Bella Clara Ventura es poeta y novelista colombo-mexicana-israelí de padre sudafricano, madre mexicana, abuelos turcos y griegos, nace en Bogotá con la furia de los vientos en un agosto de cometas. Su narrativa también es prolífica publicando varias novelas que abordan la condición humana desde diferentes facetas. El cuento no le es ajeno. Entre muchos reconocimientos es merecedora del Premio Internacional de Literatura Erótica «Anaís Nin» por su libro Afrodita en el alma (2024). Reconocida por el Gremio Poético Colombiano como la Mejor poeta Colombiana en el Exterior (2024). Seleccionada por esta misma institución como la ganadora del Premio al Mérito Literario (2025).
¿Cómo describirías tu espíritu creador?
Mi espíritu creador es como yo, impredecible, pero bien disciplinado y atento a escuchar musas o quehaceres extraordinarios que puedan enriquecer mis textos. Un espíritu abierto a recibir la información que me encamine hacia mayor creatividad y al despliegue de la fantasía, sin olvidar el sesgo original que toda obra debe llevar como sello personal donde se imprima la autenticidad de la creación, ya sea en poema o en narrativa. Es un espíritu creador que debe fluir y hallar su propia corriente donde situar su palabra en el mejor lugar y con la más valiosa intención. Un espíritu creador que se regodea con los retos literarios.
¿Qué mensaje esperas transmitir a través de tu palabra?
El mensaje que pretendo y anhelo transmitir con mi palabra halla respaldo en la valiosa intención que mencioné en la respuesta anterior. Un aporte alentador donde la transmutación de lo oscuro llegue a la luz y brille en el corazón del lector. Es la imagen de un mundo de situaciones y personajes densos que gracias a su labor interior van buscando salidas que los ayuden a evolucionar. Con sus procesos siembran un mensaje de esperanza para una humanidad, que se vive a la deriva.
¿Qué papel juega la emoción en tu proceso creativo?
La emoción es parte vital en mi acontecer creativo. Es un motor inicial que lleva la llama del fuego que inspira y conduce al estímulo para el desarrollo de la idea o la materialización de la misma bajo la palabra adecuada y la metáfora que ilustre bien el pensamiento. Toda una orquestación intelectual que no abandona la emoción para tratar de plasmar lo mejor posible el contenido y la forma al amalgamar el sentido de lo propuesto.
¿Cómo ha evolucionado tu estilo a lo largo de los años?
No sé qué tanto ha evolucionado mi estilo durante los años de escritura, ¡que ya no son pocos!, pero lo que resulta seguro es que el oficio hace al maestro. Inclusive con mi reciente novela “Rehén de la memoria” que es una reedición con mi maravilloso editor Sial Pigmalión en cabeza de Basilio Rodríguez Cañada, veo que definitivamente un texto escrito hace años exige pulimiento y sobre todo se abre a nuevas posibilidades sin perder su esencia.
¿Qué influencias han marcado tu trabajo?
Siendo una autora de múltiples ascendencias pienso que mi escritura está permeada por las culturas a las que me he visto expuesta como: la colombiana, la francesa, la mexicana, la turca, la surafricana y últimamente la israelí. Son riquezas que voy sumando a mis relatos para darle la fuerza de lo vivencial que cada situación, espacio y tiempo me han permitido conocer más de cerca. Todo se funde en mí para reforzar la pulsión de mi creatividad, que no dudo tenga mucho de mágica y visceral. Bailan tradiciones diversas en mi mi haber. Se perfilan en mundos que se entremezclan para cantar otros sonidos y notas de todos los tiempos.