Mao Zedong y sus secuaces tuvieron que recorrer 12.000 kms huyendo de los nacionalistas de Chiang Kai-shek durante la guerra civil que los enfrentó, este hecho se conoce como ‘La Larga Marcha’. Finalmente los marxistas ganaron la guerra en 1949 y Mao, una vez consolidado en el poder, decidió instaurar ‘El gran salto adelante’ que consistió en una delirante reforma agraria que produjo una famina con 45 millones de muertos. Cerca del Gran Timonel de hallaba siempre Zhou Enlai, que intentaba atemperar sus disparates. No lo consiguió, pues en 1966 Mao puso en marcha la llamada ‘Revolución cultural’, un ciclo de purgas en todos los estamentos de la sociedad que duró 10 años. Deng Xiaoping intentó oponerse pero fue tambien purgado y enviado a una fábrica de camiones para rehabilitarse.
Mao siempre había estado en la órbita de la Unión Soviética bajo la férula de Stalin que lo trataba con desprecio. Su muerte en 1953 le liberó del yugo y empezó a tutear a Nikita Jrushchov hasta que poco a poco se fue liberando de las instrucciones del PCUS. Esta situación le dio alas para en 1958 poner en marcha durante 4 años el citado Salto Adelante, de tan funestas consecuencias. Mao fue un hombre atrabiliario muy influenciado por su cuarta esposa Jiang Qing, líder de la llamada ‘Banda de los cuatro’ cuya influencia fue decisiva para instaurar la Revolución Cultural. Al morir Mao en 1976, fueron juzgados y ejecutados, siendo este fue el punto de inflexión que abrió el paso a la China moderna.
Hay que resaltar el papel de Zhou Enlai en vida de Mao, pues fue el que abrió el país a la diplomacia y propició las reuniones con Kissinger y Nixon. Mas importante todavía fue el papel de Deng Xiaoping tras la muerte del dictador, pues fue el arquitecto del cambio radical que dio el país abriéndose al capitalismo. No se puede entender la China actual de Xi Jinping sin su concurso. Tanto Zhou como Deng fueron capaces de sobrevivir durante el régimen maoísta porque se necesitaban sus capacidades y porque fueron capaces de autocriticarse en el momento oportuno para evitar la ira de Mao Zedong, uno de los grandes asesinos, si no el mayor, de la historia.