Florencio Moreno Godino siempre vivió alejado de todo tipo de estéticas y ataduras sociales. Su vida estrafalaria, su particularidad dialéctica y su tono vital le situaron cerca de esa corriente que había nacido en el Barrio Latino de París a principios del siglo XIX. En Madrid fue considerado, por muchos autores, decano de la bohemia, porque en él se inspiraron y se ampararon los que se sentían atraídos por esa corriente que en España nació y murió en el último tercio del siglo XIX y que este autor sazonaba sin descanso. Algunos de sus fieles seguidores fueron Pedro Escamilla, el autor que firmaba con el seudónimo de “Felix X”. Pedro Marquina, cuyo entierro fue sufragado por la Asociación de Escritores y Artistas y su duelo presidido, nada menos, que por el entonces insigne poeta y político Núñez de Arce, y algunos otros como ellos vivían como podían vivir: la mayoría a salto de mata.
Él y sus compañeros de aventura escribieron obras de teatro y, sobre todo, folletines, cuentos y artículos, generalmente extravagantes, para periódicos y revistas. Muchos de los bohemios de ese tiempo vivieron en pensiones y fondas de mala muerte y frecuentaron las tabernas más pintorescas y estrafalarias.
Moreno Godino había nacido en Madrid en 1829 y murió en esta misma villa, que es capital de España, en el año 1907. Fue poeta, dramaturgo y periodista que vivió y participó con mucha intensidad en las vicisitudes que latían en un contexto generalizado de pobreza.
Fue un tiempo en que Madrid respiraba por sus poros ese anhelo que rubricaba las vidas que se iban apartando de las normas más convencionales. Firmaba con el seudónimo “Floro Moro Godo”, especialmente en revistas. Colaboró en el periódico satírico “Gil Blas” que había sido fundado por los poetas Manuel del Palacio y Luis Rivera en el año 1864 y donde el día 16 de febrero de 1868 escribió un cuento en el que recordaba la historia tan famosa de “La zanja y el borracho”. Ahí nació y se popularizó esa frase tan célebre que todos hemos utilizado en más de una ocasión; cuando el borracho - saltando una zanja que hacía de frontera entre los pueblos madrileños de Pinto y de Valdemoro - a la vez que saltaba iba diciendo: “ahora estoy en Pinto y ahora en Valdemoro”, pero en uno de los saltos quedó en medio y fue cuando gritó: “ahora estoy entre Pinto y Valdemoro”. Dijo el propio Godino en ese texto que se limita a contar la historia de la zanja tal como se la contó el enano… y así, de ese modo, comienza a narrarla.
Publicó en “Madrid cómico”: revista fundada en 1880, en la que Leopoldo Alas Clarín publicó sus famosos “Paliques” en los que atacaba sin piedad a numerosos autores literarios. También escribió en “El Semanario Pintoresco Español”: publicación fundada por Mesonero Romanos en 1836. Fue redactor y colaborador de otras muchas publicaciones como “Pluma y Lápiz”, “La Voz”, “la Lidia”, “El Imparcial” y “Blanco y Negro”.
Moreno Godino fue autor póstumo de un último libro titulado “El último bohemio” publicado en 1908, un año después de haber fallecido.
Fue amigo de Espronceda, de Manuel del Palacio, de Zorrilla, de Fernández González y de Eusebio Blasco. Con ellos frecuentaba las tertulias literarias del Parnasillo y de La Zarzuela, o las que se celebraban en el Café Suizo y en el Café Iberia, cuando corrían las dos últimas décadas del siglo XIX.
Murió en el Hospital General de Madrid, en la más absoluta indigencia. Faltaban apenas dos semanas para que comenzase la Navidad.