes apenas se escuchaban.
¿Cuáles son los mayores desafíos para el liberalismo hoy?
El principal es el crecimiento descontrolado del Estado. Cada vez hay más impuestos, más normativas, más control. Y eso tiene un coste humano, social y económico. Queremos una reducción drástica del poder estatal, más autonomía para el ciudadano, más respeto a la propiedad privada. No puede ser que tras comprarte una casa con tu ahorro tengas que pagar impuestos de por vida por simplemente poseerla. Eso no es propiedad, es alquiler encubierto al Estado.
¿Qué objetivos os marcáis para los próximos años?
Queremos expandirnos por todos los países de habla hispana, incluida la comunidad latina de Estados Unidos. La cultura compartida y los desafíos comunes hacen que este proyecto tenga mucho sentido a nivel internacional. Además, buscamos influir más en la opinión pública, promover la formación liberal y colaborar con más organizaciones afines. Cada persona interesada puede unirse, proponer actividades y organizar eventos: el Club es horizontal, cada socio aporta según su iniciativa.
Desde un punto de vista más personal, ¿qué te ha marcado más en este recorrido?
Ver cómo jóvenes apasionados han puesto su tiempo y su dinero para crear algo tan poderoso desde cero. Me emocionó especialmente la victoria de un presidente que, como Javier Milei, defiende nuestras ideas desde el poder. Me encantaría ver eso en España: un candidato que no busque enriquecerse, sino devolver el poder al ciudadano, recortar impuestos, reducir el tamaño del Estado y fomentar la iniciativa privada.
¿Qué mensaje lanzas a quienes aún no conocen el Club de los Viernes?
La defensa de la libertad individual es una obligación moral. No podemos seguir cediendo espacios al control político. Tenemos el deber de dejar a nuestros hijos una sociedad donde puedan decidir por sí mismos, no un mundo automatizado, dirigido por unos pocos. Invitamos a todos los que compartan estos valores a sumarse, colaborar y participar. El Club de los Viernes es un espacio abierto a quien quiera defender la libertad.