Crónicas de nuestro tiempo

No hay peor astilla que la de la misma madera

Es asombrosa, la cruel desfachatez con la que nos despacha la ministra Robles.

No solo ha demostrado que en el pasado, escondida entre la toga y tras ese gesto de "mal huele" había un personaje muy lejano a la independencia que se le exige al poder judicial.

Hemos descubierto, que al frente del loable Ministerio de Defensa, teníamos un personaje (otra vez con lo de personaje por evitar calificativos apropiados) digno de pasar a los anales (obviemos sus derivados) para recordar un ser, cargado de rabia que en defensa de su propio odio, es capaz de negar a los españoles, lo mismo que ofreció el año pasado a los marroquíes.

Evidentemente, aparte de incapacidad para admitir neutralidad y sindéresis, posee una sobresaliente capacidad demagógica adquirida por el involucionismo lesivo de sus complejos.

Su falta de equilibrio emocional cuando un periodista interroga al personaje aludido, presenta una habitual reacción combativa más sectaria que ecléctica.

Puede que algunos analistas (no entremos en el derivado) se dejen llevar por la morfología anatómica y determinen una patología radical con la que no podemos estar de acuerdo, aunque hayamos descubierto en ella un espíritu de odio derivado, esta vez sí, del poder que otorga el cargo que desempeña, y que evidentemente conlleva desposeer al Monarca del mando único sobre todas las Capitanías.

Resulta indignante, que un personaje que proviene de la judicatura.., cargada de soberbia natural innata a la trayectoria, nos regañe advirtiéndonos que los militares están para otras labores que precisamente no son las de una catástrofe española sucedida en Valencia (donde no gobierna el sanchismo ni el moro de abajo) a salvar vidas y socorrer a los ciudadanos; desescombrar en busca de supervivientes o cadáveres; dotar de hospitales de campaña; devolver las comunicaciones; atender el desastre con maquinaria pesada; reestablecer puentes provisionales de comunicación destruidos; proporcionar seguridad humanitaria; facilitar alimentos;  apartar vehículos destrozados; apuntalar edificios, etc., los trabajos propios que hacen los militares después de grandes terremotos, guerras y desastres.

Produce estupor asumir, que un personaje analfabeto en el terreno militar e indocto en lo humano, sea nombrado Ministro de Defensa con la facultad de cesar a un oficial militar de carrera, como si sus conocimientos o formación le hubiesen dotado de capacidad suficiente para sentenciar un malvado destino.

En este caso, el personaje ministerial acaba de retirar de la función resolutiva de la crisis de la DANA, al Jemad, dispositivo que debía dirigir el Mando de Operaciones al estar implicados todos los Ejércitos, donde el personaje Robles afirma irresponsablemente que es la Unidad Militar de Emergencias la que debe liderar el operativo.

El hecho que un o una ignorante o profesional de ello, asuma un Ministerio, debería estar regulado para prevenir y controlar venganzas, represalias y castigos, mediante una Comisión de mandos técnicos que estudiasen para aprobación o rechazo, las razones por las cuales el Ministro pretende desplazar, castigar o perjudicar, la carrera o destino de cualquier mando.

Someter a la decisión de un novicio elegido a dedo por el presidente de un gobierno el futuro de un especialista capacitado, graduado y de carrera, constituye un agravio de tal injusticia, que no sólo invade el delito moral, sino que determina la bajeza del indecent@ que sin escrúpulos ni sensibilidad es capaz de destruir y arruinar la carrera y futuro de un ser humano por la soberbia corrupta del verdugo.

Tanto Robles en su Ministerio, como Marlaska en el suyo, o, Conde Pumpido en el Constitucional, como exjueces, demuestran con sus injustos dictámenes y ejecuciones contra profesionales, grupos y operativos.., el odio incontrolado producto de su propia impureza humana, complejos, insatisfacciones, frustraciones y resentimientos.

Sus comportamientos presentan un escenario de injusticia, que en manos de éstos despiadados endiosados de poder, les sirve para  abusar y humillar a quienes no se someten a su necedad, simbolizando con su conducta opresiva, que "No hay peor astilla que la de la misma madera"

Estamos viviendo, el sprint final de una carrera cuya meta es "La Confederación de Repúblicas" presidida por el innombrable. Ese individuo cuya mente privilegiada cargada de ideas y soluciones  

-como el diablo de las leyendas- sólo la utiliza para sorprender la buena fe y provocar el sufrimiento de los inocentes compensando sus villanas felonías con la felicidad de los malhechores.

En estos dramáticos momentos que vive el país, sólo cabe que el Jefe del Estado, antes que sea exiliado, plante cara al desastre que se avecina, y alineando la ciudadanía honrada, trabajadora y humillada, nos libre de ésta lacra que nos conduce a la miseria, la confrontación y la destrucción de España.