Recuerdo que cuando le comentaba a una amiga alemana de mi misma edad, sobre el sufrimiento del pueblo judío, los opositores alemanes al régimen Nazi, los gitanos, los adventistas del séptimo día, los homosexuales, los enfermos mentales y tantos otros seres humanos definidos como no aceptables para la “pureza aria”, en un martirio que fue ocasionado por su asesinato en forma industrial en cámaras de gas, en fusilamiento colectivo, en esclavitud y trabajo forzado. Y todo, bajo la bandera del libro titulado, Mi Lucha de Adolf Hitler, mi amiga me respondió que sí, pero que ellos también sufrieron después de la guerra, debiendo vivir en las casas destruidas por los enemigos de la Alemania Nazi y necesitando, por ejemplo, comer cáscaras de papas.
Ella no se quejó del Plan Marshall implementado por los victoriosos de la guerra que, junto a la nueva generación alemana, reconstruyeron el país y lo llevaron a ser hoy uno de los más ricos e influyentes en Europa y el mundo.
Hoy, otra amiga poeta, en Argentina, en el momento en el que se firmó un acuerdo para la liberación de los sobrevivientes israelíes en Gaza acompañado del cese del fuego entre la guerra entre Israel y los nuevos nazis de Hamás, que asesinaron a niños, jóvenes en una fiesta por la naturaleza y la paz, mataron a padres agricultores delante de los hijos y a hijos delante de sus padres, violaros a mujeres delante de sus compañeros, incendiaron y explotaron casas de pueblos con sus habitantes adentro y quemaron bebés en hornos de cocina, todo con el apoyo efusivo de los habitantes de gaza, mi amiga me dio una respuesta semejante a la de mi amiga alemana.
Me dijo que los habitantes de las ciudades de Gaza, aun apoyando al régimen neo nazi de Gaza, son desdichados porque tendrán que estar en casas destruidas por la guerra.
A diferencia de los alemanes en medio de la guerra, los habitantes de Gaza, reciben en plena lucha, una enorme ayuda humanitaria en alimentos, electricidad, gasolina y hasta productos de construcción, que haría envidiar a los pobres del mundo, por ejemplo, en países ricos como Filipinas, Venezuela, Argentina y cientos más.
Y también a diferencia de lo ocurrido en Alemania, donde los criminales nazis fueron juzgados y ejecutados por los ocupantes del país, en el acuerdo entre Gaza e Israel, se pondrá en libertad a miles de presos terroristas de Hamás que asesinaron a sangre fría, a ciudadanos inocentes y que, al regresar a Gaza, el pueblo los vitoreará con gritos de alegría y triunfo.
De todos modos, aunque fuera para liberar a uno solo de los secuestrados por el terrorismo de Hamás, vale liberar a todos esos criminales que con seguridad, volverán a engrandecer las filas del ejército del terror, que también como los nazis, lo hacen apoyados en el libro titulado, Mi Lucha de Adolf Hitler y el Corán que creen, los justifica.
Con o sin comparación, e independientemente de las respuestas que me puedan hacer los de uno u otro lado del conflicto y sea cual sea, su posición e interpretación que hagan sobre la realidad o lo que creen es la realidad, será necesario lo antes posible, llegar a una situación de paz estable en las regiones de Medio Oriente, Ucrania y todo el mundo y la eliminación del hambre, el analfabetismo y la inequidad en derechos humanos y salud.
Que esos logros sean acompañados de un nuevo “Plan Marshall” para una Gaza liberada de ambos, su neo-nazismo y la ocupación por Israel.
Por favor, que se diga la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, aunque moleste.