Comercio

El déficit comercial español se dispara un 86,3% en el primer trimestre de 2025, con el automóvil en caída libre

El sector del automóvil, hasta ahora motor industrial y exportador clave, se desploma un 12,9% en exportaciones y agrava el desequilibrio comercial nacional

La antigüedad de los coches sigue al alza en España - Servimedia
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España ha arrancado 2025 con una preocupante señal de debilidad en su economía exterior. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, el déficit comercial español ha alcanzado los 15.100 millones de euros al cierre del primer trimestre, lo que supone un aumento del 86,3% respecto al mismo periodo del año anterior.

A pesar de que las exportaciones aumentaron un 2,6%, el problema radica en que las importaciones crecieron a un ritmo mucho más acelerado, del 9,3%, empujadas principalmente por el encarecimiento de los productos energéticos y el fuerte repunte de las manufacturas de consumo.

Entre los sectores más golpeados por esta situación destaca el automóvil, tradicional bastión exportador de la industria española, que ha sufrido un retroceso del 12,9% en sus ventas al exterior. Esta caída responde, entre otras razones, a la crisis de demanda en Europa, donde países como Francia, Alemania e Italia –también grandes productores de vehículos– han priorizado el consumo interno frente a la importación. Este desajuste ha supuesto una reducción drástica del superávit comercial del sector automovilístico, que ha pasado de 2.500 millones de euros a apenas 700 millones, lo que compromete seriamente su papel tradicional como contrapeso del déficit nacional.

Otros sectores tampoco escapan al deterioro. Los productos energéticos, que representan una parte significativa de las importaciones, aumentaron su peso un 5,3%, mientras que sus exportaciones cayeron un 10%. El superávit agroalimentario también se ha visto resentido, con una reducción del 4% a pesar del incremento en ventas. Por su parte, los bienes de equipo, productos químicos y bienes de consumo muestran un balance visiblemente negativo, contribuyendo al aumento del déficit total.

La situación preocupa no solo por su impacto inmediato en las cifras macroeconómicas, sino por sus implicaciones para el empleo y el tejido industrial. El sector del automóvil, que representa cerca del 14% del PIB industrial y da trabajo a cerca de dos millones de personas, podría ser el foco de una nueva crisis laboral si la caída de producción y ventas se prolonga en los próximos trimestres.

La magnitud del déficit –15.100 millones de euros– implica, en términos prácticos, una pérdida directa de riqueza nacional, ya que el saldo negativo entre exportaciones e importaciones resta crecimiento al Producto Interior Bruto. Si en vez de ese agujero se hubiese registrado un superávit, España habría generado esos millones en riqueza neta. En este contexto, resulta cada vez más difícil mantener las previsiones oficiales de crecimiento, y menos aún sostener narrativas optimistas en torno a la evolución de la economía nacional.

En resumen, el desplome del sector del automóvil, junto al aumento de la dependencia energética y el deterioro de otros sectores exportadores, agravan el desequilibrio de la balanza comercial y anticipan tiempos complicados para la industria y el empleo en España. Las autoridades deberán reaccionar con urgencia si quieren evitar que estos indicadores negativos se conviertan en una tendencia estructural.