Mira la vida

Zurita, me dejaste sin público ayer

(Carnets de viaje. México, 15 de noviembre 2023)

María Antonia García de León recitando. Presentadora del Acto, Grisel Estrada, profesora de la UAM y escritora (15-11-2023)
photo_camera María Antonia García de León recitando. Presentadora del Acto, Grisel Estrada, profesora de la UAM y escritora (15-11-2023)

Sí, el poeta chileno Raúl Zurita ha arrasado en la Ciudad de México. Ha cortado todos los laureles. 

Zurita, me robaste el público ayer. Yo lo celebro. Te admiro, te quiero. A mí no me importa. “No me opongo”, como decía con sentido del humor el escritor Valle Inclán.

Mientras tú llenabas el Bellas Artes, yo me dirigía a una “inmensa minoría” (Juan Ramón Jiménez dixit) y cortaba los laurelitos de las devotas señoras Laura y Albornoz, que sentadas en primera fila disfrutaban de lo lindo. Así como la licenciada Antonieta Rascón, y otros más asistentes hasta once. Todo acontecía en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, de la Ciudad de México.

Fundación/Museo Casa del Poeta en Ciudad de México
Fundación/Museo Casa del Poeta en Ciudad de México

Qué disfrute de velada, casi en la intimidad de los fieles de la poesía, hasta llegar a mi poema Amar América. Fue el broche de oro, y di un pequeño excursus sobre el paradigma del pájaro solitario sanjuanista y sus cinco cualidades (vid. San Juan de la Cruz, príncipe de los poetas de España) y el paradigma de la guacamaya, que es el meollo de este poema mío.

AMAR AMÉRICA

(A San Juan de la Cruz, a su pájaro solitario)

 

I

Misterio de lo escaso, un enigma. 

 

No hay mejor degustador de riqueza 

que el medio fraile de la noche oscura. 

Esplendores atisba, desde la cárcel

de una muralla toledana. 

 

Qué lujo los cardos de Sánchez Cotán,

qué gozo la sobriedad Morandi, 

qué elegante el gesto del Caballero. 

 

II

Yo vengo de un tiempo antiguo. 

De mi abuela de Trento, 

de un país austero, tremendo, 

del ayuno de los sentidos, 

del estómago más transparente, 

del negro arisco, 

de la cal, 

de la sombra espesa, 

del aburrimiento refinado de la provincia, 

de la tristeza honda de Tristana, 

de la Casa Grande, poco pero bueno, 

de la Fiesta, 

del hace un sol de justicia.

 

Una opulenta escasez 

bajo un cielo augusto. 

 

III

Yo vengo de la Nueva España. 

Puro Siglo de Oro. 

Pasión América. 

Aquí todo es deseo. 

Que estallen en mí: 

tus plumas, tus colores,

tu exuberancia, 

tus árboles acorazados, 

tus serpientes, 

tus zócalos,

tus iglesias, 

tus conventos y conventillos.

 

El mayor encanto, amor. 

Yo, pájaro pardo, 

vengo del menos es más.

 

La propiedad rala de Alonso Quijano, 

la casa del portalón grande, 

su menú casi de hambre, 

en el Territorio Mancha. 

 

IV

Estalle América en mí, soy alma Siglo de Oro. 

 

Yo soy Sahagún y mi abuela Trentina. 

En mí se da un melting pot ancestral. 

La fuerza del vino en la boca limpia, 

de un catador celoso.

 

En mí, dos opuestos complementarios: 

el pájaro solitario que no luce color 

y en esplendor, brilla la guacamaya. 

 

Cuando sueño en aquellos roquedales, 

aquel sol, aquella higuera,

viene el rastro de mi abuela Umbelina. 

 

La guacamaya es mi otro yo,

mi genuino existir. 

Como no hay dos sin tres, ya soy Otra. 

El Nuevo Mundo completa mi existencia.

(Amar América, Ed. Sial, 2020)

Una anécdota preciosa. Entre el reducido público estaba una joven amiga mía, Karla Compeán, que exclamó entusiasmada: ¡mi novio es el pájaro pardo, yo soy la guacamaya! Esta joven, tiene un novio castellano de Segovia, con el que próximamente vivirá en España. 

Tronaron los aplausos de mi querida y excelente minoría, y me quedé sin libros. Qué gran noche. Zurita, te amo, y te estoy leyendo estos días soleados de noviembre en la Ciudad de México.

POSTSCRIPTUM

Raúl Zurita ha sido reconocido por toda su obra literaria en la Biblioteca Legislativa de la Cámara de Diputados (14 de noviembre, 2023) y durante toda la semana, ha recibido el homenaje de la Ciudad de México, poder político y ciudadanía. Lo celebro de corazón. La poesía está siendo un género emergente en estas décadas del Siglo XXI. Goza de buena salud y buena prensa, aun siendo cosa de minorías.

Todo ello me lleva a un viejo tema sobre el que suelo reflexionar: qué bien trata América a sus escritores, cómo los premia. 

Ya de jóvenes, los nombra diplomáticos, embajadores… Recuerdo aquí a Rubén Darío, Alfonso Reyes, Neruda, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Carlos Fuentes, etc. etc. Y de mayores, la fuerza del poder los bendice. 

Lo vivo en la Ciudad de México estos días de noviembre, en los que se homenajea al poeta Raúl Zurita, y en los que leo el magnífico y detallado ensayo de Malva Flores “Estrella de dos puntas”, sobre estos escritores de México, la amistad y enemistad de Octavio Paz y Carlos Fuentes, y una pléyade de escritores de la América hispana que aparecen. 

Y recuerdo a mi querida España, madre y madrastra que, tradicionalmente, los ha homenajeado post mortem.

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