Uno de los retos a los que nos enfrentamos los docentes de Literatura, y más si trabajamos en secundaria, es a que los alumnos conecten con aquello que fue escrito hace cientos de años. Es comprensible que incluso los lectores formados nos preguntemos qué problemas y aspiraciones podemos tener en común con gentes que vivieron hace tantos siglos. Mi postura al respecto es que, aunque las personas podamos ser ampliamente variadas, la esencia humana es algo que atraviesa las culturas, los espacios y también el tiempo. Permitidme que lo ejemplifique.
En 1619 Lope de Vega publica su obra de teatro “Fuenteovejuna” (también “Fuente Obejuna”), titulada así por la población cordobesa en la que se sitúa la acción. La trama gira en torno a los abusos de poder ejercidos por el Comendador Fernán Gómez, quien maltrata a los habitantes de la villa, especialmente a las mujeres. Cuando el Comendador intenta forzar sexualmente a la joven Laurencia, ella se escapa y, llena de indignación, incita a sus vecinos a rebelarse. El ataque a Laurencia representa el sufrimiento de todo el pueblo, lo que enciende la furia de los aldeanos, quienes se alzan y matan al Comendador en un acto colectivo de justicia. Después del asesinato, los Reyes Católicos envían a un juez para investigar el crimen. Sin embargo, al ser interrogados, todos los habitantes, de manera solidaria, responden únicamente "Fuenteovejuna lo hizo". Así, la unidad de los aldeanos impide que alguien sea castigado individualmente, lo que lleva a los Reyes a concederles el perdón.
No dejo de pensar en que, en estos tiempos, estamos viviendo una versión modernizada del grito de guerra “Fuenteovejuna, todos a una”. Lo vemos en las hordas de voluntarios que se han volcado con las inundaciones sucedidas en el centro y levante español. Diferentes épocas, diferentes espacios, diferentes tragedias. Una en la ficción y otra en la realidad. No obstante, en ambas hay algo en común: el sentimiento que nos conmueve a las personas cuando la sociedad demuestra que, a través de la solidaridad, es posible enfrentar adversidades que van desde una catástrofe natural hasta la opresión de un tirano.
La capacidad para generar este sentimiento en el público que acudía a las representaciones fue uno de los factores que hizo de “Fuenteovejuna”, y de las comedias de Lope en general, un éxito de masas. La obra encierra la esencia de una colectividad que, ante una amenaza externa, se une para protegerse y salvarse a sí misma. De este modo, Lope de Vega consigue crear una obra que conecta profundamente con el público de su época, pero también con el actual, puesto que “Fuenteovejuna” representa los anhelos inherentes a la naturaleza humana: el deseo de pertenencia a una comunidad, la confianza en el prójimo y la necesidad de mantener la esperanza.