Hubo otros tiempos en los que Madrid regresó a antiquísimas escenas y sobrevoló por encima de los “duelos puramente literarios” a los que algunos poetas nos habían acostumbrado...Y a pesar de que ya en el siglo XV ese tipo de desafíos habían sido prohibidos por los Reyes Católicos, resurgieron con fuerza en el siglo XIX, y lo hicieron de tal modo que para solucionar los conflictos de honor era casi imprescindible batirse en un duelo con cualquiera que ofendiese. Tuvo tanta fuerza su recuperación que los periodistas que llegaban a ser directores de un periódico solían ser adiestrados en las armas para que, llegado el caso, fuesen capaces de resolver ese tipo de conflictos. Y así fue como algunos literatos españoles se batieron en uno de aquellos duelos que generalmente terminaban en dos o tres cortes y pinchazos de poca envergadura.
Valle-Inclán se batió, a lo largo de su vida, en sonados duelos literarios y, en al menos, un duelo a sable con el periodista y escritor Julio López del Castillo. Sucedió el día 24 de julio de 1896 según informó el periódico “El Globo”. Ambos autores resultaron levemente heridos.
Leopoldo Alas Clarín, entrenado en el arte de la esgrima por su hermano militar Genaro Alas, se batió en un duelo a primera sangre con Emilio Boadilla (firmaba algunos de sus escritos con el seudónimo “Fray Candil”) en Madrid, en el año 1892. Sus padrinos fueron Armando Palacio Valdés y Tomás Tuero (uno de los fundadores de la tertulia del Bilis Club que se reunía en la Cervecería Inglesa de la Carrera de San Jerónimo y más tarde en la Cervecería Escocesa en la calle del Príncipe). Clarín resultó herido en la boca y en un brazo. Pocos días después algunos escritores como Palacio Valdés o Luis Morote entre otros, organizaron un almuerzo de amistad.
Blasco Ibáñez también fue pendenciero. Ya había concurrido en un duelo anterior con Diego Fernández Arias (director del Diario de la Correspondencia Militar) por haber publicado diversos artículos ofensivos. Blasco fue herido en una pierna. En el año 1904 volvió a batirse en un duelo a muerte con el teniente Alastuey. Llegados al lugar donde iba a celebrarse la contienda se distanciaron 25 pasos con la pistola cargada con dos balas por cada contendiente y 30 segundos para poder apuntar y disparar al grito de ¡Fuego! En el primer disparo ambos erraron y en el segundo no acertó Blasco. Cuando el militar disparó acertó en un tremendo y doloroso golpe en el vientre, pero la bala acertó, milagrosamente, en la hebilla del cinturón. Lo padrinos dieron el duelo por concluido. Otro duelo de Blasco Ibañez fue contra el escritor y político Rodrigo Soriano. Este duelo tuvo lugar en Madrid el 13 de julio de 1903, en una finca del barrio de Hortaleza. Era un día muy lluvioso. Los padrinos de Blasco fueron Luis Morote e Ignacio Sacristán ( director del periódico “El Evangelio”). Se dispararon cuatro tiros, dos después de haber recorrido 23 pasos y otros dos habiendo recorrido 29. Ambos salieron ilesos. Soriano disparó los dos tiros al aire. Blasco apuntó con mucho esmero, pero no acertó en el blanco.
El periodista Andrés Borrego Moreno se batió con el político Luis González Bravo (aparece representado en uno de los dibujos del libro “Los Borbones en pelota” acompañado de Sor Patrocinio, Isabel II y Francisco de Asís). José de Espronceda actuaba en ese caso de padrino.
El poeta del romanticismo José de Espronceda se batió a sable con Pezuela (ambos frecuentaban la tertulia del Parnasillo en el Café del Príncipe). Celebraron su duelo detrás de las tapias del cementerio de San Martín. Pezuela pretendió no herir a su contrincante, pero Espronceda excitado por haber sido herido en un dedo se entregó con tanto ahínco que su contrincante, mucho más avezado en la esgrima, no tuvo más remedio que defenderse y en un momento en el que el poeta, había arrinconado a su adversario recibió un empujón y cayendo al suelo se rompió la clavícula.
Ese es el dislate de un siglo y de unos personajes que eligieron la villa de Madrid como viejo escenario de contiendas.