Gastronomía Castiza

La vendimia madrileña: un ritual ancestral

La Comunidad de Madrid no es solo conocida por su dinamismo urbano, sino también por una rica tradición vitivinícola que ha florecido en sus alrededores. 
Tren del Vino de Valdepeñas Visitas guiadas - JillWellington
photo_camera Vendimia - JillWellington

Esta herencia se manifiesta con gran esplendor durante la vendimia, un evento que celebra la cultura del vino y su profunda conexión con la tierra madrileña.

La vendimia, el momento crucial de la recolección de la uva, marca el punto álgido del ciclo agrícola en la Comunidad de Madrid. El inicio de la campaña, que suele comenzar en la subzona de San Martín de Valdeiglesias con la recolección de la variedad Albillo Real, es un acontecimiento de gran importancia económica y cultural. Los meses de septiembre y octubre son testigo de esta labor, que concluye con la vendimia de variedades de maduración más tardía, como la Garnacha Tinta en las comarcas de El Molar y Arganda del Rey.

Más allá de la recolección, la vendimia se ha convertido en una experiencia de enoturismo que atrae a locales y visitantes. Bodegas y viñedos ofrecen actividades como la pisada de uva, visitas guiadas y catas comentadas. Estas experiencias no solo permiten a la gente conocer el proceso de elaboración del vino, sino que también fortalecen lazos con el entorno rural y el trabajo de los viticultores.

Vinos con Denominación de Origen: un patrimonio reconocido

La Denominación de Origen Protegida (DOP) Vinos de Madrid, creada en 1990, es el sello de calidad que respalda la producción vinícola de la región. Esta DOP se divide en cuatro subzonas distintivas: Arganda, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias y El Molar. Cada una de estas áreas aporta sus propias características geográficas y climáticas, lo que se refleja en la diversidad de sus vinos. La producción madrileña, que incluye una gran variedad de uvas autóctonas como la Malvar y la Garnacha Tinta, ha ganado prestigio a nivel internacional, exportando a países de la Unión Europea, Estados Unidos y China.

El vino madrileño ha demostrado su capacidad para competir en mercados globales, consolidando una industria que no solo contribuye a la economía, sino que también preserva la identidad y el legado de sus zonas rurales.

El vino en la cocina: de la copa al fogón

La versatilidad del vino va más allá de su consumo en copa, ya que se ha convertido en un ingrediente fundamental en la gastronomía. Sus propiedades, como la acidez y los taninos, aportan complejidad, profundidad y sabor a un sinfín de recetas. El vino tinto, por ejemplo, es ideal para la elaboración de salsas y estofados de carne, como las carrilleras o el rabo de toro. Por su parte, el vino blanco aporta frescura a platos de pescado, marisco y arroces.

Un ejemplo perfecto del uso creativo del vino en la cocina es la receta de Cocochas en salsa verde.

En este plato, el vino blanco no solo se utiliza para crear la base de la salsa, sino que también contribuye a la emulsión de la gelatina del pescado, resultando en una salsa ligada, brillante y llena de sabor. Es una muestra de cómo un buen vino de Madrid puede elevar una receta tradicional a un nivel de exquisitez inigualable. La cocina madrileña ha sabido integrar sus propios caldos para crear maridajes perfectos y platos que son un auténtico deleite para el paladar.

Y como siempre aquí os dejo esta increíble receta espero que os guste.