La crisis de credibilidad del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) entre las mujeres se agrava tras la reciente publicación del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que revela que el partido habría perdido un 34,2% del voto femenino respecto a 2023. Esta pérdida se produce en plena tormenta política generada por los audios entre el exministro José Luis Ábalos y su asesor Koldo García, en los que intercambian mujeres, y se ve alimentada por nuevas polémicas que salpican al entorno familiar del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, ha aprovechado esta coyuntura para endurecer su discurso contra el jefe del Ejecutivo, llevando la confrontación al plano personal. En la última sesión de control del Congreso, Feijóo acusó a Sánchez de haber sido “partícipe a título lucrativo de la prostitución”, al vincular el pasado empresarial de su suegro con la gestión de locales tipo “sauna-prostíbulo”. Según el PP, la vivienda de Sánchez en Pozuelo antes de su llegada a La Moncloa habría sido pagada con dinero procedente de esos negocios.
Este ataque directo responde, según fuentes de Génova, al intento del PSOE de poner en duda la ejemplaridad del PP en medio de la crisis reputacional socialista. “Sánchez está herido por lo de villa Begoña en Pozuelo. Pues no le queda nada”, ironizan en el entorno de Feijóo, anticipando una estrategia de oposición sin piedad que incluye campañas negativas con efectos inmediatos, diseñadas por el consultor Aleix Sanmartín, exasesor de Sánchez.
Mientras tanto, en Ferraz acusan al PP de haber cruzado “todas las líneas rojas” de la política española. “Sucio es haber vivido en un piso pagado por tu suegro proxeneta”, replican desde Génova, mientras en el PSOE califican estas declaraciones de “infames” y señalan que se basan en informes elaborados por la “policía patriótica” del Gobierno de Mariano Rajoy. “No vamos a consentir que las mujeres sean víctimas de acoso, violencia ni comportamientos inapropiados dentro del partido”, insistió este viernes la vicepresidenta primera, María Jesús Montero.
En paralelo, el Gobierno intenta recomponer su relación con el electorado femenino. Tras la publicación de los audios de Ábalos y el goteo de denuncias que han obligado a dimitir al exsecretario de Acción Electoral, Francisco Salazar, Pedro Sánchez ha anunciado la próxima presentación de una ley para prohibir la prostitución. El objetivo: reforzar el perfil abolicionista del PSOE y distanciarse de los escándalos. Sin embargo, el calendario político ha jugado en su contra, y los efectos de esta estrategia aún no se reflejan en los sondeos.
El impacto de estos episodios se suma a una campaña sostenida por el PP para asociar la figura de Sánchez con la prostitución, debilitando su autoridad moral en la agenda feminista. La ofensiva popular se apoya en una narrativa que mezcla los casos de corrupción interna con los negocios de la familia política del presidente, a fin de reforzar su campaña por el voto útil de centro-derecha y frenar la fuga hacia Vox.
Según el CIS, el PP arrebataría un 4,7% de los votantes al PSOE, aunque por cada voto que gane a los socialistas, perdería tres a manos de Vox, lo que demuestra la fragilidad de su estrategia si no logra atraer al votante moderado.
El curso político se reactivará en septiembre con el debate sobre la ley de abolición de la prostitución y con la memoria reciente de estos escándalos aún viva en el electorado. De momento, tanto PSOE como PP han intensificado la personalización del conflicto, en un clima político cada vez más polarizado, con el voto femenino como terreno de disputa clave para ambas formaciones.