LA MIRADA DE ULISAS se estremece con las conmovedoras escenas que la televisión israelí y mundial muestran. Todo se viste de felicidad, una palabra que se escapó del diccionario hebreo durante estos últimos dos años. Esta mañana la recuperó con creces. Amaneció con ríos de gente que se aglomeraron para expresar la dicha del regreso a casa de los secuestrados vivos y muertos, luego del padecimiento extremo de dos años de cautiverio en condiciones espeluznantes. Suman veinte hombres que resistieron a las adversidades que todo encierro y maltrato infringidos causan. Hombres que vuelven a sus hogares dichosos de haber vencido la adversidad, aunque se sabe que no retornan en buena salud física ni mental. Habrá que disponer de muchos y largos tratamientos tanto médicos como psicológicos para restablecer el equilibrio físico y emocional deficientes, pero aún así la alegría prima de tenerlos nuevamente en el país, luego de tanta espera descorazonada. Hoy diez y nueve familias, ya que entre los liberados hay un par de gemelos, festejan junto al jolgorio de toda una población identificada con el sufrimiento de sus compatriotas y con la esperanza de recuperarlos todos; los vivos como los muertos. Regadas por todo el país estaban las fotografías de estos desventurados y los anuncios del imperativo regreso a casa: “Bring them home”. Por causa de la deshumanización de las milicias de Hamás se encontraban bajo tierra, en los túneles del infierno. Muchos judíos se hermanaron con el dolor de sus semejantes. Diariamente, manifestaban por la libertad de estos individuos, cuya vida pendía de un hilo. Se exigía liberarlos vivos o muertos. Los que pudieron resistir tanto sacrificio y humillación arriban con la sonrisa marcada en rostros limados y algo envejecidos. El padecimiento hace mella en cuerpos y almas. Los veinte liberados del suplicio de Gaza aclamados como héroes son: Nimrod Cohen, 20 años, Rom Braslavski, 21 años, Matan Angrest, 22 años, Bar Kupershtein, 23 años, Evyatar David, 24 años, Guy Gilboa-Dalal, 24 años, Yosef Haim Ohana, 24 años, Alon Ohel, 24 años, Eitan Mor, 25 años, Matan Zangauker, 25 años, Gali Berman, 27 años, Ziv Berman, 27 años, Segev Kalfon, 27 años, Ariel Cunio, 28 años, David Cunio, 35 años, Avinatan Or, 32 años, Elkana Bohbot, 36 años, Maxim Herkin, sin edad especificada, Omri Miran, 48 años, Daniel Peretz, 22 años. La mayoría jóvenes que recuperan la libertad para el regocijo de toda una nación. Israel se funde en una unión que se desconocía desde hacía algún tiempo. Se liman las diferencias para casarse con el alborozo que se da en todos los rincones de la Tierra Prometida. Tantos días y tantas horas esperando a que los secuestrados llegaran a buena orilla. Aún permanece la espera del retorno de los cadáveres de los restantes sacrificados. También serán entregados debidamente gracias a los acuerdos logrados. Este día, octubre 13, se vive con el mayor paroxismo. Se desborda por doquier y contagia al más estoico.
La mirada de Ulisas recuerda que lamentablemente muchos rehenes, personas inocentes, murieron bajo circunstancias infrahumanas, que de seguro serán contadas con pelos y señales por los rescatados. Sus historias resucitarán en libros y quizá en películas al señalar la resiliencia que ocupó tantos minutos de abandono e indolencia.
En la sensible y ansiosa mirada de Ulisas navegan lágrimas. Son las mismas que se ven en todos los rostros que han abrazado el contento en estos sagrados momentos para la población israelí, que de cierta manera casi había perdido la esperanza de ver llegar esta fecha. Los intentos habían resultado infructuosos. Promesas y promesas incumplidas se fueron acumulando para dejar la expectativa con los crespos hechos. Hoy se verifican los hechos de la liberación con un océano de risas y aplausos. El mundo también se hallaba a la expectativa de un cese de fuego, que ofreciera una paz duradera en el Medio Oriente. Se están dando las condiciones, a menos que Hamás se arrepienta y rompa las negociaciones, como se ha visto durante otros tratados o intentos de fraguar una paz verdadera. Ojalá la presión ejercida sobre los terroristas surta el efecto buscado de poder pacificar la región, como tanto lo ha anhelado Israel. Nunca imaginó que después del Holocausto tendría que vivir un 7 de octubre tan sanguinario y nefasto. Otro intenso dolor para el pueblo judío que se ha visto tan perseguido y calumniado por la muerte de Cristo durante siglos. Últimamente se le inventó otro mal, que no responde a la realidad, la de un pueblo genocida. Luego de pasar por un pueblo deicida ahora se le puso la chapita de pueblo genocida, cuando se sabe de sobra que la armada israelí es una de las más morales por cuidarse mucho de no comprometer a la ciudadanía civil al mandar panfletos y anuncios para prevenir sobre los puntos de ataque y así lograr la adecuada evacuación antes de intervenir o explotar el puesto de combate designado. La mirada de Ulisas conoce las reglas de la guerra y casi nunca, por ser generosa, o nunca al ser más cabal, se hacen estas notificaciones, porque en guerra se juega a la guerra sin contemplar consecuencias ni menos de cuidar al enemigo. Israel lo hace por ser un pueblo regido por la Tablas de la Ley donde la vida resulta preciosa y sagrada. Sólo se puede dar muerte a aquel que ponga en peligro la integridad de un individuo o de una nación. Israel se defendió como el león que es contra varios frentes que lo tenían asediado y tomó la responsabilidad de defender los principios y fundamentos de Occidente, donde toda persona tiene valor y no debe recibir el desprecio de nadie, donde la mujer ocupa un lugar igual que su par: el hombre, donde el disidente tiene derecho a alzar la voz y adherirse a cualquier manifestación sin temor a ser arrestado ni silenciado y donde el homosexual halla su posición sin ser víctima del peso de la discriminación ni del fusilamiento. Valores que obedecen al respeto y la tolerancia que establece un gobierno basado en la libertad, la igualdad y la fraternidad. La mirada de Ulisas así como los atisbos serios y sin sesgos que desvirtúen la realidad no pueden olvidar que Israel sigue siendo la única democracia de la región. Ojalá otros países se contagien de este sistema que, si bien dista de ser perfecto, es el que más se ajusta a las buenas primicias de una sociedad sana y próspera, donde la paz se acoge como una forma de vida. Beneficie a todos los ciudadanos sin la nefasta presencia de la violencia ni los alaridos de las armas. La mejor propuesta es amar al prójimo desde su diferencia y respetarlo con tolerancia. Dos elementos esenciales para vivir en paz y concordia con los hermanos, los vecinos y con los enemigos. Hoy se dice que: mejores tiempos se avecinan. La mirada de Ulisas vibra con la sola idea de que sea una realidad y cruza sus dedos para que así sea.