Da la sensación que Yolanda Díaz, Vicepresidenta 2º del Gobierno, ha debido hincharse a marisco este verano en su tierra natal, a juzgar por la fuerza de su rentrée. Nada menos que una subida de impuestos cifrada en 27 mil millones de Euros es lo que pide a sus compañeros de La Moncloa para apoyar los Presupuestos Generales del Estado para 2025. Parece más bien una exigencia de cara a la galería para consumo de sus clientes. No debemos olvidar que Sumar, la organización que parece representar, es el conjunto de una serie de tribus comunistas que se llevan fatal entre sí. Los Presupuestos de 2024 no fueron aprobados y tiene pinta que los de 2025 tampoco lo serán.
Hace ya tiempo que se batió el récord de incremento de impuestos que estableció Montoro con el PP, si bien la mayor parte fueron provisionales, como los sobretipos al IVA y al IRPF para tapar el agujero que había dejado el “maduro” Zapatero. Hasta ahora la más sibilina de las subidas es la imposición en frío, es decir, la falta de deflactación de la tarifa del IRPF desde que el marido y hermano de dos investigados por la justicia accedió al poder. Debido a la progresividad del impuesto, las subidas salariales pasan a tributar a una escala mayor si la tarifa no se adapta. Hagan la prueba y comprueben nóminas y verán como en los últimos años el porcentaje de retención no deja de crecer.
Las subidas que pide la señora Díaz tocan todos los palos, IRPF tanto en tarifa general como en la del ahorro, Impuestos sobre Sucesiones a partir de 1 millón de Euros, Impuesto sobre grandes fortunas también para la misma cantidad, hacer permanentes los impuestos adicionales que se aprobaron para energéticas y bancos por supuestos beneficios extraordinarios, que ahora parece se convierten en ordinarios o adicionales para aviones, queroseno, coches de lujo, tabaco, transacciones financieras, SICAV o SOCIMI y no sigo porque todavía hay unos cuantos más. Abolir la exención del IVA para hacer tributar al 21% la educación privada. Lo mismo puede decirse de los seguros de salud, cuando millones de españoles descargan de trabajo a la Seguridad Social. Pero me quedo más tranquilo al saber que hay una reducción del IVA para servicios veterinarios, porque según ella hay 9 millones de animales domésticos con los que hay que tener un compromiso. Así su tratamiento tributaría al tipo reducido, mientras que el de su dueño al general. Bravo.
Quizá no hayan caído en la cuenta que hay un impuesto que no van a tocar. El de las bebidas alcohólicas. Un gin tonic en un bar seguirá tributando al 10%, el único país de Europa con IVA reducido, como si fuese un producto de primera necesidad. Comparen con Francia al 20% o con otros dos países, que de momento todavía son más pobres que España, Portugal al 19% y Grecia al 23%. Y eso sin contar los impuestos especiales, que hacen que beber en España sea más económico que en otros sitios. Si a ello añadimos que no se ve ninguna crítica a los ingresos de los futbolistas y sí de los presidentes del IBEX, cuando cualquier jugador de primera división gana más que el primer directivo de un malvado banco, uno llega a la conclusión que mientras haya fútbol y alcohol barato la gente lo aguanta todo. Ya lo decían los romanos, panem et circenses.