Hay personas que han aprendido a sentenciar que la Navidad es una fiesta pagana.
Algunos colectivos protestantes y ateos, aducen que Jesús nació en primera y no el 25 de diciembre. En eso pueden llevar razón, pero en realidad, no hay registro del día, mes y año de las fechas exactas del nacimiento de Cristo. Se trata de renovar el espíritu religioso en una fecha que el Emperador Constantino El Grande estableció hace más de XVI siglos para conmemorar una realidad.
Cierto es que Constantino, fue la figura esencial para que el cristianismo se convirtieran en la religión oficial en el imperio romano y occidente, dejando de ser perseguida por ellos mismos. Su experiencia personal y la Fe de su madre Elena, contribuyó de forma inapelable para que cambiase las tradiciones del paganismo arriano por las de la nueva religión cristiana, mucho mas coherente y sin tantos dioses.
Aquellas gentes celebraban la mayor adoración del año, rendida al dios Sol el 25 de diciembre, y el Emperador Constantino, sustituyó el acontecimiento del nacimiento de Cristo, manteniendo la misma fecha, sin que ello signifique lo que algunos, muchos o pocos, tergiversan aduciendo falsamente que lo que se celebra es una conmemoración pagana, porque Jesús no nació en diciembre, sino en primavera que era cuando los pastores dormían en el campo.
Cierto es también, que los políticos ateos de izquierda radical, quieren cambiar el nombre de NAVIDAD, por fiestas, solo para hacer daño a quienes de derechas mantienen la Fe cristiana; aduciendo respeto por los musulmanes cuya cultura religiosa nada tiene que ver con occidente, y mucho con atentados y crimenes de fanáticos yihadistas que han dejado miles de victimas por todo el mundo.
El 25 de diciembre, conmemoramos el nacimiento del niño Jesús, por las razones expuestas. La fecha exacta nadie la sabe, porque no existe registro fehaciente del día ni tan siquiera del año de nacimiento y muerte de Jesús, aunque algunos colectivos protestantes hayan hecho creer a sus feligreses que lo conocen. Es más, sólo la ciencia conoce con un margen de error relativo, los miles de millones de años que tienen la tierra, la luna, el sol y la vida, que durante siglos no se sabía y muy erróneamente se marcaba en torno a los seis mil años.
Las personas que no respetan la Navidad y las tradiciones religiosas como son las procesiones -también de reminiscencia pagana por la adoración de imágenes- no tienen en cuenta el espíritu que simboliza la Fe por encima de la figura cuidadosamente realizada. Y quienes utilizan el hecho para tergiversar la alegoría con intención de hacer daño, no solo es que demuestren su malvada intencionalidad, sino que no han entendido la realidad metafórica figurada.
Por encima de la adoración de imágenes de barro y vestimenta, el creyente durante la exaltación de Fe, simboliza la Entidad de aquella Virgen, Jesucristo o Santo que configurada en una imagen adora con devoción para hacer llegar su plegaria. Es similar a cuando hablamos ante una tumba o la foto de un ser querido desaparecido. No hablamos con el material. Lo hacemos con lo que representa su recuerdo.
La simbología es la misma, que cuando dos personas pertenecientes al mismo grupo religioso, se llaman hermanos, entendiendo que sin ser hermanos de sangre, lo son por pertenecer a un determinado colectivo que piensa igual y sigue la misma doctrina sin que la sociedad les reconozca como hermanos, porque evidentemente no lo son.
En el caso de la conmemoración del 25 de diciembre, se simboliza el ritual del nacimiento al margen de lo demás.., como tampoco son hermanos los que pertenecen al mismo colectivo pero se lo hacen llamar porque en espíritu así lo consideran ellos.
Lo mismo sucede cuando se pasa la fecha de la celebración de una conmemoración a otra fecha en virtud de una circunstancia; o se cambia una persona el nombre de pila o los apellidos, y las siguientes generaciones mantienen el cambio. El origen fue otro, pero el cambio mantiene la esencia.
Lo que cuenta es el acontecimiento que consagra un hecho manteniendo el rito, la simbología y el espíritu. La fecha se eligió en función de un sano interés social que justificaba la alegoría del nacimiento de Cristo.
Una cosa es ser agnóstico o no creer, y otra no respetar a cientos de millones de personas que al igual que un socialista mantiene una doctrina que puede ser ridícula y dañina para otros, merece el respeto mientras no atente contra la integridad física de los demás. Lo que se llama pluralidad social, democrática y cívica, por encima de la confrontación.