Economía sin corbata: lo que nadie te dice pero todos necesitan saber

No fue Inglaterra. Fue la siesta.

A los imperios no los destruyen sus enemigos. Los destruye no salir de la cama. La siesta. El "ya está bien así".

No fue Inglaterra quien acabó con el dominio español. Fue cambiar la conquista por la comodidad, el avance por el mantenimiento, el riesgo por la administración. Hoy pasa lo mismo. No necesitamos enemigos externos para destruir lo que construimos. Nos basta con no hacer nada. Con no mejorar. Con no querer más.

El profesional que estudió un máster en 2012 y lo sigue sacando en cada reunión como si eso valiera hoy. La empresa que funciona “como siempre”, aunque el mundo ya no tenga nada que ver. La gloria no se pierde. Se abandona. Se abandona cuando dejas de exigirte. Cuando aceptas lo suficiente. Cuando la excelencia es un capricho de otros.

Quien no conquista, retrocede. Quien no arriesga, se convierte en peón. Y quien se duerme... no despierta en un imperio. Despierta rodeado de ruinas que ya no recuerda cómo construyó.

Y si estás cansado de gestionar ruinas, tal vez sea momento de rodearte de quienes saben construir imperios. Sin excusas. Y sin siesta.