Crónicas de nuestro tiempo

La inmigración ilegal

Lo de la inmigración ilegal es un problema sustanciable, que como el ELA y otros muchos fenómenos dolorosos de nuestro tiempo, no interesa abordar. Y cuando se dice que no interesa abordar, es sencillamente porque supone una inversión de recursos que no compensa una popularidad suficiente, y por consiguiente no justifica la inversión económica en virtud de otras necesidades logísticas con resultados más notorios para los intereses de los dirigentes públicos. Y por si eso no fuera poco, otras veces, se desprecia la demanda bajo una intención secreta de esa especie de hermandad globalizada que controla el mundo, donde el propósito de sus iniciados consiste en mantener a la población distraída de sus intenciones mientras avanzan vendiendo humo. 

En este momento, Europa se desestabiliza cultural y socialmente por culpa de los dirigentes y de una inmigración ilegal que en nombre de la caridad, la humanidad y la oportunidad, invade países, rompe y termina con costumbres, hábitos y tradiciones culturales (olvidándose de aquel ‘allá donde fueres…’), en ese afán multirracial que solo mentes irracionales desprovistas de una realidad estable y responsable, propicia la siembra de muertos en los mares al mismo ritmo que desestabiliza países como España; sin dejar de reconocer que su llegada masiva obedece a razones de desesperación y huida en busca de la dignidad (!) lo que favorece el propósito de un gobierno empeñado en mantener y aumentar su llegada para irles legalizando en favor de amasar miles y miles de estómagos agradecidos que sumados a otros colectivos desestabilizadores terminan suponiendo millones de votos. 

Evidentemente, algunos países de la UE agradecen a este presidente amigo de todo lo que sea irregular, ilegal, antisocial y proceloso, el favor que les hace absorbiendo las cuotas de inmigración ilegal para que no les lleguen a ellos, evidentemente, a cambio de dinero de la UE además de un propósito. 

Para terminar con esta lacra que contamina tanto como humaniza y pretendiendo reordenar el grave problema existente, la UE con la mediación de la ONU a la cabeza, debería acordar algo que ya se hizo en España cuando hace seis siglos conquistamos las Américas para cristianizar, culturizar, civilizar y enseñar a trabajar y ser prósperos. 

Por ello, ahora toca que aquellos países ricos dispuestos a colaborar y contribuir, se comprometan al igual que sucede con la leyenda de la catastrófica contaminación del medio ambiente y la energía que venden con el paquete torticero de la agenda 2030, para establecer y asumir "Protectorados" sobre aquellos países desde donde se emigra en busca de la esperanza y la suerte, a sabiendas que la miseria y la muerte les persigue para impedirlo. 

De esta forma, los países más o menos afectados del primer mundo, se convertirían en protectorados de aquellos otros donde se produce la masiva y desesperada huida controlada por criminales sin escrúpulos y organizaciones que junto con ONGs de rentable acción lucrativa, amparadas bajo el manto humanitario pondrían fin al Éxodo rentable que bajo esa apariencia solidaria o compasiva promueven e impulsan para enriquecerse. 

Los países protectores, no han de donar dinero ya que ello sólo serviría para llenar los bolsillos de sus líderes políticos; simplemente habrían de crear centros de formación para la enseñanza, escuelas, universidades, hospitales, ambulatorios, agricultura, cultivos, ganadería, industrias de todo tipo, comercios, etc., de tal forma que luego los mismos países protectores seamos distribuidores o compradores de la producción, al tiempo que la inmigración necesaria se reconduzca bajo un ordenamiento legal controlado, eficaz y riguroso; y siempre bajo el mandato de la ONU, para imponer la disuasión de los insidiosos, la autoridad y las condiciones. 

Naturalmente, esto no significa que nuestra agricultura o ganadería se pueda ver afectada como ocurre ahora. Nuestra agricultura y ganadería ha de primar y potenciarse prevaleciendo por encima de esas importaciones que tanto daño hacen a nuestros agricultores y solo en épocas de escasa producción por temporada y climatología podrán suplirse con lógica intrascendencia. La forma coherente de ser solidario consiste en atender "Primero lo nuestro y después el resto solo hasta donde se pueda". Lo contrario, entraña sospecha fundada, injusticia, maldad encubierta y en ocasiones corrupción.