Zarabanda

Antonio Machado en Rocafort, la visita de Elena Garro

Un año antes de que Antonio se trasladase de Segovia a Madrid se había proclamado la república. Fue uno de los encargados de izar la bandera republicana en el balcón del ayuntamiento segoviano aquel 14 de abril de 1931.

"¡Aquellas horas!, ¡Dios mío!, tejidas todas ellas con el más puro lino de la esperanza, cuando unos pocos viejos republicanos izamos la bandera tricolor en el Ayuntamiento de Segovia" ( Antonio Machado).

Cinco años después llegó el golpe de estado, el Alzamiento Nacional, la guerra. Madrid, sitiada, bombardeada, hambrienta, con represión y venganzas personales..., era una ciudad invivible. Los dirigentes de la Alianza de Intelectuales Antifascistas decidieron evacuar a Antonio y a su familia a Valencia, donde se estableció el gobierno republicano,  un lugar más seguro, alejado del frente. 

Acompañaban al poeta: su madre, Ana Ruiz,  su hermano Francisco con su esposa Mercedes y sus tres hijas, y su hermano José, el dibujante, que le hacía de secretario, con su mujer Matea, y también sus tres hijas.

"Yo no me hubiera marchado -manifestó en su acto de despedida. Estoy viejo y enfermo, pero quería luchar al lado vuestro. Quería terminar mi vida, que he llevado dignamente, muriendo con dignidad".

Dignidad es sin duda una de las palabras que mejor lo definen.

Su destino fue Rocafort, un pueblecito a unos 13 kilómetros de Valencia. Llegaron el 7 de noviembre de 1936 y allí residieron hasta abril de 1938.

A Antonio le gustó aquella tierra, las huertas que se extendían entre Valencia, Godella y Rocafort: "Esto es hermoso, muy hermoso. Es como un poco de paraíso, sobre las huertas flamean todos los verdes, todos los amarillos, todos los rojos, el agua roja de estas venas surca graciosamente y abastece el cuerpo de esta tierra. ¡Cuánto ha debido laborear el hombre para conseguir esto! Los valencianos están orgullosos de su tierra que no tienen que desgarrar sino acariciar con el mimo con que se besa a una muchacha".

Estas palabras figuran en un mural junto a la acequia de Moncada y al lado de Villla Amparo,  donde fueron alojados los Machado tras una breve estancia en la Casa de la Cultura. 

La villa era hermosa: huerta y amplio jardín (3.385 metros cuadrados) con naranjales, glicinias, tulipanes gigantes..., y un bello edificio de fines S. XIX, con azulejos en suelo y paredes, altos techos con molduras, ventanales, vidrieras de colores, una escalera imperial,  una torrecita y vistas a la sierra y la huerta. Había sido requisada, junto con otras 28, por el gobierno republicano para usos oficiales. 

Pese a su mermada salud, allí escribió sin descanso: comentarios, artículos, análisis..., todo lo que pudiera servir a la causa republicana. Colaboró con "la Vanguardia", la "Hora de España", el Boletín del Servicio Español de Información y escribió los textos de las postales infantiles promovidas por Giner de los Rios y editadas por el Ministerio de Comunicaciones. Algunos de estos textos están recogidos en su libro "La guerra 1936 - 1937".

(Espasa Calpe,1937). También sus últimos poemas, entre ellos, "El crimen fue en Granada", sobre la muerte de Lorca.

"Se quedaba todas las noches ante su mesa de trabajo, rodeado de libros. Metido en su Gabán desafiaba el frio escribiendo hasta primeras horas del amanecer, en que abría el gran ventanal para ver la salida del sol o, en otras ocasiones, y a pesar de estar cada día menos agil, subía a lo alto de la torre para verlo despertar, allí lejos, sobre el horizonte del mar. En estas largas noches invernales, trabajaba, trabajaba sin cesar para atender el sin fin de peticiones que de todas partes le hacían". (José Machado. "Últimas soledades del poeta Antonio Machado". Ediciones de la Torre, 1999).

También recibía numerosas visitas: soldados recien llegados del frente, políticos, intelectuales, escritores. Entre ellos al joven matrimonio Elena Garro y Octavio Paz, se habían casado hacía unos meses, el 25 de marzo de 1937.

Formaban parte de la delegación mejicana que asistía al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura que se celebraba en Valencia en julio de 1937, organizado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas. En él, Machado pronunció su famoso discurso: "El poeta y el pueblo".

Así nos describe Elena la visita al poeta:

"Nos llevaron al pueblo donde vivía. Entramos a la casa por un gran portón, un jardín descuidado y aromas diluidas del reciente verano. Había hojas secas en el suelo y un silencio solemne. Esperamos en el comedor con una mesa cubierta por un mantel de hule, puerta abierta al jardín, muros de mosaicos (azulejos) de Talavera. Una tristeza impresionante se extendía por toda la casa, parecía abandonada o habitada por personas sin esperanza."

"Apareció Antonio Machado vestido de negro, con un traje muy usado. Sonrío, no se diría que sonreía con resignación. Se sentó frente a nosotros. Todo el desprendía la enorme tristeza que emana de un monumento funerario de un pariente cercano."

"Si hubiera alguien que pudiera ilustrar lo que sucedía en España eran Antonio Machado, su madre  y su hermano Manuel, que está "del otro lado". Me preocuparon los Machado. Escuché a la viejecita hablar de Manuel con la misma voz con la que se refería a su otro hijo, Antonio" (Elena Garro, "Memorias de España, 1937". Siglo XXI, 1992)

Elena ha vuelto a Rocafort, este año 2025, de la mano de su editora y estudiosa, Patricia Rosas Lepétegui. Ha vuelto con su poemario "Contrastes de tiempo", que se presentó el 23 de mayo a las 19 horas en "Nou Espai". A Octavio Paz, que quiso ver destruidos sus poemas, no le hubiera gustado.