En un contexto marcado por cambios acelerados —digitalización, sostenibilidad, inteligencia artificial y reconfiguración geopolítica—, uno de los desafíos más silenciosos pero estratégicos para el futuro económico y social es el relevo generacional en las empresas. No se trata únicamente de garantizar la continuidad de los negocios, sino de preservar el conocimiento, el empleo y el legado que muchas empresas familiares han construido durante generaciones.
Este tema fue protagonista en el LIII Consejo Directivo y Asamblea Extraordinaria de AICO, donde las cámaras de comercio iberoamericanas coincidieron en que esta situación afecta a toda la región. En palabras compartidas durante ese foro, el relevo generacional es una oportunidad de renovación, no un simple trámite sucesorio.
Un cambio de manos que transforma
El traspaso de la empresa a una nueva generación no debe verse como una amenaza, sino como una palanca de evolución. Las nuevas generaciones aportan una mirada diferente: más digital, más orientada a la sostenibilidad y con un fuerte sentido de propósito. El gran reto es integrar esa visión sin perder la esencia de las compañías.
Sin embargo, para que el relevo sea exitoso no basta con buena voluntad. Hace falta preparación, desde formación en liderazgo y acompañamiento legal y financiero, hasta el trabajo emocional de construir confianza entre generaciones. Por eso, desde la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Madrid, se promueven iniciativas concretas: talleres especializados, programas de mentoring intergeneracional y asesoramiento a pymes, con el objetivo de que cada transición sea planificada y segura.
Dimensión rural: más que una empresa, un servicio esencial
En zonas rurales, el cierre de una empresa familiar no solo supone la pérdida de actividad económica, sino también de cohesión comunitaria. En Iberoamérica, el 70 % del empleo rural depende de microempresas familiares. Facilitar su relevo es una política contra la despoblación tanto como una medida de desarrollo económico.
Existen iniciativas de éxito que lo demuestran. En Castilla y León, el banco de empresas promovido por el Consejo de Cámaras ha logrado más de 80 traspasos en tres años. La Cámara de Comercio de Oviedo lleva a cabo un programa similar. Casos que evidencian que cuando hay apoyo institucional y coordinación, el relevo se convierte en oportunidad.
Diversidad generacional: seis cohortes, una empresa
Hoy conviven hasta seis generaciones distintas en una misma organización, desde la Generación Silenciosa hasta la Generación Alfa. Conciliar esta diversidad es un imperativo de gestión estratégica del talento. Las empresas deben apostar por entornos laborales inclusivos, flexibles y con formación continua, donde el mentoring inverso, en el que jóvenes y veteranos aprenden mutuamente, refuerce una cultura de respeto y aprendizaje compartido.
El papel de las cámaras: catalizadores del cambio
Las cámaras de comercio no solo tienen una función económica. Son agentes clave en la formación de nuevos liderazgos, el asesoramiento en procesos de sucesión y la construcción de una narrativa positiva sobre el relevo generacional. Su labor es garantizar que la continuidad empresarial sea posible, pero también que sea deseable y transformadora.
Este proceso debe ser entendido como una forma de justicia intergeneracional: un pacto entre quienes han construido el tejido empresarial y quienes lo reinventarán. Porque cuando distintas generaciones se entienden, colaboran y se complementan, no solo se preserva lo construido: se impulsa el progreso.
Es hora de actuar. Con recursos, visión y compromiso. Porque asegurar el relevo generacional no es una cuestión de herencia, sino de futuro.