España es un país donde la libertad de pensamiento es un valor sagrado, me da la vida ser una persona civil y poder manifestar mis ideas y opiniones sin temor a represalias. Esta libertad me presenta un tablero de juego realmente interesante que aprovecho al máximo, ya que no tengo una ideología política rígida, disfruto analizando y compartiendo distintas perspectivas en mis redes sociales “sin tapujos”.
Mis pensamientos y convicciones políticas pueden abarcar una amplia gama de perspectivas, me preocupo por la justicia social y la igualdad de oportunidades, otras veces, me encuentro reflexionando sobre los principios, como la importancia del libre mercado y la responsabilidad individual.
Definitivamente, lo que más valoro es la capacidad de ser fiel a mí misma y no sentir la presión de encajar en una única ideología. En mis redes sociales, aprovecho esta total libertad para transmitir mi opinión de manera abierta y honesta, me permite compartir mis reflexiones sobre temas políticos, sociales y culturales, sin miedo a ser censurada. Está claro que voy a ser juzgada (por la audiencia y no por el estado) pero entiendo que es inevitable ante tal exposición. Me causa sensación de liberación contribuir al debate público y ofrecer diferentes perspectivas sobre temas importantes.
Al observar las restricciones en otros países, donde ni siquiera se permite pensar libremente, entiendo que es un privilegio poder expresar mis opiniones sin miedo a la represión. Una vez más, celebro mi suerte como española, la libertad de expresión es fundamental para mi bienestar y mi identidad como ciudadana.