La Montaña Mágica

La literatura del Pacífico escrita por mujeres

San Andrés de Tumaco es un puerto que está situado en el sur del Pacifico colombiano, en la frontera con el país hermano de Ecuador. 

En la historia, Tumaco se hizo famoso porque allí, en la isla del Gallo, quedaron atrapados, durante cinco meses, trece conquistadores españoles, que bajo el mando de Francisco Pizarro, se dirigían rumbo a Perú.  

Se dice que durante estos cinco meses, los “trece de la Fama”, como se les conoce, tuvieron relaciones con las mujeres de la cultura Tumaco, y de allí nació uno de los polos del mestizaje americano. 

Tumaco tiene una tradición por el oro, el cacao y la tagua. Barbacoas, que es un puerto fluvial sobre el río Telembí, muy cerca de Tumaco, fue famoso en el siglo antepasado, por la producción de este metal precioso. 

En relación con la literatura escrita, la “perla del Pacífico”, como se le llama, ha tenido una corta pero rica tradición literaria, que aún no ha sido reconocida por el ‘canon’ cultural del país. 

En los últimos veinte años, la literatura del Pacífico escrita por mujeres, se viene destacando a nivel nacional e internacional. Basta con mencionar a Mary Grueso, Amalialú Posso, Sonia Truque, María Teresa Ramírez, Ligia Vonblon, Lucrecia Panchano, Stella Estrada, Jenny Tenorio, Elcina Valencia, entre otras, para demostrar que la literaria del Pacífico está en pleno ascenso. 

En esta ocasión, quiero referirme a dos poetas tumaqueñas: Martha Cecilia Ortiz y María Eugenia Marínez. 

Martha Cecilia Ortiz, radicada en Cali, publicó el año pasado con la Editorial Sial Pigmalión de España, el poemario La brevedad de los días. 

Desde su primer poema, se sabe que Martha Cecilia Ortiz es una poeta lectora que supo hacer la transición entre la oralidad y la literatura escrita. Por sus poemas, resuenan las voces de los poetas Alejandra Pizarnik, Tomás Quintero, y Raúl Gómez Jattin. 

Como afirma la poeta Elvira Alejandra Quintero, su poesía está atravesada por el grito. Sus poemas son saetas de lucha y resiliencia contra la ignominia, el abuso, y la perplejidad de los días. 

“En mi país / a la gente la matan sin siquiera alzar el vuelo”, dice.  

Su poesía no solo se limita a enunciar a la señora Muerte, en el país del viento. Así mismo, ella hace parte de una poética ecológica que le canta al árbol, al pez, a su madre, y a sus ancestros.  

“Cuando muere un árbol
nos quedamos sin aire
solos
sobre esta tierra”. (De “El árbol”?

Los poemas de Martha Cecilia Ortiz son huellas de la memoria, marcas del tiempo del olvido. 

Al ser contemporáneas, Martha Cecilia Ortiz y María Eugenia Marínez trabajan las mismas temáticas, pero desde una poética diferente. Mientras que a Martha Cecilia le interesa una poética expresionista, María Eugenia es más intimista, más subjetiva. 

En su poema, “el país que llevo”, María Eugenia Marínez, afirma: 

“Llevo un país pequeño a las espaldas, 
no tiene geografía, es de tiempo, 
persiste como huella en la mirada”. 

En el poema “Los olvidos y la marca del tiempo” Martha Cecilia Ortiz reivindica el amor por la madre, ombligo del mundo, y sus ancestros: 

“Mi madre ha empezado a olvidar las cosas
lo que dijo o hizo en ese mismo instante.
Los médicos nos han dicho: —no es alzhéimer 
es producto de los años ya vividos”. 

En el poema “Razamadre” María Eugenia Marínez, así mismo, expresa el amor por su progenitora, luz de vida, y nos recuerda el paisaje marino, que la vio nacer. 

“El puente El Pindo 
conecta al continente, 
los manglares, el Morro y el Bajito, 
emblemas de su natal Tumaco”.