La prestigiosa revista Prescrire ha publicado, como viene haciendo desde hace doce años, la lista de medicamentos que están aprobados en la Unión Europea, pero que deberíamos evitar. No estoy hablado de nada sensacionalista, sencillamente de que esos medicamentos no tienen una relación beneficio-riesgo favorable, es decir, que los riesgos de tomarlos superan al beneficio que se busca con su utilización.
La lista para el año 2024 incluye 105 principios activos de los más de 2.500 que se utilizan en terapéutica, para los que un numeroso grupo de expertos independientes han concluido que debería evitarse su utilización, no porque no sean eficaces, tengan poca calidad o presenten efectos adversos desproporcionados, sencillamente porque los riesgos de utilizarlos superan a los beneficios, una cuestión que debería respetarse siempre en terapéutica.
Su recomendación no urge a las autoridades sanitarias a retirarlos, pero representa una seria advertencia, algo que suele tenerse muy en cuenta por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y por las Agencias de cada Estado, que en el nuestro es la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios).
Obsolescencia y actualización de conocimientos
Lo primero que deberíamos saber es que todos los medicamentos se autorizan tras un proceso en el que se valora su eficacia, calidad y ausencia de efectos adversos tras probarlos en un elevado número de pacientes. Sin embargo, cuando se ponen en el mercado hay que seguir evaluando la relación beneficio-riesgo que, en algunos casos, no es todo lo favorable que se pensaba, y para ello, se han establecido programas de farmacovigilancia que consiste en la declaración voluntaria de efectos adversos por parte de los profesionales de la salud. Esa declaración, en ocasiones solo se produce si los efectos adversos presentan una cierta gravedad, o aparecen en un número elevado de pacientes; pero hace falta algo más: saber si los riesgos – algo común en todos los medicamentos – son superiores a los beneficios esperados, y para ello existe una organización altamente confiable que es Prescrire Internacional.
Uno de los objetivos principales de la revista Prescrire, su órgano de comunicación, es proporcionar a los profesionales de la salud – y, por tanto, también a sus pacientes – información clara, independiente, confiable y actualizada, libre de conflictos de intereses y de la presión comercial y empresarial. Vamos, que es algo de lo que nos podemos fiar.
Tengo la seguridad de que las Autoridades Sanitarias, , tienen en cuenta esta publicación, sin sensacionalismo alguno, y preparan su retirada, no en vano las autorizaciones de medicamentos son temporales y revisables, faltaría más.
¿Qué hacer si estamos tomando alguno de esos 105 medicamentos?
Estoy seguro de que, a estas alturas del artículo, muchos de los lectores lo habrán dejado, para terminarlo después, y estarán mirando Prescrire en un buscador, para saber si su medicamento está en la lista. No encontrarán marcas, sino principios activos, pero alguno podrá identificar un medicamento que le ha sido recetado.
Recomiendo mucha calma, yo mismo estoy tomando uno de ellos y no he dejado de tomarlo, hasta hablar con mi médico, con el que tengo cita a primeros de 2025, porque los conocimientos que tenemos están en constante evolución y dentro de unos cuantos años, muchos de los medicamentos que ahora utilizamos habrán sido superados por otros más eficaces o con menores efectos adversos.
Esto entra dentro de la historia misma de la terapéutica, desde Aurelio Cornelio Celso, médico romano del siglo I a.C, que escribió en su libro ‘De re médica’: “Es menester no ignorar que los medicamentos tomados en brebajes no siempre resultan útiles a los enfermos, y que habitualmente perjudican a las personas sanas”.