Ambos nacieron en Madrid y murieron en Madrid, y durante el grueso de su vidas vivieron y participaron en la villa de Madrid. Eulalia nació en 1904 y murió en 1997. Dámaso, su esposo, nació en 1898 y falleció en 1990. Los dos fueron significados autores de la Generación del 27.
Dámaso llegó a ser presidente de la Real Academia de la Lengua Española y miembro de la Real Academia de la Historia. También obtuvo, entre otros, el Premio Cervantes y el Premio Nacional de Poesía. Eulalia fue una gran novelista. Finalista del Premio Nadal en 1946 con la novela titulada “Cinco sombras”. Fue además una de las más celebradas investigadoras en los Archivos Estatales. También era licenciada en Ciencias Químicas.
Se conocieron en 1928 cuando participaban en los cursos que el Centro de Estudios Históricos organizaba en la Residencia de Estudiantes y en los que Dámaso era uno de los profesores. Pronto empezaron a colaborar, investigando y escribiendo en conjunto algunas obras literarias. Llegaron a ser incluso editores de obras de otros autores, de entre las que cito una edición comentada de las Poesías Completas de San Juan de la Cruz. Pero la sombra de Dámaso siempre prevaleció e incluso nubló, en muchas ocasiones y a lo largo del tiempo la labor de su esposa, y por esa razón fueron muchos los trabajos en los que se asegura que fue una ferviente colaboradora de la obra literaria de su marido, aportando su sello, pero dejando la suya aparcada. Y aunque sus trabajos han sido mucho menos conocidos que los de Dámaso hemos de tener siempre en cuenta su calidad literaria como novelista, traductora, poeta y ensayista.
Y aunque Madrid fue su centro neurálgico, porque ahí desarrollaron el grueso de sus vidas, hemos de recordar que durante los tiempos de la guerra se fueron a vivir unos años a Valencia y cuando la guerra terminó regresaron a Madrid. Dámaso fue asistente ocasional de la Tertulia del Pombo en la calle Carretas. También asistía en algunas ocasiones a las tertulias del Café Gijón y a las del Café Lion.
Dámaso Alonso vivió en EEUU durante los años 1929 y 1930 y allí coincidió con Federico García Lorca que estaba escribiendo “Poeta en Nueva York”. Tuvo estrecha y cercana relación con poetas como los hermanos Machado, Miguel de Unamuno (una de sus figuras de referencia),Vicente Aleixandre y su discípulo Carlos Bousoño, Miguel Hernández (a quien consideraba uno más de los autores de la Generación del 27 y no del 36, como ha sido clasificado), Pedro Salinas (fue Salinas quien introdujo a Dámaso en el análisis estilístico de la poesía), Gerardo Diego, Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez (a quien consideraba como uno de los grandes renovadores de la poesía), Rafael Alberti, Blas de Otero (porque era uno de los grandes poetas del desarraigo), Leopoldo Panero, Luis Rosales, José Bergamín, Ramón Gómez de la Serna, Luis Cernuda o Miguel Altolaguirre. Pero también tuvo desencuentros con escritores ya que su concepción de la poesía lo alejó de la interpretación tradicional de algunos de los poetas de su generación y, sobre todo, de aquellos que se alejaron de la cruda realidad que ofrecía la posguerra. Y por esa razón su poesía fue desarraigada. Es decir, la de Dámaso fue una poesía de protesta, pues pensaba que la poesía debía tender hacia una búsqueda y no le interesaba la que solamente lograba la armonía. Y por esa razón estuvo cercano a la poesía que en la revista Espadaña (León) escribieron poetas como Nora y Crémer e incluso Celaya. Dámaso Alonso creía que el poeta vive para decir cosas que le resultan incómodas al poder establecido. El poeta ha de protestar. Y siempre consideró que la estética era un asunto secundario.
Dámaso y Eulalia mantuvieron un estrecho vínculo con los pintores de “El Convivio” o Segunda Escuela de Vallecas. El matrimonio frecuentaba las tertulias que se organizaban en la casa del poeta Leopoldo Panero en la calle Ibiza. Participaban en aquellas reuniones el Propio Leopoldo, su mujer Felicidad Blanco y sus hijos que aun eran unos niños, el pintor Benjamín Palencia, la galerista Juana Mordó, el poeta Luis Rosales con su esposa y el pintor Álvaro Delgado, que fue quien me lo contó en diversas ocasiones.
Parte de la obra poética de Dámaso Alonso rememora su amor por Madrid.
Eulalia y Dámaso están enterrados en el cementerio de La Almudena