Hay que distinguir entre no hacer el mal y hacer el bien, aquello es obligado y esto es supererogatorio. Es absurdo proclamar, como pretende la ministra del ramo, que resulta insuficiente ‘no ser racista’ y que tenemos la obligación de ‘ser antirracistas’ o, lo que es lo mismo, participar del movimiento ‘Teoría crítica de la raza’ * que da por sentado que el racismo es normal y permanente y que el problema es que la gente -en especial los blancos- no lo ve, ni lo reconoce, ni actúa contra él.
El Estado no tiene entre sus obligaciones, ni siquiera entre sus derechos, imponer una conducta como parece pretender este Gobierno inspirado en el llamado ‘posmodernismo aplicado’. El deseable Estado liberal debe establecer las leyes y normas que permitan una igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. Al mismo tiempo debe proteger y privilegiar a los más débiles, pero también ha de preservar la autonomía de cada ciudadano para que pueda alcanzar su propio ‘camino de perfección’. Definir al ciudadano ideal como aquel que practica proactivamente la filosofía woke de turno resulta, además de ridículo, propio de una dictadura.
No hace tanto que para ser un ‘buen español’ había que ser ‘feo, católico y sentimental’ y todo lo que al Régimen se le ocurriera. Hoy nos parece intolerable que se nos forzara a practicar el catolicismo, como hoy resulta inaceptable que nos pretendan forzar a practicar el antirracismo, por más que ambas propuestas puedan tener unos nobles fines. Por las mismas razones huelga la insistencia en que seamos ecologistas radicales o simpatizantes del movimiento LGTBIQ+.
Kant nunca salió de Konigsberg pero fue capaz de entender mediante la introspección al ser humano en toda su dimensión. Esta capacidad la tenemos todos y es fomentada por una buena educación, lo cual nos permite entender el mundo ‘a nuestra manera’, sin tener que rendirnos a la marea ideológica con la que nos inundan: hoy son los disparates queer, ayer las soflamas marxistas y anteayer las religiones del Libro. La capacidad de tener un criterio propio e informado no viene dada sino que es consecuencia del estudio y la reflexión, prácticas que hoy son poco consideradas.
*Richard Delgado y Jean Stefancic. Critical Race Theory: An introduction. (New York University Press, 2017)