Pablo Neruda, uno de los poetas más célebres del siglo XX, galardonado con el Premio Nobel de Literatura y el Premio Nacional de Literatura de Chile en 1945, fue una figura que, para muchos, representa el arte comprometido y la defensa de los valores sociales. Sin embargo, detrás de su brillante legado literario y su activismo político, se esconde una faceta que dista mucho de los ideales que predicaba.
Bajo su nombre real, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, nacido en Parral, Chile, en 1904, adoptó el seudónimo de Pablo Neruda para distinguir su obra poética y, eventualmente, se convirtió en un referente literario en lengua española. Fue admirado por su poesía amorosa, su canto a la naturaleza y su ferviente defensa de los derechos sociales (Retenga en mente mientras lee, los referentes de su legado)
En España, Neruda fue y sigue siendo una figura muy admirada. Su vínculo con el país se consolidó a lo largo de los años, especialmente durante su estancia en los años 30, cuando trabajó como cónsul chileno. En esos tiempos, cultivó amistades con grandes figuras de la literatura, como Federico García Lorca, y se posicionó políticamente del lado de la República durante la Guerra Civil Española. También fraguó enemigos como Juan Ramón Jiménez entre otros.
Aunque Neruda escribió obras inmortales y defendió causas progresistas, su comportamiento y su ideología de extrema izquierda hasta las entrañas, le convirtió para muchos en un personaje incómodo, por mantener como centro gravitatorio de su vida, el pensamiento radical marxista.
Neruda, se unió al Partido Comunista de Chile y defendió causas de las llamadas progresistas, no tan retrógradas como las que hoy proponen quienes les han relevado, enfrentándose a regímenes conservadores para apoyar la lucha de los trabajadores por el capitalismo al que no llegan honradamente y anhelan.
Fue senador en 1948, viéndose obligado a exiliarse debido a la persecución política del gobierno de Gabriel González Videla. Su activismo le llevó a recibir tanta admiración como críticas.
Durante la guerra civil española, se inclinó por defender la república y dedicó al conflicto bélico varios libros de poesía, y una vez terminada la guerra, convenció al presidente chileno para que permitiera el asilo a quienes huían, llevándose en el barco Winnipeg a casi tres mil refugiados.
Pero lo que pocos saben, es que Pablo Neruda fue un inhumano canalla, cuya obra literaria acredita una singular maldad analizando la sensibilidad ficticia de los referentes de su legado

Esta niña de la foto que posa con su madre, se llamaba Malva Marina Trinidad del Carmen Reyes.
Malva Marina Trinidad del Carmen Reyes; Malvita para sus amigos, menos para su padre (.!.) que nunca pronunció su nombre porque se avergonzaba de la pequeña.
Malva Marina nació en Madrid en 1934. Padecía hidrocefalia.. , y mientras Lorca le ofrece sus “Versos en el nacimiento de Malva Marina”, su malvado padre, escribe por carta:
"Mi hija, o lo que yo denomino así, es un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma".
Fue la única hija de Pablo Neruda, fruto de su matrimonio con María Hagenaar Vogelzang, Maruca para sus amigos.

En 1936, al estallar la Guerra Civil española, el poeta se despide de María y de la hija de quien se avergonzaba y a quien nunca llegó a querer ni besar como dijo Maria, la madre de Malva. Mujeriego y bebedor, solo tuvo una hija legítima, Malva, y según consta nunca más quiso volver a verlas.
Después de escaparse de su esposa y de su odiada hija, éste sensible poeta de pluma y poco sentimiento, comenzó una nueva relación con la que fuera su segunda esposa, Delia del Carril, mientras Malvita y su madre se fueron a La Haya con el poco dinero que les dio para perderlas de vista para siempre.
María, tuvo que empezar a trabajar dejando a Malva al cuidado de una familia de Gouda, a la cual visitaba todos los meses acudiendo en tren, mientras el poeta, nunca más vuelve a interesarse por ellas, a pesar de los reclamos de María.
Malvita nunca llegó a pronunciar una sola palabra que no fuese un susurro o un aspaviento; ni tan siquiera a caminar (.!.) mientras su admirado padre, ocupado en embarcar exiliados españoles rumbo a Chile, rechazaba las llamadas de auxilio de la pobre y abandonada María.
El poeta defensor de los derechos y los mítines de izquierda, salvaba a los perseguidos mientras se mostraba incapaz de apiadarse de su propia hija discapacitada y de su desprecida ex esposa.
Su crueldad respecto a ellas fue terrible. La única hija a quien no le dedicó ni un verso, ni un halago, ni un comentario.
Malva murió a los 8 años, y cuando la niña falleció, Neruda no respondió ni tan siquiera al telegrama que le envió Maria, comunicándole el fallecimiento de la pequeña Malva.
En la autobiografía de Neruda, no se menciona ni una sola línea de su hija Malva Marina, obviando su existencia y su trágica muerte.
Éste despiadado que escribía sobre los oprimidos.., dejaba de lado a su hija, como si se tratara de un ser repugnante, fue el "Premio Nobel" a quien como tantos y tantos, se les perdona el delito ocultándolo en el limbo de las vergonzosas inmoralidades aceptadas.