ARS GRATIA ARTIS

Antonio Palacios. Tradición y modernidad

ANTONIO PALACIOS. VIRGEN DE LA ROCA, BAIONA. PONTEVEDRA
photo_camera ANTONIO PALACIOS. VIRGEN DE LA ROCA, BAIONA. PONTEVEDRA

Así como la ciudad de Madrid fue para Antonio Palacios el marco ideal para dejar constancia de sus ideales de modernidad y de una visión cosmopolita que quedaría sobradamente cumplida a la vista de las grandes obras que ha legado y que actualmente siguen causando asombro, Galicia fue para el arquitecto el espacio que recogió otras inquietudes recogidas en los proyectos acabados e inacabados entre 1905 y 1943. En cierto modo, su tierra de origen  fue territorio de experimentación aunque también de continuidad con la tradición y de ensalzamiento de los valores geográficos y paisajísticos; de entendimiento de la esencia de ciudades, villas y pueblos y laboratorio en el que experimentó y puso a prueba sus intuiciones entendiendo su complejidad y personalidad atlántica; supo ver las consecuencias positivas de la relación de Galicia con América, no solamente por los extensos vínculos creados por décadas de emigración sino también por la riqueza que traía esa conexión marítima a través de los puertos de A Coruña y Vigo, y los resultados económicos que generaba el comercio transoceánico desde anteriores décadas. En los proyectos de Ensanche y reforma interior de Vigo (1932) y de Urbanismo para Vilagarcía de Arousa (1922) se percibe entre otras utilidades, la sensibilidad en ese sentido.

Central Eléctrica del Tambre, Interior
Central Eléctrica del Tambre, Interior

Aparte del ejercicio de su profesión, Palacios tuvo una presencia activa en los círculos intelectuales y artísticos de Galicia; dejó sus opiniones adelantadas a su tiempo, en revistas y diarios de la época (Vida Gallega, Céltiga, El Faro de Vigo) sobre cuestiones que afectaban a la cultura, la arquitectura, la historia o la literatura de Galicia e incluso expresó sus criterios sobre el turismo. No hay que olvidar que fue un refinado viajero y conoció algunos de los grandes balnearios de Europa y aporto sus conocimientos sobre esa materia cuando se sumó a la creación del gran proyecto que se estaba gestando en Mondaríz, impulsado por la familia Peinador. Palacios y Otamendi planearon un centro balneario de primer orden (1908-1910) que haría de la localidad termal una de las más prestigiosas y asombrosas de Europa, lugar de moda al que acudían personalidades de diferentes ámbitos de la sociedad internacional y que contaba hasta con una imprenta propia para editar los folletos promocionales en diferentes idiomas.

ANTONIO PALACIOS,  CENTRAL ELÉCTRICA DEL TAMBRE
ANTONIO PALACIOS, CENTRAL ELÉCTRICA DEL TAMBRE

La idea simbólica de edificación que en algunos de sus proyectos se acerca a postulados escultóricos monumentales se define al extremo cuando acomete la creación de la “La Virgen de la Roca (1909-1930), de interior hueco y con escaleras de caracol que suben hasta el mirador barco que porta la virgen con su mano derecha. Desde ese punto se divisa el mar y la enorme figura, cual faro milenario, parece dar la bienvenida a los navegantes y replicar desde la esquina galaica a la Estatua de la Libertad en Manhattan asimismo hospitalaria con los viajeros. Palacios, ideó la obra de 15 metros de altura, situada en el monte Sansón, en piedra de granito, incluyendo otros materiales y quiso recordar la llegada de la carabela Pinta a Baiona cuando trajo las primeras noticias del descubrimiento de América. La cabeza y las manos de la Virgen de la Roca, son de mármol blanco, fueron realizadas por el escultor Ángel García también colaborador del arquitecto y autor de las cariátides de la fachada del Banco Español del Rio de la Plata de Madrid. La construcción de la obra se dilató en el tiempo; fue costeada por suscripción popular y los vaivenes que conllevó la situación y la escasez de los recursos influyeron en el proceso de realización y el resultado final.

ANTONIO PALACIOS. VIRGEN DE LA ROCA. BAIONA, PONTEVEDRA
ANTONIO PALACIOS. VIRGEN DE LA ROCA. BAIONA, PONTEVEDRA

Otro proyecto singular, visionario que ahora podemos ver como un gran contenedor y durante años tuvo un uso industrial, es el edificio para la Central Eléctrica del Tambre (1924). Bien merece una visita, por su impresionante presencia y ubicación; se encuentra en las inmediaciones de la villa coruñesa de Noia, situado entre el cauce del rio Tambre y la montaña; Palacios ideó una catedral tecnológica, de lenguaje historicista, vacía en su interior dispuesta para alojar turbinas y máquinas; vistas ahora desde los ventanales se asemejan a grandes esculturas pintadas, objetos casi sagrados que establecen un diálogo con el espacio exterior y mantienen el reto enfrentándose a la espectacularidad del entorno; construida en piedra de granito como la mayor parte de sus obras en Galicia, entendemos en esta obra, más si cabe, el valor otorgado al preciado material tan idealizado por Palacios y nexo entre tradición y modernidad.