La mirada de Ulisas

¿Arma o amar? La mejor arma: amar

LA MIRADA DE ULISAS siempre se pensó con un atisbo pacifista y con la necesidad de pregonar la paz por doquier. Creó este verso “Arma o amar, la mejor arma: AMAR” que, desde hace más de cuarenta años la persigue sin el eco que espera de él. Una mirada que se sintió iluminada al descubrir que Arma o AMAR responde al juego de palabras que se ordena según se quiera al entender que son las mismas letras. Implican paz o guerra según se escriban o se pronuncien. Casi siempre el verso se queda en una mera batalla de vocablos, cuando en realidad debería responder al buen y loable sentido que lleva la propuesta.

Con mucha tristeza, el atisbo de Ulisas observa que el planeta se llena de violencia. Una fuerza negativa que resuena en los puntos cardinales como una realidad, que la mirada de Ulisas condena por responder a sentimientos bajos. Emociones que desunen en vez de articular diversas vertientes y maneras de ser para alcanzar una determinada armonía en las sociedades. Un sueño que parece cada vez más lejano.

Recientemente, con un sesgo de salvajismo a ultranza el grupo terrorista Hamás difundió las fotografías del rehén israelí en Gaza: David Evyatar y de su compañero de infortunio Nim Rod Cohen. Las imágenes muestran el deplorable estado de ambos cautivos en los huesos y la desesperanza, llevando al extremo el retrato de lo inimaginable: ver a David Evyatar que cava su propia tumba. Se verifica como una perniciosa costumbre del grupo terrorista al difundir con gozo y alevosía sus fechorías. Lo que hicieron durante los abominables hechos del 7 de octubre. Sin el menor escrúpulo proyectaron con orgullo las escenas de las atrocidades cometidas. Corresponde a un plan maquiavélico que a los terroristas en acción les produce una notable satisfacción. Inclusive, la casi totalidad de la población de Gaza festejó los espantosos eventos y desmadres con jolgorio. En aquel momento, el mundo se estremeció. Una alerta se disparó. No se podía creer el alcance de la maldad ni del desenfreno y aún menos que fuera publicitado como algo de aplaudir y celebrar. Muchos nos preguntamos con espanto ¿qué le está sucediendo a la Humanidad al ver crueldades semejantes? ¿Acaso eran momentos apocalípticos?  Tuvieron condena inmediata de parte de las democracias, pero la censura se sofocó rápidamente al ver que Israel se defendía de semejante barbarie. Ahora, se revive un momento parecido al ver la escalofriante foto de David en pleno sufrimiento. Responde a una verdad que el mundo no ha querido ver o por lo menos no lo ha denunciado como algo inaceptable y tampoco ha exigido la liberación de los rehenes, que aún permanecen en condiciones infrahumanas bajo la tutela de Hamás. Esos secuestrados del 7 de octubre del 2023, jóvenes en su mayoría festejaban la vida en un concierto por la paz, han permanecido ya casi dos años en los túneles de la muerte:  vejados, violados, hambreados, pisoteada su dignidad y expuestos a todo lo que la mente más perversa pueda concebir, y siguen padeciendo ante la reserva y la falta de compromiso del mundo que sabe, que si ejerce la presión debida sobre Hamás, como tendría que ser, de devolver a los secuestrados vivos y los muertos la guerra termina. La mirada de Ulisas no entiende el porqué la comunidad internacional no actúa para que los inocentes sean liberados o por lo menos asistidos por entidades como la Cruz Roja. Los dejan a la deriva como si no fueran seres humanos. Actitud que no se comprende y se torna imperdonable, sobre todo cuando está en juego el final de una guerra que todos anhelan. ¿Qué se esconde detrás de un silencio como este? Pesa demasiado en toda buena conciencia. Y la mirada de Ulisas que desea que la paz impere se cuestiona el por qué los países que defienden las democracias con sus principios de igualdad, fraternidad y libertad no han actuado de manera adecuada para que cese este dolor que se vive a diario.  