Últimamente es noticia que en los EE.UU están siendo quemados coches y cargadores de la marca Tesla. Los perpetradores son miembros de la facción de izquierda radical del partido demócrata que no aceptan que Musk, creador y principal accionista de Tesla, esté colaborando con el gobierno con el fin de determinar en qué áreas de la administración se está malgastando el dinero del contribuyente y por lo tanto se puede recortar el gasto.
Los manipuladores del partido demócrata, como la senadora Warren, fomentan la violencia política y mienten cuando dicen que están siendo recortadas las pensiones o la sanidad. En estas dos áreas sólo se pretende atajar el fraude, lo cual no puede ser más que justo y necesario.
Estos vándalos de la izquierda norteamericana me recuerdan a los nazis de las noches de los cristales rotos de noviembre de 1938 en Alemania. Además, son notoriamente necios porque no dañan a Musk con su terrorismo puesto que los coches que queman no son suyos, ni los cargadores, ni probablemente los concesionarios. Dañan a ciudadanos particulares y empresarios privados que no tienen la culpa de nada y que en muchos casos son votantes del partido demócrata.
EE.UU tiene un gran problema con la deuda pública, agravado por el gobierno Biden al haber incrementado el déficit público en un 100% sin justificación alguna puesto que la economía crecía a buen ritmo. Gran parte de este despilfarro se ha hecho para satisfacer las demandas extractivas de esta izquierda radical en contra de los intereses del estado y de la gran mayoría de los ciudadanos.
Con los demócratas la deuda pública alcanzó nada menos que el 120% del PIB, ratio insostenible incluso para una economía tan poderosa como la de los EE.UU. Tanto es así que actualmente pagan más en intereses de la deuda que en defensa, y eso que el presupuesto militar es notablemente elevado. Según la ley de Ferguson, conocido historiador anglosajón, el declinar de un imperio o gran nación se inicia cuando empieza a gastar más en el servicio de su deuda que en defensa. Esto se ha cumplido con el imperio español, el británico y otros. Huelga decir que actualmente España gasta mucho más en intereses de la deuda que en defensa lo cual es una mala señal y una grave irresponsabilidad dado el fortísimo rearme de Marruecos, OTAN aparte.
Por lo tanto, podemos afirmar que recortar el gasto improductivo es necesario y progresista porque es la forma de mejorar la solvencia del estado y por lo tanto de asegurar la viabilidad y sostenibilidad de las pensiones y del gasto en sanidad. Lo que es reaccionario y propio de los nazis es usar la violencia para destruir bienes ajenos por odio político. Encima dañar los bienes de un tercero es propio de mentecatos.
EEUU tiene que embridar el déficit público a corto plazo o tendrá serios problemas con la deuda. Esta es una de las causas por las que Trump quiere acabar con la guerra de Ucrania a corto plazo, simplemente porque el gigante americano tiene los pies de barro y no puede seguir financiando a Kiev. Otra cosa es la forma poco ortodoxa y difícil de entender que está empleando a este fin.
Trump también necesita que el conflicto palestino se calme por los mismos motivos. El gran problema lo tiene en el pacífico, con China, y el motivo es Taiwán. Es conocido el interés de la potencia asiática por dominar la antigua isla de Formosa, por la fuerza si fuera necesario. Hablamos de una potencia totalitaria, no lo olvidemos, que además ambiciona hacerse con el control de todo el mar del sur de China, perjudicando gravemente de esta manera a varios de los países del sureste asiático, pero también a Occidente.
China desea Taiwán porque hasta hace un siglo estaba bajo su soberanía, pero especialmente porque en esta pequeña isla se fabrica la mitad de los chips de alta velocidad del mundo. Estos chips son un recurso clave para la industria, tanto militar como civil. Si China se hace con esta producción, tomará una ventaja industrial y tecnológica que podría convertirla en la primera potencia del mundo, y esto, dado su perfil totalitario y agresivo sería una muy mala noticia para el sudeste asiático, EE.UU, y el resto de Occidente.
Además, el 40% del comercio mundial pasa por el estrecho de Formosa y el mar del sur de China de manera que es evidente por qué sería una mala noticia que esta isla y ese mar cayeran en manos de la potencia asiática.
Son varios los motivos por los que es necesario que el gobierno de Trump controle tanto el despilfarro heredado de Biden como la negativa tendencia al alza que ha tomado la deuda norteamericana. Por mucho que el USD sea la divisa de referencia mundial (y lo es cada vez menos si atendemos al stock de dólares en las reservas de los bancos centrales del mundo), todo tiene un límite y un final, final que suele ser doloroso. Si no embridan el problema de la deuda, la primacía de los EE.UU corre el riesgo de desaparecer bastante antes de final de siglo, por no decir que las pensiones y la sanidad también sufrirán las consecuencias.
En conclusión, la labor que está haciendo Musk es necesaria y urgente por los motivos ya expuestos. Obviamente este trabajo debe hacerse bien y habrá que esperar a que concluya y a ver los resultados para poder dar una opinión definitiva.
Destruir automóviles de la marca Tesla no daña a Musk sino a ciudadanos inocentes que no tienen culpa alguna y que, para más INRI, en muchos casos han votado a Harris.
La violencia filonazi de la facción de izquierda radical del partido demócrata no sólo es criminal y estúpida, también es reaccionaria y profundamente antidemocrática.