La poesía de Alfonsina Storni es un mundo de convergencias, estilos y búsquedas, un espacio en el que lo romántico y lo modernista dialogan con la ruptura de los cánones tradicionales. En un continente que ha convertido la transgresión de normas en parte de su identidad cultural, Storni hizo de su obra un punto de intersección entre corrientes y una expresión sincera de sus propias vivencias, donde los temas de vida, naturaleza y muerte emergen como una trilogía inseparable en sus versos.
En su poesía, la presencia constante de la vida y su entorno aparece tanto como una celebración de lo humano como una reflexión sobre su fugacidad, el vínculo esencial que une al ser con su entorno y su inevitable fin. Este diálogo con la muerte en sus versos es revelador; Storni no evita el drama de la finitud, sino que lo comunica con una valentía y una claridad que da testimonio de su lucha personal y artística. Para Alfonsina, el lenguaje era una herramienta poderosa que, al nombrar la muerte, la acercaba al lector, convirtiéndola en algo palpable, reconocible. Esta capacidad de nombrar y darle sentido a lo inefable es lo que eleva su poesía a un plano profundo y universal.
La escritora mexicana Coral Bracho expresa que " La palabra escrita en un poema, no sólo pesa, es insustituible. Cada palabra en un poema está ahí, no sólo por lo que nombra." En el caso de Storni, esto cobra un sentido singular: cada palabra, cada elección de tono e imagen es insustituible, elegida con el peso de quien sabe que en el lenguaje reside la capacidad de hacer visible aquello que la vida misma muchas veces oculta. Walter Benjamin, en su diálogo con Gershom Scholem, propuso una teoría del lenguaje en la que cada cosa en el mundo posee su propio “idioma”, como si la realidad y las palabras fueran inseparables en un esperanto divino. En la poesía de Storni, el lenguaje también funciona de esta forma: es una puerta que conecta su subjetividad con el universo, estableciendo una ficción que, aunque artística, tiene el poder de acceder a verdades humanas esenciales.
A través de esta visión, la ficción y la realidad en sus poemas no se contraponen sino que convergen en una realidad poética, donde lo que importa no es si lo que se nombra es literalmente cierto, sino si es verdadero en el sentido más profundo. Storni, consciente del poder de esta verdad poética, utilizó la palabra como un medio para descifrar y transformar el dolor y el deseo en imágenes que hoy en día siguen resonando. A la poeta le interesan los problemas que se suscitan en esta dimensión humana y que son íntimamente afines con su concepción del lenguaje.
El dramatismo de su vida, que se filtra de manera quieta y esencial en su obra, no es simplemente una reacción a las corrientes estéticas de su tiempo, sino un acto de arrojo en su búsqueda de comunicar lo trascendente: la vida, la realidad y la muerte como pilares del arte y de la existencia. Así, la poesía de Alfonsina Storni se convierte en un diálogo constante y eterno con lo humano, donde dialogan intermitentemente la realidad y la ficción como frente a un espejo y, donde el lenguaje, con su riqueza y profundidad, se transforma en un reflejo fiel de la verdad, tal como la autora la percibía.