Al principio, se culpaba a Hamás por la situación y curiosamente y de manera sorprendente varió el sesgo al ver que Gaza y sus habitantes padecen, sin responsabilizar al indiscutible culpable por lo vivido en Gaza. Hamás infringe el dolor a su gente para obtener la difamación de Israel, que le conviene al mundo, bastante antisemita desde siempre y como lo comprueba el presente también. Una infame pasión: el odio al judío sin verdaderamente saber el porqué. Les conviene a las personas cuando anhelan detestar. Muchas preguntas rondan y pocas respuestas asisten al escenario. Todo esto es de una crueldad poco vista y sobre todo mal conceptuada para una época que supone mayor evolución en la conducta humana. Lo que vemos es un pálido reflejo de lo que le espera a Occidente si no abre los ojos como lo hace la mirada de Ulisas, que con sus abundantes lágrimas no puede ni debe empañar la realidad de lo que está sucediendo, cuando los gobernantes pensantes parecen darle la razón al terror, en vez de aliarse con los principios que siempre han defendido y conquistado. Parece que ninguno ha leído el Corán para comprender la repercusión de lo que desean imponer a la brava los grupos terroristas del Islam. No hace muchos siglos se vivieron momentos de terror que, gracias a las luchas emprendidas, la sangre derramada y las voces sacrificadas lograron imponer al mundo más civilizado el respeto y la tolerancia por los valores defendidos y bien batallados. ¿Qué le ocurre al mundo? Parece estar echando marcha atrás para complacer al número reinante de los fanáticos y no darle crédito a los mandamientos reconocidos y aprobados para una sana convivencia, la idealizada en la fiesta del 7 de octubre. Terminó en escenas dantescas, de pronto olvido. La fotografía de David Avyatar nos trae a la memoria esas escabrosas escenas, que no se pueden borrar de ningún corazón bueno. Se revive el Holocausto con sus horrores, que deben avergonzar y no ser alabados. Quizá, el mundo se encuentra mejor con valores contrarios donde todo es permitido, sin límites ni acuerdos. Pactos que no se han podido lograr durante estos dos años de permanente lucha por liberar a los secuestrados, aún dejando vidas inconclusas de tantos soldados que aman su patria, la única que tiene el pueblo judío. Responde a la de sus ancestros que forjaron su historia en estas tierras, llamada Palestina, pero no la Palestina actual, que ha sido un derivado histórico reciente que hoy toma fuerza, pero nunca fue esa Palestina reclamada por los palestinos actuales, que en realidad son jordanos. Responde a una realidad: cuando Israel quiso devolver en 1994 ese territorio conquistado en 1967, el rey Hussein se rehusó a recibir nuevamente el área, ya con presencia de Los Hermanos Musulmanes, de donde derriban los grupos como Hamás, Hezbollah, los Tanzim y otros como Septiembre Negro, ya desaparecido que hizo tanto daño en su época, y otros que operan en la región. Son extremistas que anhelan que Israel desaparezca del mapa con un eslogan ya bien popular: del río hasta el mar.  Muchas personas pronuncian la frase sin nisiquiera saber de qué río ni de qué mar se trata. Se ha vuelto una causa que reúne al descontento mundial, que no analiza la Historia y menos sus consecuencias. Concreta su rabia en el arma y no trabaja el amar. Quizá sea tiempo de cambiar el orden de la palabra y de los hechos para ver más claro y poder definir mejor la situación, que día a día nubla corazones. Creen ver realidades donde no existen y se adhieren a mentiras que les facilitan el odio, sin saber o querer manejarlo para transformarlo en amor universal con el debido respeto y la tolerancia que merece la otredad. Permanecen en el concepto del arma en su alma. La invitación o sugerencia es que fluya el amar en cada espíritu para tener sociedades más equilibradas y sensatas. Es el llamado que hacen las palabras Arma o Amar. Amar es enchufarse a los positivo, arma es la destrucción que se impone sino se despejan dudas y se abraza la verdad: Arma o Amar, indiscutiblemente se vive mejor en el AMAR al prójimo aún con sus diferencias. La mirada de Ulisas desafía a sus semejantes para que se vivan en el Amar y ¡oh sorpresa! verán la gran diferencia!!!!