La Comunidad de Madrid consolida su posición como la autonomía con menor deuda pública entre las regiones sin régimen fiscal especial, al reducir este indicador al 12,6% de su Producto Interior Bruto (PIB) durante el primer trimestre de 2025. Así lo revelan los últimos datos publicados por el Banco de España, que sitúan a la región madrileña muy por debajo de la media nacional, que se eleva al 21%.
Este descenso de tres décimas respecto al mismo periodo de 2024 confirma una tendencia sostenida de contención del gasto público y responsabilidad fiscal. De hecho, desde 2021 la deuda de Madrid se ha reducido en 3,6 puntos porcentuales, consolidando cuatro ejercicios consecutivos de mejora.
En términos absolutos, la diferencia con otras comunidades autónomas es especialmente significativa. Frente al 29,6% de deuda sobre PIB registrado por Cataluña, Madrid mantiene una diferencia de más del doble. En cifras, la brecha asciende a 50.048 millones de euros a favor de la región capitalina. Castilla-La Mancha, con un endeudamiento del 28%, también queda muy por encima del dato madrileño.
Desde el Gobierno autonómico subrayan que estos resultados avalan la eficacia de las políticas económicas desarrolladas en la Comunidad, centradas en el control del gasto, la atracción de inversión y el impulso del empleo. “Madrid demuestra una vez más que es posible crecer sin disparar la deuda, con estabilidad fiscal y cuentas equilibradas”, afirman desde la Consejería de Economía y Hacienda.
Madrid, ejemplo de rigor fiscal y estabilidad económica
La posición de liderazgo de Madrid en este indicador se ha convertido en un argumento recurrente en el debate sobre financiación autonómica. Sin pertenecer a un régimen foral como el del País Vasco o Navarra, la Comunidad logra mantener su deuda bajo control mientras sigue siendo la locomotora económica del país, generando más del 19% del PIB nacional.
Economistas y analistas coinciden en que el diferencial de deuda respecto a otras regiones permite a Madrid contar con mayor margen de maniobra ante futuras crisis o necesidades de inversión. Además, refuerza su atractivo para la inversión extranjera, al ofrecer un entorno de estabilidad macroeconómica y confianza institucional.