España y Marruecos han reafirmado esta semana su voluntad de consolidar una nueva etapa diplomática, tras el histórico cambio de postura del Gobierno español sobre el Sáhara Occidental en 2022. En una comparecencia conjunta en Madrid, el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, y su homólogo marroquí, Nasser Bourita, subrayaron el “cambio de paradigma” que atraviesan las relaciones bilaterales, que consideran “en el mejor momento de su historia”.
Desde la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, ambos representantes defendieron la hoja de ruta acordada tras el encuentro de Pedro Sánchez con el rey Mohamed VI hace dos años, en la que España pasó de apoyar un referéndum de autodeterminación para el Sáhara a respaldar la propuesta de autonomía bajo soberanía marroquí, presentada por Rabat ante Naciones Unidas.
De la tensión diplomática al "modelo de alianza"
La relación entre España y Marruecos ha vivido numerosos altibajos en los últimos años. Las tensiones alcanzaron su punto álgido en 2021 tras la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, lo que provocó una crisis diplomática sin precedentes, la retirada de la embajadora marroquí en Madrid y una avalancha migratoria en Ceuta. El acercamiento entre Sánchez y Mohamed VI, y el reconocimiento de la propuesta marroquí como “la más seria, creíble y realista” por parte del Ejecutivo español, supuso un giro que no solo ha reactivado la cooperación, sino que ha generado polémica en España, incluso entre los propios socios de coalición del Gobierno.
Este respaldo ha sido interpretado por Rabat como un punto de inflexión. “La postura de España no es aislada. Veintidós países de la UE, Estados Unidos y los países del Golfo también la apoyan”, aseguró Bourita. El ministro marroquí criticó con dureza a quienes aún defienden “posiciones antiguas” que, en su opinión, condenan a los saharauis a “seguir viviendo otros 50 años en campamentos”.
Cooperación migratoria, económica y regional
Entre los puntos fuertes de esta nueva etapa destaca la cooperación migratoria, que según Albares ha permitido reducir en 2024 en un 5% la llegada de inmigrantes irregulares a las costas españolas, en contraste con el repunte registrado en otras zonas del Mediterráneo. También se avanza hacia la apertura de aduanas comerciales en Ceuta y Melilla, un gesto simbólico y económico que contribuiría a normalizar las relaciones con las ciudades autónomas.
En el plano comercial, los datos son igualmente elocuentes: más de 6.000 empresas españolas exportan regularmente a Marruecos y otras 900 tienen presencia directa. En 2024, el comercio bilateral alcanzó un récord de más de 23.000 millones de euros.
Ambos ministros destacaron además la cooperación para impulsar una reforma de la Unión por el Mediterráneo, que permita fortalecer el eje sur de Europa y su proyección con África. También abordaron la inestabilidad en Oriente Medio y reiteraron su apuesta por una solución de dos Estados en el conflicto entre Israel y Palestina.
El Mundial 2030, símbolo de entendimiento estratégico
La organización conjunta del Mundial de Fútbol 2030 entre Marruecos, España y Portugal fue uno de los ejemplos utilizados por ambos ministros para ilustrar el nuevo marco de confianza. “Este tipo de proyectos eran impensables antes de 2022”, dijo Bourita, que recordó las palabras del monarca alauí calificando a España como “socio natural”.
Sombras en la relación: intereses cruzados y escándalos
Pese al clima de entendimiento, las relaciones hispano-marroquíes siguen atravesadas por intereses sensibles y tensiones latentes. En los últimos años se han multiplicado las denuncias sobre el uso del software Pegasus para presuntamente espiar a miembros del Gobierno español, incluyendo el propio Pedro Sánchez, lo que en su momento abrió otro frente de sospechas en las relaciones exteriores.
A su vez, organizaciones de derechos humanos y sectores políticos denuncian el silencio de España ante la represión de voces disidentes saharauis en los territorios ocupados y la situación en los campamentos de Tinduf. También preocupa la falta de transparencia en aspectos relacionados con la migración, el control de fronteras y las concesiones económicas a empresas españolas en el norte de África.
Una alianza con vocación de futuro… y vigilancia crítica
Los ministros reconocieron que aún persisten “diferencias” y que la relación ha vivido “crisis cíclicas”, pero insisten en que ahora impera una visión pragmática y una comunicación fluida. Albares reivindicó que España no debe mirar a Marruecos con prejuicios, sino con ambición compartida: “Somos vecinos y socios en una región estratégica para el futuro de Europa”.