La simbología de satanás; el diablo o demonio, son personajes que a juicio de grandes exegetas; doctos en el estudio de las religiones y entre ellos, el ponente Jorge Morell como teólogo, manifiestan abiertamente que dichos espíritus malignos solo han servido como comodines virtuales imaginarios, dentro de un contexto de creencias de rivalidad religiosa en connotación con la superstición.
Generalmente, existen en la naturaleza humana individuos cuya condición perversa se identifica con estos personajes ficticios, mediante el ejercicio de poder que ejercen para hacer daño a otros. Expresamente disfrutando de la fechoría y actuando de forma inmoral y sin conciencia, contraviniendo los códigos más elementales de conducta (La ciencia que estudia el mal es la ponerología)
Algunos de estos individuos los encontramos en nuestra política reciente, como Zapatero, Otegui, Errejon, Monedero, Sánchez, Marlaska, Garzón, y muchos más, como los miles y millones que se mueven en todos los ambitos sociales pero especialmente en la politica, el terrorismo, la trata, la pederastia y el crimen organizado.
Los reunidos para estudiar la clave de su teoría, dictaminaron, que satanás, el demonio o diablo constituye una conducta cuyos pensamientos o acciones inmorales hacen gala de múltiples comportamientos indeseados, inhumanos, insensibles y despiadados, convertidos en estímulos necesarios para aquellos individuos carentes de principios.
Sin embargo, aducen qué, cuando a pesar de la insensibilidad del pensamiento refrenan la acción, es porque el Dios que se alberga en sus conciencias interviene para hacerles reflexionar.
El núcleo de la teoría, concluye argumentando, que cuando Dios, después de vivir en las tinieblas sin origen y existencia de tiempo, procedió a la creación (.!.) una vez realizada desapareció del universo físico para consubstanciarse en nosotros a través de la conciencia, y metafísicamente en la tierra y en toda su creación, como reflejo de lo que somos.., y solo aquellos que no escuchan la reflexión de la conciencia, actúan movidos por la codicia del pecado que proyecta la parte infame (satánica) del pensamiento.., lo cual, a pesar de ser teoria, convierte en racional el vacío de la justicia divina que muchos esperamos y no vemos, precisamente porque está en nuestras manos lo malo o bueno que hacemos sin la intervención física de Dios.
Según la teoría, estamos creados de imperfección, Dios y ambiciones desplegadas en los siete vicios capitales, considerando que "demonio" es una forma de significar la malignidad. Nos manifestamos con la bondad de uno o la maldad del otro, dependiendo de si oímos a nuestra conciencia divina (Dios) o, la parte cerebral de la irracionalidad donde conviven la envidia; la violencia; la soberbia; el desprecio; la inmoralidad, el odio, la vanidad, etc. (satanás).
La esencia teórica de la creencia, consiste en considerar que somos nosotros mismos quienes haciendo el bien o el mal, determinamos la acción, efecto y resultado. Poseemos la cualidad generosa de proyectar desde la conciencia la magnanimidad bondadosa, para que el cerebro procese la reflexión, otorgando a nuestra maldad mental (satanás) la oportunidad de decidir la decisión de la acción.
De verdad alguien puede creer que Dios escucha su plegarias y peticiones, antes que salvar la vida de una niña violada y asesinada.
- De verdad alguien, sin considerarse ególatra, puede creer que Dios le ayuda y le proporciona bienestar, antes que a personas que van a morir de hambre y no paran de suplicarle.
- De verdad alguien puede creer que si Dios nos oyese a todos, puede abandonar a los más necesitados para atender una intervención quirúrgica o una súplica antes que a otros con mucho más sufrimiento.
Si fuese así; si alguien cree haber sido milagrado por su fe y su conducta, probablemente es que halagandose a sí mismo, ha perdido la realidad solidaria convirtiéndose sin darse cuenta en fanático por no llamarle egoísta.
