Vecinos del barrio madrileño de Montecarmelo han denunciado la imposición de multas de hasta 601 euros por parte de las autoridades municipales tras participar en una sentada pacífica el pasado 11 de abril para impedir la tala de más de 200 árboles en el Parque de Montecarmelo. La protesta se organizó en respuesta al avance de las obras del futuro megacantón de basuras y sede de Selur, una instalación de 10.000 metros cuadrados promovida por el Ayuntamiento de Madrid y adjudicada a la empresa Urbaser.
Según los vecinos, estas multas, enmarcadas como "desobediencia a la autoridad", se suman a otras ya impuestas por valor de 100 euros por supuestamente remover vallas durante la primera jornada de la tala. Los participantes aseguran que su actuación fue completamente pacífica, como puede comprobarse en las imágenes publicadas en redes sociales.
La tala comenzó el 9 de abril bajo el argumento de que se trataba de un trasplante de árboles, una afirmación que el propio alcalde, José Luis Martínez-Almeida, sostuvo públicamente. Sin embargo, tres semanas después, más de la mitad de los ejemplares han muerto o están en estado crítico, entre ellos un cedro central del parque. La empresa IGM, responsable de los trabajos, presentó unos permisos caducados, tal y como denunciaron la Asociación Vecinal de Montecarmelo y la Plataforma de Afectados por el Cantón, ya que los trasplantes solo pueden realizarse legalmente entre octubre y marzo.
Apoyo constitucional y denuncias judiciales
Las asociaciones vecinales recuerdan que el artículo 45 de la Constitución Española reconoce el derecho de todos los ciudadanos a disfrutar de un medio ambiente adecuado y el deber de conservarlo. En esa línea, defienden que sus acciones fueron un ejercicio legítimo de defensa del patrimonio natural de Montecarmelo y, por extensión, de todo Madrid.
Las plataformas han anunciado que las denuncias presentadas por presunto delito medioambiental, malversación y prevaricación están a la espera de decisión judicial. En palabras del portavoz Paco Arranz, “el diálogo que dice mantener Almeida con los vecinos no ha existido: ha sido el de la mentira y la motosierra”.
Por su parte, la presidenta de la asociación vecinal, Charo del Campo, ha invitado a todos los madrileños a conocer “el mejor mirador de la sierra de Madrid desde el corazón verde de Montecarmelo”, un enclave estratégico junto al Parque Natural de la Cuenca Alta del Manzanares, el Anillo Verde Ciclista y el Camino de Santiago.
Peticiones ignoradas
El colectivo vecinal recuerda que lleva más de un año esperando respuesta a las 14.000 firmas que solicitan reubicar la macroinstalación industrial lejos del parque. Proponen trasladarla a una zona industrial próxima, a solo dos kilómetros, mejor conectada por transporte público y más adecuada para los trabajadores, cuya labor valoran. Esta alternativa, aseguran, cuenta con el apoyo de toda la oposición y el consenso de los vecinos, condiciones que, según han declarado, el delegado de Urbanismo Borja Carabante exigió para considerar cambios en el proyecto.
No obstante, denuncian que hasta la fecha no han recibido contestación ni del alcalde ni del delegado, lo que consideran inaceptable en un Estado de derecho y contrario a la obligación de todo cargo público de escuchar y representar a la ciudadanía.
El conflicto en Montecarmelo refleja una creciente tensión entre el modelo de desarrollo urbano impulsado por el Ayuntamiento y las demandas vecinales por un urbanismo sostenible, transparente y participado. La tala masiva y las sanciones impuestas a quienes intentaron impedirla solo han servido, según los colectivos, para reforzar el compromiso con la defensa de su parque. “Esto no ha terminado”, concluyen.