Juan José Mateos es por derecho propio un guardia civil con mucha “mili” a sus espaldas, como se suele decir en esos ámbitos. Destinos en el GAR, en Inchaurrondo, en los Equipos de Delincuencia Organizada Antidroga… Actualmente está retirado a consecuencia de las secuelas de uno de los atentados de la banda terrorista ETA.
Juan José, Juanjo, no ha perdido el tiempo. Autor del best seller “Pikoletos: la derrota de ETA” o “Inocentes”, prologado por Fernando Savater, lanza ahora al mercado “Estrecho: la frontera salvaje del narco español”, editado por el sello Arzalia.
Acabo de leerlo. Mi interés por la obra era notable. He trabajado en el Estrecho de Gibraltar y sus zonas de influencia y tengo escrito sobre el “crimen sin fronteras” que acontece en esa jurisdicción de nuestro país. Era para mi casi un deber profesional su lectura.
Metidos en harina, Juanjo tiene a mi juicio el don del narrador. En las 350 páginas de su volumen, el autor despliega una voz propia inconfundible; un dominio del lenguaje que capta los detalles con tal intensidad que los trasforma en profundas reflexiones.

El Estrecho de Gibraltar es, en efecto, una frontera salvaje. Apenas 15 kilómetros separan dos continentes, dos mundos, Europa y África, con Marruecos, primer productor del planeta de hachís, amén de la amenaza yihadista del resto del Magreb y, no muy lejos, el Sahel.
Narcorregión
Mateos pone de manifiesto sin concesiones a la ambigüedad como el narcotráfico representa una grave amenaza para la seguridad y estabilidad de la zona, prácticamente ya una narcorregión y puerta de entrada de la droga a la Unión Europea.
Las bandas, los clanes, los cárteles y otros grupos criminales, verbigracia la Mocro Maffia, campan a sus anchas. El asesinato de dos guardias civiles en el puerto de Barbate en febrero de 2024 muestra la violencia con la que los narcos actúan en su “territorio comanche” para mantener el control sobre rutas y mercados. Por otro lado, su poder de corrupción va claramente en aumento.
Juan José Mateos conoce bien, a pie de obra, la situación y no habla de oídas. En absoluto. Cuando el lector cierre finalmente las tapas de “Estrecho”, le quedará un regusto a autenticidad y a compromiso con la verdad, que no es poco en estos tiempos. Si pueden, háganse con él, no les defraudará.