Decir que no somos quienes para juzgar a Dios, solo supone una respuesta carente de humildad.
Algunos colectivos religiosos, para justificar el silencio de Dios, han concluido para sus adeptos, que Satanás es quien dirige el mundo, dentro de una confrontación celestial entre ellos -más mítico que congruente- para demostrar a sus ángeles el espíritu demócrata de Dios, y castigar en un juicio final a quienes no hayan adorado y seguido fielmente sus enseñanzas religiosas.
Es evidente, que si Dios no atiende a quienes en tiempos de hambre, guerra, terremotos, tsunamis o pandemia, más le necesitan.., nuestra personal experiencia milagrosa se debió a un buen cirujano; la suerte; las circunstancias o cualquier otro contexto terrenal, que no dibuje un Dios injusto por selectivo.
No existe ningún animal de la fauna, que tenga el atributo de la conciencia. Sólo nosotros poseemos el don celestial de ser capaces de actuar como dioses para ayudar, perdonar, donar y realizar actos de naturaleza divina.
Por eso, muchos de aquellos ateos que se apartaron de ser creyentes, lo hicieron movidos por la incoherencia de un Dios desaparecido. De un adoctrinamiento religioso convertido en un ritual ancestro con procesiones de figuras de barro vestidas con atuendos enriquecidos; imágenes de cerámica o barro, prohibidas bíblica y coranicamente; qué son adoradas y empleadas para inducción limosnera a cambio de una súplica en un escenario más idolatra que celestial.
Creer que el sacrificio de soportar el dolor infligido como redención pueda llegar a Dios para alcanzar una petición, vuelve a ser un acto irracional por innecesario y masoquista.
La prueba teórica de que Dios y demonio somos todos, es aquella que acredita la misma condición jerárquica del Pontífice que nosotros, cuando rezando y suplicando a Dios, no es escuchado [Mateo, 18: 18 "De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo.
19 Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos"].
Lo cierto, es que la realidad ha demostrado y demuestra cada día más, que las plegarias para parar guerras, maldad, epidemias, asesinos en serie, etc., nunca han sido atendidas, no solo las del Pontífice, sino, las de ningún otro Pontífice durante siglos, es más, no existe ninguna Confesión religiosa que sus iglesias, sinagogas, mezquitas o lugares de culto, no hayan sido atacados por terroristas sin ni tan siquiera haberse notado la más mínima protección celestial a pesar de creer los fieles que en ese momento se encontraban bajo el manto del espíritu de Dios o Alá, sin con ello pretender quitar ningún mérito al Papa para expandir el mensaje que confraterniza y nos une.
La religión Cristiana, pierde cada año miles de adeptos, mientras que la musulmana aumenta en la misma proporción. Lo mismo pasa con algunas sectas protestantes del cristianismo, que aumentan lentamente sobre la base de la ignorancia; la soledad y la marginación para beneficio de sus dirigentes, sin entrar en distinciones jerárquicas que unos por convicción y otros por protagonismo, convergen en el mismo interés de propagación y liderazgo que cualquier multinacional.
Todos somos libres de ver y sentir a Dios donde queramos pensar que está ( ! ) pero qué mayor bendición que saber o creer que está dentro de uno mismo.., en nuestro corazón, en nuestra conciencia, en nuestras decisiones, en nuestro sufrimiento, en nuestro organismo formando parte de nuestro cuerpo.
Por ello, es posible que la teoría del grupo reunido en el Ateneo de Madrid después de la pandemia, tenga el sentido que la Iglesia no ha sabido darle, y resulte que sin buscar a Dios, nos demos cuenta que no está en los cielos ni en las imágenes ni en las plegarias ni en los rituales ni en las limosnas ni en las penitencias ni en los confesionarios ni consagración ni crucifijos ni medallas ni iglesias ni mezquitas ni sinagogas ni otros espacios de culto.. ¡¡ESTÁ EN TU CONCIENCIA!!