En el año 1927 empezó a reunirse en el pueblo de Vallecas - provincia de Madrid - un grupo de jóvenes artistas y también de escritores que, con ganas de innovar, se habían interesado por la naturaleza y, dentro de ella, por el paisaje castellano, bajo los auspicios del pintor Benjamín Palencia y del escultor Alberto Sánchez. El grupo fue conocido, después de haber trascurrido más de 25 años, como “Escuela de Vallecas. Empezó a ser denominada de este modo cuando en el año 1961 Alberto Sánchez escribió un texto titulado “Sobre la Escuela de Vallecas” en el que dio contenido a los pormenores de ese grupo de artistas y escritores que se había creado para protagonizar los nuevos contenidos que el arte y la literatura ya venían ofreciendo en algunos países europeos.
Rafael Alberti, Miguel Hernández, Federico García Lorga, Moreno Villa, José Bergamín, Luis Felipe Vivanco, José Herrera Petere o Pablo Neruda fueron algunos de los literatos que se vincularon al albor de ese signo reverente.
El pintor manchego Benjamín Palencia y el escultor Alberto Sánchez fueron capaces de convocar a todos aquellos jóvenes interesados por los nuevos flujos culturales que latían en Europa y, de ese modo, aquellos jóvenes artistas - en este caso españoles - se aproximaron a esos ecos renovadores, con la intención de participar mejor y con más plenitud e intensidad en las plataformas artísticas y literarias que ya estaban ofreciendo el surrealismo, el cubismo y los demás movimientos que no se ceñían a lo que hasta entonces era conocido; y que pretendían explorar el subconsciente e incluso lo irracional o lo procedente de lo que el“Art brut” había puesto en escena a través de las sorprendentes expresiones artísticas estudiadas por Dubufet. De las expresiones que se habían situado al margen de la cultura oficial. La combinación de nuevos elementos y la ruptura con los cánones hasta entonces establecidos dieron contenido a otras nuevas formas artísticas y literarias.
Quizás fue así como nació la esencia de un grupo que entre lo ideológico y lo que las estéticas nuevas ofrecían se iba abriendo cauce en una sociedad atiborrada de antiguos episodios y de antiguas tradiciones.
En aquel grupo que hoy sigue denominándose “Escuela de Vallecas” participaron jóvenes literatos y artistas – pintores, escultores, fotógrafos e incluso periodistas - que cimentaron ese nuevo escenario que hoy día nos sigue ofreciendo los ejes renovados que aun bullen en el mundo de la ruptura con lo antiguo y de las nuevas estéticas.
Los poetas que participaron en aquella primera “Escuela de Vallecas” se sintieron especialmente atraídos, porque el conocimiento de las vanguardias nacidas en Europa les ayudó a dejar a un lado los regionalismos que limitaban y encorsetaban sus creaciones. La obra de Miguel Hernández, por ejemplo, tuvo influencia directa a través de la obra de Neruda y de otros poetas; y cuando mantuvo con la pintora Maruja Mallo una intensa relación sentimental fue capaz de entremezclar experiencias creativas y emocionantes que le habían ayudado a desdeñar los tiempos de Orihuela y las posturas tradicionales que hasta entonces había mantenido. Alberti recordó a Alberto Sánchez en “La Arboleda Perdida”, y algunos de los demás poetas también escribieron obras dedicadas a lo que acababan de conocer. Varios de los pintores y escultores participaron directamente en La Barraca de Lorca... Y así empezó a agitarse y transformarse la obra de todos esos escritores, como una explosión de auténtica libertad.
Benjamín Palencia intentó dar continuidad a esa primera escuela, y convocó - entre los años 1939 y 1942 - la “Segunda Escuela de Vallecas” o “El Convivio”, donde participaron artistas como Álvaro Delgado, Carlos Pascual de Lara, Francisco San José o Gregorio del Olmo entre otros.