Con las catástrofes naturales hay que seguir los mismos procedimientos que con las enfermedades.
- ‘Prevenir es mejor que curar’, es la clave de la profilaxis en medicina. Los excesos en tabaco, alcohol y drogas son la antesala de la enfermedad. Urbanizar zonas inundables es la antesala de una catástrofe. Durante el período democrático se han recalificado muchos terrenos agrícolas y se han convertido en terrenos urbanizables a pesar de encontrarse en zonas situadas en barrancos naturales. ¡Hasta se autorizaron campings en esas zonas como el de Biescas! Es fácil de imaginar la cadena local - autonómica - nacional - empresarial que lo ha promovido. Lo que no sabemos es si alguien está dispuesto a remover esta mierda con un palito.
- El diagnóstico precoz es clave para mejorar el pronóstico de una enfermedad. A veces es necesaria la anatomía-patológica para confirmar un diagnóstico pero un buen médico establece un alto grado de probabilidad de acierto con pruebas complementarias. Los meteorólogos y la cadena de aviso de emergencias no pueden esperar hasta que llueva torrencialmente para establecer la alarma. Deben ser capaces de, en base a las probabilidades que facilitan los modelos estadísticos, hacer un diagnóstico precoz de los efectos de una DANA.
- El retraso en el tratamiento de un ictus cerebral o un infarto de miocardio compromete seriamente la vida de un paciente. Ante una catástrofe la inmediatez de la respuesta es la clave para poder hacer un buen ‘control de daños’. Pasadas las 48 horas las posibilidades de encontrar a alguien con vida tras un terremoto o una inundación disminuyen dramáticamente. Retrasar la ayuda por cálculos de conveniencia política resulta incomprensible.