En corto y por derecho

Rain Man

La película de Barry Levinson ‘Rain man’ protagonizada por Tom Cruise y  Dustin Hoffman, quién ganó el Oscar a la mejor interpretación, llevó al gran público el conocimiento del autismo. En aquella época (1988) se distinguía entre esta conducta y el llamado Síndrome de Asperger, aunque hoy ambas forman parte del conjunto TEA (trastornos del espectro autista). La idea que existe en la sociedad es que las personas con TEA poseen unas capacidades intelectuales especiales y una manifiesta dificultad para las relaciones sociales. La reciente película española ‘Wolfgang’ abunda en este perfil, los TEA con altas capacidades. Así, se comenta que Elon Musk tendría un TEA que justificaría su genial intuición para los negocios y lo bizarro de su comportamiento en público.

Sin embargo, los padres de los pacientes con TEA y los profesionales sanitarios que se ocupan del asunto tienen una percepción muy distinta. Al ser un espectro hay una gran variedad de cuadros clínicos y si bien existe el perfil citado, hay una gran mayoría cuyos trastornos de la conducta, al margen de su capacidad intelectual, resultan invalidantes. Esta situación supone un reto para la sociedad porque su integración social resulta en bastantes ocasiones una labor de extrema dificultad. Esto lo padecen de forma muy especial sus familiares.

Al desconocer su etiología y mecanismos fisiopatológicos no existe un tratamiento específico para los TEA, aunque existan múltiples herramientas paliativas que en bastantes ocasiones resultan insuficientes. Está descrito un grupo de variantes genéticas asociadas al TEA que pueden ayudar a orientar el diagnóstico o servir. como factores predictivos de su potencial heredabilidad.