Cientos de personas procedentes de toda España se han manifestado este domingo en el centro de Madrid bajo el lema “Salvemos el mundo rural agredido”, para denunciar el abandono institucional de los pueblos, la falta de servicios públicos básicos y la proliferación de macroproyectos energéticos y extractivos que, según los organizadores, “están destruyendo el territorio y los recursos naturales”.
Los manifestantes, convocados por medio millar de entidades, marcharon entre pancartas que rezaban mensajes como “Especuladores fuera de mi tierra” o “Placas no, olivos sí”. Desde primera hora de la mañana, las calles de la capital se llenaron de vecinos del medio rural, ganaderos, agricultores, ecologistas y colectivos vecinales que exigieron al Gobierno medidas concretas para frenar lo que califican de “vaciamiento forzoso de los pueblos”.
Durante la protesta, los asistentes expresaron su rechazo a proyectos industriales de gran impacto ambiental, entre ellos la megaplanta solar de Lopera (Jaén), la mina de litio en Cañaveral (Cáceres) o la planta de biogás de Machacón (Salamanca), que consideran ejemplos del modelo “especulativo” que amenaza sus medios de vida.
Uno de los portavoces de la coordinadora “Salvemos el mundo rural agredido”, Ernesto Romeo, afirmó ante los medios que la movilización busca denunciar que “los pueblos están siendo sacrificados por un modelo energético depredador que no deja beneficios locales”. A su juicio, las llamadas “macrorrenovables” están provocando “la mayor destrucción medioambiental de la historia de España”, con la instalación de proyectos “sin planificación, sin estudios adecuados y sin participación de los vecinos”.
Romeo insistió en que el problema “no afecta solo al mundo rural, sino a toda la ciudadanía”. “La gente de las ciudades necesita el medio rural: come del medio rural, respira el oxígeno del medio rural y su salud depende de la biodiversidad del medio rural”, recordó el portavoz, quien pidió políticas que promuevan un desarrollo sostenible y equitativo.
Los organizadores destacaron que esta movilización pretende “dar voz a un territorio olvidado” y alertar sobre la pérdida de población, la falta de transporte público, la ausencia de médicos y el cierre de escuelas rurales. Asimismo, exigieron una moratoria a los grandes proyectos de energía renovable hasta que se garantice la protección de los ecosistemas y la participación ciudadana en las decisiones.
La concentración concluyó en un ambiente pacífico con la lectura de un manifiesto en el que se reclamó una transición energética justa, la protección del paisaje, la gestión sostenible del suelo y la defensa de los recursos naturales frente a la especulación empresarial.