La respuesta a la pregunta enunciada en el titular es: “según que autores”. Los consultados que merecen rigor y credibilidad, también veremos que hay otros, se remontan al Madrid (Mayrit) musulmán, y las dudas suscitadas entre unos y otros dependen de si la construcción del alminar (torre) se inició antes de la conquista cristiana o después.
Comencemos por explicar que la disputa por ser el monumento más antiguo de Madrid enfrenta a: la Iglesia de San Nicolás de los Servitas (antes Iglesia de San Nicolas de Bari), situada en pleno Madrid de los Austrias (Plaza de San Nicolás, 6); con la ermita de Santa María la Antigua, conocida como ermita del Cementerio de Carabanchel (Calle de Monseñor Oscar Romero, 92).
Vayamos por partes. José Manuel Castellanos Oñate, uno de los investigadores de la historia medieval de Madrid con mayor reputación, explica que Mayrit fue fundada como bastión militar por el emir Muhammad I, dependiente de Córdoba, que gobernó del 852 al 886, en la colina en la que siglos después se construiría la Catedral de La Almudena. Esa fortificación pudo haber sido reparada por Abd al-Rahman III a mediados del siglo X, y ampliada por al-Hakam II o su hijo Hisham II al acabar dicho siglo.

Esa medina contó, intramuros, con una mezquita mayor, transformada tras la conquista cristiana en Iglesia de Santa María de la Almudena, que fue derribada en 1869 para ampliar la calle Mayor y remodelar el viaducto de la calle Bailén. Por fuera de la muralla había dos arrabales, uno islámico y otro mozárabe. El arrabal islámico, en la zona oriental, contaba con una mezquita menor cuyo alminar se habría convertido después en torre mudéjar de la iglesia de San Nicolás. Templo que aparece citado en el Fuero de Madrid de 1212, siglo XIII, aunque si realmente procede de un alminar hay que retrotraer su construcción al siglo XI.
El que fuera archivero mayor del Ayuntamiento de Madrid, Agustín Gómez Iglesias (1902-1977), afirma que la torre de San Nicolás “es el más antiguo y hermoso ejemplar del legado medieval madrileño”, pero la clasifica dentro del siglo XII y añade que nació para uso cristiano como todas sus hermanas de Toledo, concluyendo: “no hay que pensar en que fuese mezquita, cuando su ornamentación y su estilo acordes lo contradicen”.
En sentido contrario, Cristina Segura Graíño, catedrática de Historia Medieval de la Universidad Complutense, estima que los únicos restos islámicos que quedan en Madrid son la torre a la iglesia de San Nicolas “que era el alminar de una mezquita destruida y sustituida por la actual iglesia”.
Más detalles sobre el origen musulmán, en el siglo XI, de la iglesia de San Nicolás, los aportó en 1927 Elías Tormo, profesor de Historia del Arte de la Universidad Complutense.
Lorenzo Rodero publicó una entrevista con él en la revista gráfica La Esfera del 23 de abril de 1927. En la misma se detalla que “el Sr. Tormo, ha descubierto, al registrar la torre del actual templo de los Terciarios Servitas, que se trataba de una torre moruna en ladrillo, y al examinar el enlace del cuerpo primitivo con el de las campanas, vió que éste era completamente postizo, y que debajo aparecía el pretil y rellano general de las torres de mezquita, ó sea la azotea donde el muezin ó almuédano anunciaba la oración á los musulmanes, teniendo en cuenta que entre ellos no se usan las campanas. Se trata, pues, del único monumento árabe de la capital, jamás mentado por historiadores y arqueólogos, vestigio del siglo XI”.
Mercedes Gómez-Ferrer, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Valencia, indica que Tormo estaba convencido de que la torre de San Nicolas era un alminar construido en 1085, pero el mismo año 1927, en el que se publicaron esas investigaciones, el arqueólogo e historiador Manuel Gómez Moreno, basándose en el estilo y orientación del templo argumentó que había sido cristiano desde el primer momento. Coinciden con esa tesis Pavón Maldonado y José Luis Garrot.

Como se planteó al principio, a la hipotética mayor antigüedad de la torre de San Nicolas si efectivamente procede de una mezquita del siglo XI, compite con la ermita de Nuestra Señora de la Antigua, en Carabanchel, que se relaciona con milagros atribuidos a San Isidro, lo que equivale a siglo XII, siendo la única ermita mudéjar que se conserva completa en Madrid, habiendo sido declarado bien de interés cultural en 1981.
La casi ocultación de los restos islámicos de Madrid obedece a principios religiosos y políticos. Después de que Felipe II designara en 1561 a la Villa como capital del Imperio en el que nunca se ponía el Sol, era necesario buscar unos orígenes más gloriosos que haber sido fundada por los servidores del islam, invasores durante ocho siglos y de los turcos que eran los enemigos del momento. En tiempos de su hijo y sucesor Felipe III, que expulsó a los moriscos de sus reinos como maniobra de distracción para ocultar que había alcanzado una tregua con los protestantes de Flandes, ese afán de borrar antecedentes árabes se acentuó. Tanto Sebastián de Covarrubias, en 1611, con Gerónimo de la Quintana, en 1629, fijan la fundación de Madrid, en la de la llamada Mantua Carpetana, llevada a cabo por un héroe de origen griego. Poco a poco se fueron deshaciendo esos antecedentes no probados, aunque uno de los novelistas románticos del siglo XIX, Manuel Fernández y González, en su obra “La leyenda de Madrid”, de 1881, recurrió a los planteamientos de Gerónimo de la Quintana en su búsqueda de un nacionalismo español que, en su opinión, debería ignorar la herencia musulmana por no considerarla española.