El ambiente relajado del verano puede ser una época emocionante para las parejas, pero también un momento en el que las relaciones enfrentan desafíos y peligros contra la estabilidad de su vínculo, con peligro de ruptura.
Con Luis Guillen Plaza, psicólogo general sanitario, especialista en terapia de pareja y en terapia sexual, en el Centro de Psicología Psicopartner (referente en el sector de la salud de la psique, la sexología y la terapia de pareja), hablamos de las razones por las que esto ocurre.
¿Se encuentra en el punto de partida la posible discusión acerca de la elección del lugar y viaje al punto de destino vacacional? (Playa o montaña, avión, tren o barco etc.)
En efecto, durante el verano, las parejas a menudo tienen más tiempo libre y pueden planificar vacaciones juntos.
Sin embargo, cuando las expectativas de ambos no coinciden en cuanto al destino, la duración de la estadía, el nivel de actividad o el presupuesto, quizás surgen conflictos y tensiones más o menos intensos.
Lo de tener más tiempo libre ¿Es algo negativo respecto a ofrecer un marco más amplio para enfrentar problemas sin resolver?
Si, podría incluir diferencias irreconciliables, resentimientos acumulados en el pasado, o discrepancias en la forma de manejar los conflictos.
Cuando los problemas no se abordan de manera efectiva, pueden llevar a una ruptura.
En vacaciones ¿Influye para bien o para mal el aumento de las relaciones con familiares y amigos?
Influye que posiblemente se relacionan con ellos u otras personas en entornos sociales diferentes de los habituales. Tales interacciones pueden ser la causa de tentaciones y presión en la pareja, y en algunos casos, incluso de infidelidades.
Y si una pareja no puede manejarlas adecuadamente, quizás la relación concluya.
¿Y los cambios en la rutina?
Los horarios diferentes, la disminución de responsabilidades o incluso la falta de una estructura clara, conducen en muchas ocasiones a generar tensiones y conflictos, especialmente si ambos miembros de la pareja no están acostumbrados a lidiar con la flexibilidad de la temporada de verano.
Uno de esos cambios es, quizás, el exceso de tiempo juntos. ¿Bueno o malo para la relación de pareja?
Depende. El tiempo libre adicional puede ser positivo para fortalecerla, o mostrar el efecto contrario.
Pasar demasiadas horas juntos sin suficiente espacio personal, a lo peor genera estrés, aburrimiento o sensación de asfixia.
Si una pareja no encuentra el equilibrio saludable entre el tiempo juntos y el tiempo individual, es probable que surjan problemas y tensiones que lleven a una ruptura.
¿Quizás con lo del “veraneo” se plantean expectativas románticas exageradas?
El verano a menudo se asocia con un ambiente romántico, idealizado y lleno de momentos memorables, lo que en ocasiones, efectivamente, provoca expectativas exageradas en las parejas, con resultado de decepción cuando la realidad no cumple con tales esperanzas.
Los problemas financieros ¿son difíciles de superar sin alterar excesivamente las relaciones de pareja?
Lo cierto es que las vacaciones de verano y las actividades recreativas pueden implicar gastos adicionales.
Si una pareja se encuentra frente a dificultades económicas o tiene diferencias en la forma de manejar el dinero, en general se producen conflictos y tensiones con la presión correspondiente en la relación, llegando en algunos casos a la ruptura cuando no se manejan adecuadamente.
Y se dice que en el verano las infidelidades aumentan ¿Es cierto?
Bueno, ofrece más oportunidades de viajar y socializar, y eso junto con descuidar la conexión y la intimidad emocionales, expone a las parejas a situaciones de tentación y posibles infidelidades.
También el calor, la libertad y los encuentros casuales durante las vacaciones pueden llevar a comportamientos infieles y ser un factor significativo en el adiós definitivo de la relación.
Pero ¿Se puede poner solución al tema? ¿De qué manera o maneras?
La clave se encuentra en abordar activamente la relación y no dejar que vaya en piloto automático.
Algunas estrategias son las de equilibrar la convivencia con el espacio personal, respetar los momentos individuales, comunicar las expectativas del verano hablando sobre lo qué espera cada uno de las vacaciones (tipo de actividades, descanso, presupuesto), establecer límites con terceras personas y evitar interferencias externas.
Planificar actividades compartidas con una intención clara como una cita cada semana o pequeñas escapadas que fomenten la conexión emocional, mejora significativamente la percepción de cercanía, deseo sexual y complicidad
Y si los temas y tensiones entre ambos son complejos, tal sea el momento propicio para iniciar un proceso terapéutico buscando ayuda profesional.
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