El nombre Vital no es nada frecuente. Pero se concentra en una saga de médicos encabezada por el más famoso, no por una actividad profesional, sino por su labor como escritor, poeta, autor teatral y humorista, que fue el primer Presidente de la Sociedad de Autores, aunque la idea de su creación fue de mi abuelo, Sinesio Delgado, y se pudo realizar gracias a la contribución fundamental del gran compositor Ruperto Chapí.
Vital Aza nació en Pola de Lena en 1851. Se licenció en Medicina en Madrid, pero, al igual que mi abuelo no llegó a ejercer, al dedicarse a una larga y brillante actividad literaria. Fue un asiduo colaborador del semanario “Madrid Cómico”, que refundó, fue director y propietario mi abuelo Sinesio, en su época más brillante, durante los años 1883 a 1898.
En la redacción del “Madrid Cómico” se reunían los más destacados humoristas de la época, y escritores que han pasado a la historia de nuestra literatura, como Leopoldo Alas “Clarín”. Me voy a permitir recordar lo relatado por un aspirante a poeta colombiano que pasó por Madrid para tratar de conocer a los famosos de aquellos años. Se dirigió al “Madrid Cómico” y le expresó sus deseos a mi abuelo, quien le permitió asistir a una de las reuniones de la redacción, siempre que se limitara a ver, oir y callar. Así lo hizo, y contempló una discusión de los humoristas sobre quién tenía mayor facilidad para versificar. Acordaron improvisar una quintilla, y el más rápido sería invitado por los demás a tomar café durante una semana.
Cuando los asistentes afilaban sus plumas frente a sus cuartillas se oyó el vozarrón de Vital Aza:
Por mor de la negra honrilla
Me propongo demostrar
Que escribir una quintilla
Es la cosa más sencilla
Que uno puede imaginar.
Y, ante el asombro del joven colombiano, añadió: “ ¡Venga ese café!”
La producción literaria y teatral de Vital Aza, sólo o en colaboración con otro destacado autor asturiano, Miguel Ramos Carrión, es muy brillante. Recordemos “El rey que rabió”, junto a Ramos Carrión, donde el conjunto de doctores, tras largas y divertidas consideraciones, llegan a la conclusión de que “El perro está rabioso.. o no lo está”.
Vital Aza, delicado de salud, falleció en Madrid el 15 de septiembre de 1912. Tuvo cuatro hijos. El menor, Vital Aza Díaz, fue un famoso ginecólogo, con el que tuve el honor de gozar con su amistad hasta su muerte. Alto de estatura, con un vozarrón heredado de su padre, le entrevisté para la Revista Médica Asturiana “Yatros”. Unos años antes, en 1951, visitó en nuestro hotelito de don Ramón de a Cruz a mi abuela Julia, la viuda de Sinesio Delgado, que se salvó casi milagrosamente de una obstrucción intestinal, lo que se conocía como “cólico miserere”.
Le recuerdo siempre impecable en su vestimenta, con su corbata de pajarita. Tenía una de las mejores consultas privadas de la capital, y ayudó a llegar a este mundo a numerosos hijos de famosos del mundo artístico y literario. Tenía su clínica “Santa Alicia”, en la calle de don Ramón de la Cruz. A mi me trató siempre con cariño. Cuando publiqué uno de mis primeros artículos en ABC, me hizo llegar un sobre con un billete de mil pesetas, y escribió que le había gustado mucho el artículo, y con su condición de padre-abuelo me envió esas pesetas para que las gastase como quisiera. La última vez que hablé con él ya estaba enfermo, pero seguía paseando varias horas por el barrio. Le comenté que iba a casarme, y me dijo que no dejara de invitarle, y que me haría un buen regalo. Pero falleció dos meses antes de mi boda. Y ya me había hecho el mejor regalo. Su amistad.