Declaraciones

Almeida arremete contra Ortega Smith: “Hace tiempo que no debería ser concejal” y exige “más neuronas y menos testosterona” en el Ayuntamiento

La bronca entre el alcalde de Madrid y el portavoz de Vox escala tras un enfrentamiento de este último con profesores del IES San Isidro, desatando un nuevo choque institucional

Almeida - Foto Ayuntamiento de Madrid
photo_camera Almeida - Foto Ayuntamiento de Madrid

La tensión entre el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el portavoz municipal de Vox, Javier

, ha alcanzado su punto álgido tras los recientes incidentes protagonizados por este último en un acto institucional. El regidor popular ha sido tajante al afirmar que “hace mucho tiempo que Ortega Smith no debería ser concejal del Ayuntamiento de Madrid”, calificando su conducta como incompatible con los valores que exige la representación ciudadana.

El detonante de este nuevo episodio fue un agrio enfrentamiento entre Ortega Smith y dos profesores del Instituto San Isidro, ocurrido durante la presentación de la programación cultural de Veranos de la Villa. El portavoz de Vox, en plena intervención ante los medios, fue increpado por los docentes tras calificar de “chiringuitos” a los colectivos LGTBI+ y feministas. La reacción de Ortega fue despectiva: les llamó “gentuza” y “personajes”, y posteriormente declaró que “en su vida privada, a algunos les mandaba a cantar a un campanario”.

Frente a este comportamiento, Almeida ha vuelto a exigir responsabilidad institucional, recordando que ya en diciembre de 2023 Ortega Smith protagonizó una agresión en el Pleno del Ayuntamiento contra el edil de Más Madrid, Eduardo Rubiño. “Desde entonces, ha acumulado incidentes e insultos impropios del cargo que ocupa”, ha señalado el alcalde, quien resumió gráficamente la demanda ciudadana con un “más neuronas y menos testosterona”.

La oposición exige su dimisión inmediata

Las críticas no han llegado solo desde el gobierno municipal. Rita Maestre, portavoz de Más Madrid, ha exigido la “dimisión inmediata” del portavoz de Vox, a quien calificó de “matón con traje”. En palabras de Maestre, Ortega Smith ha construido su carrera “a base de violencia verbal y física contra quienes no comparten su ideología”. Además, ha mostrado su apoyo a la comunidad educativa del IES San Isidro, a la que agradeció “valentía frente a la intimidación”.

Maestre ha denunciado que Ortega acudió a un centro público para “insultar a docentes y despreciar a colectivos vulnerables”, al tiempo que reivindicó políticas de convivencia y respeto institucional. En su intervención ha reclamado al Ayuntamiento que actúe para “proteger la dignidad democrática de sus instituciones”.

Ortega Smith responde con ataques a la izquierda

Lejos de recular, Ortega Smith ha utilizado sus redes sociales para cargar duramente contra Maestre y su formación. En un mensaje incendiario, ha llamado a la edil “asaltacapillas” y ha acusado a Más Madrid de “ser cómplice de violadores y maltratadores”. Asimismo, ha defendido su derecho a denunciar lo que denomina “chiringuitos feministas y LGTBI” y ha afirmado que la izquierda promueve el “acoso sistemático” a los simpatizantes de Vox.

“Dimite tú y todo tu partido por ser cómplices del Gobierno más corrupto de la historia”, zanjó Ortega Smith en su réplica.

Una fractura institucional creciente

Este nuevo choque profundiza la brecha política en el Ayuntamiento de Madrid, donde la crispación ha sustituido al diálogo entre los principales grupos. Mientras Vox acusa al PP y a la izquierda de “perseguirles ideológicamente”, desde el resto del arco municipal se reclama un mínimo de responsabilidad institucional y respeto democrático por parte del portavoz de la ultraderecha.

Desde el entorno del alcalde, se descarta por el momento una moción formal para forzar la salida de Ortega Smith, pero el mensaje político de Almeida ha sido claro: “No está a la altura del cargo que ostenta”.

En un contexto de creciente tensión política, la ciudadanía madrileña asiste a un espectáculo que pone en entredicho la convivencia democrática y vuelve a evidenciar los límites del discurso radical en las instituciones públicas.