El ministro de Transportes, Óscar Puente, se enfrenta este miércoles a un día crucial en el Congreso de los Diputados con dos retos importantes. Primero, deberá comparecer a solicitud del Partido Popular (PP) por la gestión de la autopista AP-9, un tema sensible especialmente en Galicia. Además, el mismo día tendrá lugar un nuevo debate sobre su reprobación, luego de que el PP y otras formaciones como Vox, Junts per Catalunya y ERC lograran reprobarlo en el Senado el pasado 25 de septiembre, con 155 votos a favor y 100 en contra.
Los principales motivos que el PP esgrime para solicitar la reprobación de Puente están relacionados con las "numerosas incidencias ferroviarias" que se han registrado en los últimos meses, afectando de manera importante la calidad del servicio público de trenes. Particularmente, el PP se ha centrado en los recurrentes problemas en la estación de Chamartín en Madrid y en la red de Rodalíes en Cataluña.
El PP considera inaceptable que Puente siga defendiendo que "el tren vive su mejor momento" en España, afirmando que esas declaraciones insultan a los ciudadanos que sufren el caos ferroviario. Además de la reprobación, el PP quiere que el Congreso inste al Gobierno a desarrollar un plan de choque que aborde estas deficiencias en el corto y mediano plazo, incluyendo un plan de atención urgente a los pasajeros en caso de incidencias graves.
Este doble reto pone a Puente en una posición delicada, en la que deberá responder no solo a las críticas de su gestión, sino también presentar soluciones para los problemas que se le achacan desde la oposición.