La Comunidad de Madrid continúa avanzando en la prevención y el tratamiento de las adicciones tecnológicas entre los adolescentes con el Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas (SAAT), que ya ha prestado ayuda a más de 43.000 personas desde su puesta en marcha.
Este programa público, pionero a nivel nacional, ofrece intervención especializada y gratuita a jóvenes de entre 12 y 17 años y a sus familias, y cuenta con una tasa de éxito del 80%.
La consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, Ana Dávila, ha visitado hoy el centro de intervención situado en Alcalá de Henares, una de las cinco sedes operativas del servicio. Durante su recorrido, ha destacado la “utilidad real y los beneficios tangibles que genera el programa en adolescentes, padres y profesionales”. Este centro, inaugurado el pasado año, ha atendido ya a 1.570 personas, entre ellas 1.103 adolescentes, 257 familiares y 210 profesionales del ámbito educativo y social.
Un servicio público que crece con la demanda
Desde su creación en 2018 en la ciudad de Madrid, el SAAT ha respondido al aumento de los problemas de dependencia digital entre menores, especialmente tras la pandemia. A día de hoy, cuenta con cinco puntos de atención repartidos por la región: Madrid capital, Alcalá de Henares, Torrelodones, Móstoles y, más recientemente, Pozuelo de Alarcón.
La distribución de usuarios atendidos refleja el alcance de este recurso:
- Madrid ciudad: 39.976 personas
- Alcalá de Henares: 1.570
- Torrelodones: 1.011
- Móstoles: 435
- Pozuelo de Alarcón: 14
Cada centro cuenta con un equipo multidisciplinar, formado por psicólogos y educadores sociales, que trabajan en sesiones individuales, grupales y familiares. Las terapias tienen una duración flexible, de entre tres meses y un año, adaptándose a las necesidades de cada caso.
Formación, prevención y apoyo integral
Además del trabajo terapéutico, el SAAT desarrolla charlas y sesiones formativas para padres, educadores y técnicos municipales con el objetivo de detectar precozmente las adicciones tecnológicas, sensibilizar sobre los riesgos del uso abusivo de dispositivos y facilitar herramientas para la gestión saludable de la tecnología en casa.
“El abuso de móviles, videojuegos o redes sociales entre los adolescentes ya no es un fenómeno aislado. Se trata de una realidad creciente que exige respuestas públicas estructuradas, accesibles y eficaces”, ha recalcado Dávila durante su intervención.