Zarabanda

Safo

"Qué se me perdone -dice Odiseas Elytis- si hablo de Safo como de una contemporánea mía. En la poesía, como en los sueños, no envejece nadie".

Safo sigue viva en sus versos -"un texto de textos rotos", según Page de Bois- de los que se han salvado unos seiscientos de los nueve libros que escribió. Sólo un poema se conserva completo, el "Himno a Afrodita".

Lo que quizás ha aumentado su leyenda. Merece la pena acercarse a ella, consuela en estos tiempos de desconsuelo.

Nace en la aldea de Eresus (isla de Lesbos) hacia el 620 antes de Cristo. Por oponerse al tirano Pitaco sufre destierro durante seis años en Siracusa (Sicilia), donde se casa con un mercader viejo y muy rico. Tiene una hija: "Tengo una hermosa niña, a las flores de oro parecida en semblante, mi amada Kleis". 

Viuda y con dinero, vuelve con ella a Lesbos, a Mitilene, donde funda una academia: "La casa de las Servidoras de las Musas". Allí educa a jóvenes muchachas en la poesía, la música, el canto, la decoración, el gusto por la belleza, y las prepara para el matrimonio y el disfrute del amor y la amistad. Ella, además compone música, cantos y poemas: "Ahora para mis compañeras estos placeres voy a celebrar con un hermoso canto".

Escribe en primera persona, algo novedoso, en lengua eolia y en estrofas sáficas. Escribe con lirismo y reflexión sobre sus sentimientos, su vida diaria, los dioses, la naturaleza, el amor. Aurora Luque indica que llega a sus lectores con las armas legítimas de la pasión viva, la sutileza de su discurso sobre el "eros" y el refinamiento de su lengua.

Platón la consideró la décima musa y Dionisio de Halicarnaso, la principal poeta lírica de Grecia. De su poética beberán autores latinos como Horacio, Ovidio o Cátulo, y será un referente para poetas y escritoras  hispanas como Rosalía de Castro, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, Carmen Martín Gaite o Clara Janés. 

Carolina Coronado escribe sobre ella: " Tal vez la Safo que conocemos es un fantasma, es una nube que ha levantado, en las revoluciones de la historia, el calor de la imaginación del poeta".

Leyenda y realidad a la vez, Safo nos dejó unos versos apasionados en los que reflejaba sus deseos y su amor por hombres y mujeres.

"Siento deseo y busco con ardor..."; " llegaste, te buscaba con ansia, refrescaste mi pecho que ardía de deseo..."; "el deseo de un joven me tiene dominada..." Alceo de Mitilene, su enamorado, le cantaba, "Oh Safo divina, ornada de violetas, de sonrisa de miel..." 

"Me enamoré de ti un día lejano, Atis"; "Arqueanosa, esposa de Gorgo y mía"; "Durmiendo en el pecho de una bella amiga..." Así se recreaba ella en el recuerdo de sus discípulas. 

Ovidio alimentó su leyenda atribuyéndole un suicidio que no llevó a cabo, al menos cómo él cuenta. Rechazada por el bello marino Faon, nos dice, al que amaba, se arrojó al Egeo desde un acantilado de la Isla de Leucade. La poeta llegó a vieja y conoció la soledad.

"De negros han llegado a ser blancos mis cabellos,/
las rodillas no me llevan, cómo las de los cervatillos./
¿Más, qué puedo hacer...?

"Se han ocultado ya las Pleyades, la luna...,/
mediada está la noche, la hora propicia espera./
Yo duermo sola."

La poesía nos espera, es un consuelo, una esperanza para tiempos desesperanzados.

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